Capítulo 36

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Hipócrita y Falsa

Jen

—No te atreverías.

Le disparé al hombre que lo acompañaba justo en el corazón. O quería que la bala diera su impacto ahí, pero no estaba completamente segura. El hombre calló recibiendo la potencia, mientras gritaba de dolor, tocándose el pecho en el suelo.

Chase Campbell ni siquiera se inmutó.

—Predecible.

—¡Quieto! —soltó Ingrid, con voz temblante en cuanto Chase se venía acercando hacia nosotras.

Él se detuvo, sonriendo.

—¿Disculpa? Mi hija ha matado a alguien, tengo que ir a felicitarla.

Estaba enfermo.

Ambas teníamos las armas en alto todavía, sin dejarlas en ningún momento. Teníamos que estar listas para cuando Chase Campbell decidiera hacer algo en contra de nosotras. Era un sujeto peligroso que creía ser mi padre por su tonta fantasía infantil de querer a mi madre para él. Tenía miedo de que hiciera alguna jugada sorpresa y acabe con la vida de Ingrid, para llevarme con él.

No quería volver a vivir con mi madre, menos ahora con Chase como figura masculina en el hogar. Sería algo realmente estresante y estaría cuidándome la espalda en todo momento.

—Prende tu teléfono y diles que liberen a Mathias o no voy a dudar en llevar la dirección de la bala a tu cabeza —agregué con miedo más que con seguridad.

Él empezó a reír.

—Esta bien. Pero sólo porque tú lo quieres así, mi niña.

Prendió su teléfono y logró comunicarse con uno de sus hombres. Le dijo que suelten a Mathias Hamilton, y que además, le den un auto para que pueda movilizarse.

—Ah, y otra cosa... —siguió diciendo, hasta que volvió a mirarme—. Jennie, ¿quieres hablar con tu novio?

Me dirigí rápidamente hacia allá, deseando poder decirle muchas cosas. Pero luego me detuve abruptamente al darme cuenta que no estaba pensando con inteligencia. No debía acercarme a él. Tal vez podría hacerme mucho daño y obligar a Ingrid a bajar el arma en cuanto me tenga sujetada al frente de él.

Entonces ahí perderíamos.

—El teléfono en el suelo y camina hasta, el fondo de la habitación —solté.

—¿No confías en mí?

Negué.

Era muy estúpida su pregunta y lo había hecho para molestarme, o simplemente para llevar mi atención a cosas sin importancias para atacar. Él se resignó, asistiendo. Hizo lo que le pedí y caminó hasta al fondo de la habitación.

—¿Mathias?

Jennie.

—¡Mathias! —solté con emoción.

Poder hablar con él me impresionaba. Su voz estaba desgastada. Quería preguntarle muchas cosas, entre ellas como se encontraba, que le habían hecho, etc. Pero no podía alargar la conversación, porque cada segundo contaba en esta mierda. Ahora pudimos ganar, ¿pero qué pasará si Chase vuelve y no tenemos la misma suerte?

Le expliqué que se tenía que dirigir a la mansión D’abbraccio, pero seguir el camino izquierdo en unos quinientos metros más o menos. Él asentía en todo momento, rápido. Con ganas de irse de allí lo más pronto posible.

Dulce Dolor (TERMINADA)Where stories live. Discover now