Capítulo 4

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Nota de autor al final del capítulo.

Cuando salió de donde Marcela, Daniel Valencia, sabía exactamente a dónde se dirigiría: a buscar a Beatriz Pinzón. La cuestión era, dónde podría estar. Daniel estaba seguro que mujeres como ella seguían viviendo con sus padres; era fácil de deducir, dado su comportamiento, además, no se la imaginaba viviendo sola en un apartamento.

Entonces, si lo más probable era que la doctora Betty estuviera en casa de sus papás, ahora la pregunta era dónde quedaba.

―Mariana, hágame un favor. ―llamó a la joven secretaria que se encontraba atareada detrás de su escritorio.

Ella se puso de pie.

―Sí, dígame, doctor, ¿en qué le puedo ayudar? ―respondió ella.

Se acercó a ella peligrosamente con un aire de complicidad.

―Dígame, ¿usted sabe dónde vive la doctora Beatriz?

―Ah... sí, claro, doctor... somos buenas amigas. ―la muchacha obviamente no se esperaba esa pregunta.

―Entonces podrá indicarme dónde queda, ¿verdad? ―dijo con una media sonrisa.

Mariana se quedó en silencio por un instante y le dirigió una mirada rápida a Sandra, quien se encontraba en el puesto de trabajo de al lado, observando la escena con atención. La chica se compuso y por fin contestó.

―Eh... sí, doctor... ¿le anoto la dirección?

―Por favor, si es tan amable. ―respondió en tono condescendiente.

La joven se apresuró a escribir en un papel y se lo entregó.

―Aquí tiene, don Daniel.

―Gracias. ―respondió obligado, alejándose inmediatamente para coger el elevador.

Patricia se apresuró, casi corrió hacia él en ese momento. Sus ojos se clavaron instintivamente en las piernas de la mujer. Era imposible no desearlas.

―Daniel, Daniel... ¿ya se va?

―No, Patricia, acabo de llegar.

―Ay, Danieeeeel, deje el sarcasmo.

―Nunca, Patricia. ¿Acaso no me conoce? ¿Necesita algo?

―Noo, Daniel, solo quería despedirme de usted... decir adiós. ―dijo, acariciándose el cabello.

―Bueno, pues ya lo hizo. Permiso. ―dijo cortante y entró al ascensor.

Necesitaba hablar con Beatriz lo antes posible, y el tiempo no dejaba nunca de correr.

***

―Hola, mamita, ¿cómo le fue? ―preguntó su mamá en cuanto entró a la casa.

Betty estaba destrozada, se sentía terrible.

—¿Betty? —preguntó doña Julia, al no obtener respuesta.

En lugar de contestar, lo único que pudo hacer fue desplomarse en los brazos de su madre.

—Ay, mija...

—¿Qué pasó, Betty?

—Betty, ¿qué pasa? —preguntaron don Hermes y Nicolás, respectivamente.

Beatriz soltó a su mamá, y trató de componerse.

—Nada. Que acabo de entregar mi cargo, de entregar Terramoda y de entregar una parte de mi vida. —respondió sin poder detener las lágrimas.

Fake Lovers: Un desenlace alternativo de YSBLF (Daniel x Betty)Where stories live. Discover now