Algo por encontrar

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Cuando el director dio la señal para terminar la grabación, Namjoon dejó escapar un sonoro bufe con sus hombros cayendo pesadamente. El muchacho realmente pasaba un momento difícil teniendo que pararse delante de las cámaras cada vez. No tenía la facilidad y el carisma natural de su primo para actuar y su conocimiento al respecto no ayudaba demasiado a su confianza en sí mismo.

—Hombre, te juro que pensé que iba a cagarla. Por un momento se me olvidaron las líneas que debía decir y se me enredó la lengua con la última frase. Casi suelto una barrabasada por los nervios.

—Mi adorado primito, si tú llegaras a joder la toma tan cerca del final, yo creo que hago un nudo con tu cola y te meto al maldito ataúd.

Seokjin rio malicioso y señaló en dirección a la caja fúnebre que ya comenzaba a ser trasladada por cuatro tipos bien fornidos.

—Sabes, Jin, me temo que todo este lugar no se ve muy vampírico para mí. Digo, lo normal sería esperarse más velas y tal vez un salón de rituales. Dicen que hacían muchos sacrificios, invocaban familiares y toda la cosa de magia extraña.

Respecto al planteamiento de su rimo, el castaño hizo un asentimiento, decepcionado, y bebió un sorbo de la botella de agua que le había dado el chico de utilería.

—Supongo que esto de los vampiros no sea más que otro mito a medias. Al fin y al cabo, sólo hay que ver el caso de Vlad Tepes. El sujeto no era más que un grandísimo hijo de puta sanguinario que se ganó el nombre de Draculea solo por su padre. Y gracias a Stoker, medio mundo en verdad cree que el conde Drácula es un señor vampiro de la mitología.

Nam se quedó en silencio por unos segundos, reflexionando con la mirada perdida en algún punto a lo lejos en el gran salón.

—A decir verdad, no sería la primera vez que nos sucede. ¿Recuerdas todo el rollo de las momias? Son reales pero dudo mucho que vuelvan a la vida…

—¡Exacto! Seguro que aquí pasó algo similar a lo que sucedía con los faraones. Son varias culturas las que atribuían poderes e inventaban leyendas acerca las figuras regentes. O sea, puede que aquí se reunieran algunos nobles bastante sanguinarios y despiadados y por eso los pueblerinos les hayan etiquetado como vampiros.

—Oh, sí, me parece lógico —respondió Namjoon como si no hubiera escuchado demasiado de lo que dijo Seokjin. Toda su concentración parecía ir en aquella dirección a la que miraba hace un rato.

—Nam, ¿qué es eso tan interesante que ves desde hace rato? —Seokjin intentó seguir la línea de mirada de su primo, pero no halló nada llamativo.

—No. No es nada, solo cosas mías. —Seokjin frunció el ceño y lo miró con escepticismo.

—Ah-ah. Ahora sí que me vas a contar. Siempre sueltas ese “no es nada”, cuando en realidad te parece algo importante. Anda, desembucha.

Namjoon le miró derrotado y suspiró. Su primo le conocía demasiado bien, y no era para menos, se habían criado como hermanos desde que Namjoon nació y también fue juntos que descubrieron su pasión por los secretos de las viejas civilizaciones.

—Bien, mira a tu alrededor y dime lo que ves.

Dando un vistazo paciente al salón, Seokjin no logró encontrar nada más que lo obvio que ya había visto antes.

—Veo que hay muchos candiles en las paredes y los dos focos de luz que puso el equipo. Todo parece normal para mí.

—Bien, ahora fíjate allá. —Namjoon señaló un punto a lo lejos en el muro. —Todos los candiles están colocados equidistantes en una simetría perfecta. Sin embargo, allí falta uno.

—Bueno, pudieron haberlo quitado por alguna razón.

—No lo creo. —Namjoon caminó un poco más cerca e iluminó la pared con la linterna de su móvil. —Mira, ni siquiera hay una marca de que hubiera algo aquí antes. Y si te fijas, el candil a la izquierda está fuera de lugar, más cerca del siguiente de lo que debería. Es como un gran espacio en blanco que no me parece muy normal que digamos. Los arquitectos que construían estos castillos eran muy perfeccionistas.

—Hombre, yo también creo que hay gato encerrado. —Seokjin se acercó al polvoriento candil desubicado y jaló un poco de él superficialmente, con mucho cuidado. Luego miró a su primo con ojos brillantes de emoción. —Nam, esto se mueve. Voy a tirar de él a ver qué pasa.

—Hey, no. Para tus caballos —Namjoon le dijo alarmado. —Eso podría ser una trampa, estos ricos eran fanáticos de esconder sus fortunas. Deberíamos buscar una soga o algo para tirar desde lejos.

Seokjin rodó los ojos con aburrimiento.

—Oh, vamos, Nam. ¿En serio crees que habrían escondido su oro en un lugar donde se reunían montones de personas? Por favor, esto no está precisamente demasiado oculto que digamos. Si muero, te dejo mi colección de los aztecas.

—Trato hecho.

Y entonces Seokjin sonrió y tomó una larga inhalación, sintiendo la emoción de lo desconocido recorrerle la piel y tiró fuerte de la pieza hasta donde su movilidad permitía, apostando todo en aquel momento.

¿Quién podría imaginar lo que vendría para ellos desde ahora?






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¿Y bien? ¿Qué esperan ustedes que suceda? 😉

Nos leemos en el próximo capítulo.

Kisses🐰💖

En las fauces del vampiro «kookjin»Where stories live. Discover now