Caminante nocturno

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A lo largo de sus veinticinco años Seokjin siempre se había considerado a sí mismo como el tipo de persona que disfrutaba de los pequeños placeres de la vida. Una taza de chocolate caliente en invierno, una noche de películas con sus amigos, unos tiernos mimos para él, eso era más que suficiente para hacerlo sentir muy dichoso.

Así que justo en ese momento, abrazado a algo cálido y grande que se amoldaba a su figura, se sentía magníficamente.

Era agradable la sutil brisa que soplaba periódicamente en su coronilla formando un pequeño cosquilleo en su cuero cabelludo.

Todo estaba magníficamente. Al menos hasta que comenzó a ser consciente de que su cabeza estaba apoyada sobre algo que subía y bajaba acompasadamente y la brisa en su cabello no era otra cosa más que el aliento de alguien.

Oh, sí, Seokjin estaba más que convencido de saber quién era ese alguien.

Él empezó a liberarse de su ensoñación y finalmente, en medio de su vagancia letárgica, reunió la voluntad para abrir los ojos y mirar hacia arriba. Mala idea.

El rostro del vampiro quedó tan agravantemente cerca del de Seokjin, que el hombre solo tuvo el reflejo primario de intentar alejarse de golpe para recuperar su espacio en medio de su estupor.

—¡Santa mierda, Jeon! —El rostro de Jungkook se contrajo de incomodidad ante aquel repentino grito viniendo tan de cerca.

Dejando un empujón para nada delicado sobre el otro cuerpo, Seokjin buscó apartarse con rapidez sin haberse percatado de lo que había a sus espaldas. Lo cual era nada.

Jungkook reaccionó rápidamente al escuchar el sonido sordo del cuerpo de Seokjin cayendo al suelo y un quejido adolorido del castaño.

—Ay, joder, mi pobre espalda —Seokjin protestó, se sentó en el piso y sobó su parte trasera. —Esto es tu culpa, Jeon.

—¿Eh? —Jungkook levantó su cabeza y la apoyó en su mano, su codo como sostén se hundía en el colchón. El vampiro miró a Seokjin con sus redondos ojos ámbares llenos de curiosidad. —¿Cómo esto es mi culpa?

Seokjin entrecerró sus ojos y lo miró acusador en respuesta.

—Te metiste a mi cama de nuevo —él recriminó poniéndose de pie y se cruzó de brazos con ceño fruncido incluido. —No te hagas el tonto. Esto —Seokjin le apuntó con un dedo y luego a sí mismo, señalando a ambos varias veces para referirse al hecho de ellos compartiendo el mismo espacio—, lo hemos hablado ayer.

Oh, sí que lo habían hablado. Porque si Seokjin iba a quedarse y aceptar lo que Jeon quería, entonces él también debía ceder y admitir las exigencias de Seokjin. Y entre sus demandas, había dejado bien en claro que no quería a Jungkook metiéndose en su cama a escondidas. Debía respetar la privacidad de Seokjin, y eso no estaba sujeto a discusión.

Sin embargo, aquí estaban ahora, con Jungkook descaradamente tendido sobre el colchón y Seokjin enojado porque no fuera capaz de respetar su espacio.

—Ayer quedamos en que yo no me metería a tu cama y te daría privacidad.

—Exactamente —Seokjin afirmó. —Entonces, ¿qué rayos haces aquí? —Gruñó el castaño en su dirección.

Jungkook le ofreció una sonrisa socarrona y el castaño alzó una ceja sin entender qué era lo gracioso.

—¿Acaso te has fijado que esta no es tu habitación?

Seokjin rápidamente paseó sus ojos alrededor verificando lo que Jungkook decía. Y ciertamente era diferente, más grande, tenía una decoración incluso más refinada y la cama también era superior en tamaño, aunque las sábanas estaban a juego con las de la que estaba en el cuarto del castaño.

En las fauces del vampiro «kookjin»Where stories live. Discover now