Extraño despertar

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Aquella siguiente vez cuando Seokjin abrió los ojos, se encontraba cubierto de sangre que cubría todo su cuerpo y también alrededor. Él estaba asustado; muy asustado y estremecido. ¿Sería su sangre derramada y estaba a punto de morir o tal vez de alguien más?

No era momento de hacer suposiciones, era momento de intentar salvarse ahora que tenía una segunda oportunidad y ni siquiera sabía cómo, pero estaba agradecido de seguir con vida.

Seokjin se sentó con premura y vio después cómo la sangre se deslizaba hacia abajo desde su pecho y brazos sin dejar rastro ni mancha en su descenso; era ilógico. Entonces fue que el espejismo de su letárgica mente se rompió.

El castaño se frotó los ojos y miró una vez más con detenimiento.

No era sangre aquello que recubría su figura, sino sábanas carmesí tan suaves que le abrazaban y se deslizaban sobre su silueta como agua.

Se encontraba en una cama –una realmente grande. Las sábanas rojas al igual que el tapiz en las paredes de la habitación, y Seokjin no era capaz de imaginar cuántos hilos tendrían, pero la tela se veía del tipo que él no podría permitirse ni aunque ahorrara toda la vida. También tomó una vista panorámica de la alcoba y juró por lo bajo al ver tanto lujo en un solo lugar. El sitio le recordaba al estilo decorativo que tenía el castillo de Thalduin, pero con un toque de modernidad. Era algo así como la alcoba de un rey, como esas que solo verías alguna vez en películas y que lucían demasiado perfectas como para aceptar que pudieran existir realmente.

Pues sí, Seokjin estaba en una de esas y no tenía ni puta idea de cómo llegó hasta allí.

Incluso alguien se había tomado el trabajo de cambiarle sus sucias ropas ensangrentadas por el pijama de algodón más suavecito y cómodo del mundo. La sensación era como estar hundido entre las nubes –Seokjin imaginaba que se sentía así– y le encantaba totalmente.

Otra cosa que le llamó la atención, fue aquella mesa rodante que había junto a la cama y estaba servida con platos de suculenta carne, un vaso de jugo, uno de agua y un montón de frutos, varios de los que jamás había visto en su vida pero que si estaban allí seguramente eran comestibles.

El olor de la carne recién cocida le golpeó en el olfato de forma abrumadora y Seokjin tenía la boca hecha agua y algo así como un agujero negro en su barriga que exigía ser saciado con urgencia absoluta. Tanto así, que tomó y rasgó todo con sus manos y llenándose la boca sin importarle realmente las normas de etiqueta o los olvidados cubiertos que también allí estaban.

Cada vez consideraba que era más lo que tenía que agradecer a quienquiera que fuere la persona que le había salvado y mostrado tal hospitalidad a un perfecto desconocido como él. Sin embargo, eso podría esperar hasta que lograra deshacerse de la inminente presión insoportable que había en su vejiga y hasta ahora se hacía verdaderamente notable.

Apurado, Jin puso los ojos en una pequeña puerta a un costado de la habitación, no tan lejos de la cama, y corrió hasta ella rezando para sus adentros porque se tratara de un pequeño baño como los que solían tener siempre anexados esas habitaciones ostentosas. Para su suerte, había apostado correctamente. Una gran sonrisa de alivio se dibujó en su rostro al ver el cuartito minimalista con elementos de porcelana. Rayos, él podría ver su reflejo en ese inodoro, pero honestamente, ahora tenía cosas más apremiantes que hacer con él.

Un suspiro de alivio resonó en el pequeño baño cuando Seokjin finalmente se libró de la presión que cargaba, fue algo así como si llevara una semana sin orinar y por fin alcanzara la liberación.

Cuando hubo terminado, sintiéndose ahora mucho mejor, algo llamó su atención al caminar hacia la puerta y que su vista se deslizara por su propio reflejo en el espejo de marco plateado colgando encima del lavabo. Él retrocedió un par de pasos y volvió a mirarse, ahora inclinándose para ver más de cerca.

Se trataba de su cuello. Extrañamente, no había heridas ya, la piel estaba sana y tersa y él recordaba claramente a la criatura y aquellos filosos incisivos que se enterraron en su carne hasta casi arrancar un buen trozo. ¿Cómo era aquello posible? Semejante lesión habría necesitado de sutura y mucho tiempo para sanar por completo, y de ninguna manera la cicatrización sería tan buena, ello dejaría grandes marcas. Pero en su cuello no había pruebas de haber sido mordido más allá de los cuatro diminutos puntos rosas de piel tierna que el chico consideró como el lugar donde se habían clavado los colmillos que eran más largos en buena medida.

Pero entonces… ¿había dormido tanto tiempo? ¿Un mes tal vez? Él no se sentía como eso. Ciertamente sus articulaciones crujían un poco y se notaban entumecidas otro tanto, pero no al punto de alguien que hubiera estado inconsciente por tantos días.

Bien, eso debería averiguarlo una vez que terminara de arrasar con lo restante de comida en la bandeja junto a la cama.

Seokjin estaba preocupado, y mucho, acerca de qué podría haber sucedido con su primo y los otros dos muchachos, ni siquiera sabía si seguían con vida o no. Pero él era un hombre realista y con los pies en la tierra, sabía que nada bueno salía de torturarse con aquello que no podía solucionar. Por mucho que quisiera, no podía correr en ayuda de los muchachos sin ayudarse a sí mismo primero.

Así que: a lo hecho, pecho. Es todo lo que le quedaba.

Su mejor opción era ir solucionando una cosa a la vez y ahora se imponía terminar de llenar el agujero en su estómago, y así lo hizo. Él fue de vuelta y comió hasta saciar su voraz apetito.

Al terminar con todo lo que podía comer, totalmente gratificado y satisfecho, limpió sus manos en una servilleta que notó a un costado y se desplomó sobre la cama con brazos abiertos dispuesto a pensar en alguna estrategia a seguir de ahora en adelante –por supuesto, si no era vencido por el sueño de nueva cuenta.

La sensación de una de sus manos aterrizando sobre algo duro le exaltó. Fue entonces cuando cayó en la cuenta de que había un bulto hundido en el colchón disimulado por completo bajo las sábanas a su lado. No tan cerca, pero tampoco tan lejos. Sólo lo suficiente para ser alcanzable.

Seokjin se alarmó. Había peinado la habitación con la mirada y no prestó atención a la desigualdad que allí se encontraba; pensó que serían cojines o algo así. Ahora se daba cuenta de su error. Sin pensarlo mucho más, él se puso de pie y tiró de las extensas sábanas hacia abajo.

Él gimió de asombro al ver su respuesta.










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Holiii~ por fin de vuelta con un capítulo nuevo🤗.

Sé que en este capítulo no hubo mucho contenido de historia, fue algo más suave y lento. Pero a pesar de que originalmente había escrito más allá, decidí dejar este capítulo hasta aquí y el resto para el siguiente, dado que me pareció mejor para conservar esa sensación de desorientación y desconocimiento hay sobre el personaje en este nuevo entorno.

A partir de este punto, la historia comienza a dar un giro y sólo espero no defraudarles 😅, estoy muy agradecida por todo su apoyo hasta ahora.

Ojalá hayan disfrutado de este capítulo más sencillo, traeré el siguiente lo antes posible. Kisses🐰💖

En las fauces del vampiro «kookjin»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora