La felicidad tiene tu nombre

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La alegría de todos los días comienza al ver un mensaje tuyo. Hermosa dama que me ofreció su amistad, sin darme cuenta se convirtió en algo más.

Tu simpatía y ternura, tu fuerza e inteligencia, tus habilidades y locuras te hacen una mujer única, valiosa que tuve la suerte de tener en mi vida.

Sí la felicidad tuviera un sonido, diría que es tu risa. Porque naciste para reír y contagiar a los demás. Me encanta escucharte reír. Tu risa es una invitación a la locura buena y eso me hace quererte cada día más.

El problema no es la distancia, son los celos porque sé que estás en los brazos de otro y yo te miro con ternura y con deseo. Ardo en ganas de pasar tiempo a tu lado, hablando o contemplándote en silencio.

Hay artistas que valoran obras de arte y yo no soy artista, pero te valoro con los mismos ojos porque sos más importante que una obra de arte, sos una de esas personas que no abundan en el mundo.

Tu nombre, original y único, es el sonido más agradable que escucho, pero no sería sincero si no te dijese todo lo que siento porque me gustás y eso implica muchos pensamientos cargados de erotismo, donde vos y yo nos entregamos a la pasión y pecamos de lujuria.

Tu habilidad para convertirte en un dama recatada y la mujer más sexy me parece admirable y cautivador.

Muero de ganas por acariciar tu piel, por contemplar tu desnudez y por compartir los momentos más tiernos que nos regale la vida.

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