La vez que conocí a un Ángel

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Ella es una mujer especial y créanme que no es una frase trillada. Lo es de verdad. Su corazón es de oro puro. No conoce el odio y aunque pueda perder la paciencia, siempre perdonará, pero eso no significa que pueda abusar de su bondad.

Alguien dijo que ella es un Ángel y tiene razón. Llegó en un momento horrible de mi vida y le inyectó dosis de sana locura, alegría, risas, apoyo y amor.

Ella me regaló su amor incondicional y no supe valorarlo. Hubo malos entendidos y ambos cometimos errores. Los celos y la decepción me llevaron a querer sacarla de mi vida, sin darme cuenta que es muy importante. No la necesito para vivir, pero vivir sin su compañía es algo gris y vacío. Pero llenó mi vida de valiosas lecciones que tengo la dicha de reconocer.

Extraño su voz, esa voz tierna y suave comparable con el cantar de las aves que se cuela hasta el alma y deja marcas, marcas bonitas que impulsan a ser mejor persona.

Si alguna vez una mujer te ama de la misma forma y es buena persona porque su corazón es grande y se esfuerza por sus metas y sus sueños, no la dejes ir. No esperes a que las cosas cambien de rumbo, no te arriesgues a perder la oportunidad. Si una mujer te ama y sentís lo mismo, decíselo, que sepa que te volvés loco por besar sus labios, los acariciar su cabello, por oler su aroma, por pasar tiempo juntos. No cometas el mismo error que yo.

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Cuentos de amor y pasión y dolorWhere stories live. Discover now