Capitulo 1

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La Flor Mágica

En las profundidades del bosque prohibido se encontraba una mágica flor; capaz de dar vida eterna y salud.

Para muchos no es más que una leyenda, pero para otros la solución a sus problemas.

Un hombre cuyo propósito era encontrarla, se adentro en ese oscuro y peligroso bosque. Tenía que conseguir la flor como sea, de eso dependía la vida de la mujer que amaba y su hija.

(Horas antes)

Los llantos se podían escuchar de lejos, quien estuviera cerca podría saber el sufrimiento de aquella mujer, que se encontraba muy mal por su embarazo, no había posión ni hechizo que calmara el dolor. Su amado esposo ya enojado con sigo mismo recordó algo...

Flashback

Un castaño de ojos grises caminaba de un lado a otro con desesperación.

— ¡Regulus! — se quejó Severus.

— ¿¡Que!?. No me pidas que me tranquilice, sabes perfectamente que mi esposa morirá si no encuentro una solución. — contestó Regulus jalando sus cabellos.

Severus también estaba preocupado por su amiga pero debía mantener la cabeza fría.

Regulus murmuraba cosas sin sentido, cosa que estaba hartando a Snape.

— ¡Basta!. Regulus, tengo una solución para esto, pero es demasiado peligroso...— comento el Pelinegro en un susurro y mirando que nadie los observará.

— Lo que sea por mi familia— dijo Regulus rápidamente.

Severus suspiró

— En el bosque prohibido...hay una clase de flor, muchos dicen que es solo una leyenda, pero....es verdad, oí a muchos mortifagos hablar de esto, pero realmente nadie sabe su ubicación exacta.

Regulus escuchaba  en silencio

— Escucha atentamente Regulus, esta flor podrá salvar a tu mujer e hija. Pero recuerda que el señor tenebroso también la querrá si la encuentra...

Fin flashback

Rápidamente el castaño salió de su mansión escuchando los gritos de lamentos de su mujer.

Montando su escoba, emprendió camino al bosque.

Llevaba casi 2 horas buscando la flor, ya se estaba dando por vencido, hasta que algo brillante llamo su atención

Estaba a unos metros de la Flor. ¡Al fin la había encontrado!. Cuando se acercó para tomarla algo lo detuvo...

Una flecha rozó su brazo izquierdo.

Se dió la vuelta, encontrandosé con un grupo de Centauros. Encabezado por uno que parecía su líder.

— Alejate de esa flor..— dijo el jefe

Regulus no sabía que hacer se sentía entre la espada y la pared.

— No — fue lo único que dijo.

Los centauros apuntaron con sus arcos al muchacho. El jefe les hizo una seña para que bajarán las armas.

— ¿No?...muchacho esa flor no trae nada bueno, solo tendrás a cientos de personas buscando tu cabeza para obtenerla — trato de razonar el centauro.

— ¡Nescesito está flor!...Mi esposa está enferma y si no la llevo ella morirá junto con mi hija...— dijo Regulus sintiendo un nudo en la garganta.

Y ahí estaba Regulus Black rogándole a los centauros. Si su madre lo viera diría que no debería humillarse frente a esas criaturas. ¡Pero al demonio!

Haría todo por su familia y si no conseguía la flor, moriría en el intento...

–¿Como se que dices la verdad?— dijo no muy convencido el Centauro.

— Señor Centauro...solo quiero salvar a mi familia— rogó el castaño.

— Bane...mi nombre es Bane — dijo el Centauro

Los Centauros murmuraban entre si «¿Cómo podían confiar en ese muchacho?»

— ¡Lleva la marca tenebrosa!— exclamó con horror uno de ellos.

— Eres un Mortifago — afirmo con brusquedad Bane

Regulus comenzaba a desesperarse, sentía ganas de llorar de impotencia.

— Si, soy un Mortifago. Pero mis intenciones son buenas, el señor tenebroso no sabe de esto...solo lo hago por mi familia. Entiéndame, Bane, si no llevo esta flor donde mi esposa...ella morirá.

Bane suspiro mirando el cielo.

— Tus estrellas se han alineado. Joven Black, entiendo que tus intenciones son puras, salvarás a tu familia, pero las consecuencias estarán cerca. — dijo Bane pausadamente— Creo en las estrellas como el resto aquí y ellas me dicen que tú destino ya está escrito, pero el de tus descendientes puede cambiar, todo depende de las decisiones que tomen...Puedes llevarte la Flor.

Regulus sintió como el alma le volvía al cuerpo al escuchar aquellas palabras.

— ¡Gracias!. Le estaré agradecido siempre — dijo sincero.

Regulus con cuidado, tomo de raíz la Flor que brillaba con intensidad.

Conjurando una maceta metió ahí la Flor. Dirigiendo una última mirada al grupo de Centauros, se montó en su escoba.

En menos de unos minutos, llegó a la casa de Severus, allí se encontraba su esposa siendo atendida por un medimago de edad avanzada.

— Regulus..— murmuro su esposa que estaba al borde de la inconsciencia por el cansancio del dolor.

— Marlene. Tranquila, amor, ya tengo la solución, tú y mi hija vivirán — dijo con una sonrisa radiante Regulus contagiando a su esposa.

Los minutos iban pasando y aún Severus no terminaba.

— ¡Ahh! — grito su mujer sintiendo una contracción.

Regulus se acercó a ella tomando su mano.

— Tranquila, cielo. Todo estará bien.

Los gritos de Marlene iban en aumento. Severus llegó a la habitación con un frasquito con un líquido dorado.

Se lo entrego a Regulus quién, ayudo a su esposa a beberlo hasta la última gota.

Marlene pujaba con fuerza, apretando la mano de Regulus que estaba a su lado.

— Un poco mas— pidió el medimago viendo la cabeza de la bebé.

Marlene pujó con todas sus fuerzas.

En la habitación se escucho un llanto que fue como música para sus oidos.

El medimago limpio con magia a la bebe y la envolvió con una manta rosa.

— Es una niña muy sana— dijo entregandosela a sus padres.

Marlene y Regulus miraban con amor a la bebe de cabellos castaños y grandes ojos mieles.

Severus observaba todo desde una distancia prudente. El sería el padrino de la bebé.

— Es hermosa...— dijo llorando de felicidad  Marlene.

— Igual a tí — dijo Regulus besando la frente de su esposa y luego la de su bebe—. Ella será nuestra Hermione
Black Mckinnon...

Amar sinónimo de debilidad Where stories live. Discover now