Capitulo 1

4 2 0
                                    

Mis ojos se abren de sorpresa por culpa de un ruido que se escuchó en la parte baja de la casa. El ruido es un grito, son gritos de varias personas, cuando mi pie derecho toca el piso de mi habitación escucho a mi mamá gritando algo que no logro comprender, jamás la había escuchado usar ese tono, es una mezcla de desesperación y rabia. Ignoro la voz de mi cabeza que me dice que me quede en mi habitación y salgo, bajó unos escalones, solo los suficientes para poder ver sin ser vista.

Mis ojos se encuentran con una escena bastante traumática, mi mamá está sobre sus rodillas y sus manos están luchando para que le suelten el cabello. Una gota de sangre sale a consecuencia de un golpe que recibió en la boca y lágrimas bajan por sus mejillas.

Un hombre alto y grande es quien le está jalando el cabello, no le puedo ver el rostro por que lleva un pasamontañas, puedo escuchar sus fuertes jadeos por culpa del eco que hace la máscara. Escucho pasos así que corro hacia mi habitación y cierro la puerta, con cuidado de no hacer demasiado ruido. Los pasos se escuchan cada vez más cerca, con cada paso mi ansiedad aumenta, me encierro en el closet y trato de controlar mi respiración. Cuando la puerta se abre aprieto mis manos fuerte contra mi nariz y boca.

—¿Mika!—Escucho la voz de mi hermana y dejo salir todo el aire contenido. Mi ansiedad se convierte en alivio al escucharla.

—Aquí estoy—Le contesto saliendo de mi escondite improvisado, cuando la miro a los ojos una sonrisa tranquilizante se forma en sus labios, que en otro momento me hubiera ayudado, además que en sus ojos se refleja el miedo que está sintiendo en estos momentos.

—¿Qué está pasando?—Le pregunto aunque creo saber la respuesta.

—Tenemos que irnos de aquí, vamos—Estira su brazo para que la tomara de la mano.

—Pero ¿Qué está pasando Pam?—Rechazo su mano.

—Entraron a robar. Vamos, tenemo que irnos, necesitamos pedir ayuda.

—¿Entraron a robar?—La ansiedad, a la que ya le había dicho adiós, regresa de sopetón—Mire como le jalaba el cabello a mamá.

—Yo también mire algo parecido. Uno trae una máscara y a él solamente lo pude ver de espaldas. Vamos, Mika tenemos que salir de aquí—Se queda pensando y comienza a ver todas las esquinas del cuarto tratando de encontrar algo, una salida supongo.—Salgamos por la ventana, la caída no será tan mala.

Tiene razón, con algo de suerte caemos en los arbustos. La tomó de la mano y juntas nos dirigimos hacia la ventana, pero cuando estamos a cinco pasos de nuestro destino escuchamos a un hombre gritar.

—¡Hija de puta! ¡Me mordiste!- dice la voz más escalofriante que he escuchado, segundos después se escucha un golpe y como algo cae al piso. En mi cabeza pasan imágenes de mi mamá llorando en el piso. Cubro mi boca con mis dos manos para evitar que algún sonido salga, Pam me abraza enterrando su cabeza en el espacio que hay entre mi hombro y mi cuello, tratando de amortiguar el ruido. A pesar de que Pam tiene 18 años se mira de 12 por culpa del miedo.

—Revisa la parte de arriba, echas todo lo que veas de valor a la bolsa.— Se escucha una nueva voz, volteo a ver a Pam y ella hace lo mismo, sin pensarlo las dos caminamos hacia la ventana. Mi mamá no deja de gritar y dudo que algún día podré sacar sus gritos de mi cabeza. De pronto, sin ningún tipo de aviso, los gritos pararon y no pude evitar pensar lo peor. ¿Qué tal si le dieron un golpe demasiado fuerte? ¿Y si le cortaron la lengua? Pam me jala el brazo hasta que le hago caso, mis piernas temblaron cuando se abrió la puerta de una patada. Es un hombre alto y no lleva máscara, puedo ver su rostro perfectamente. No se mira grande, no creo que tenga más de treinta años, una fina capa de vello facial le cubre el rostro, es moreno y sus ojos son de un café intenso. Es un rostro que nunca se me va a olvidar.

Se nos queda viendo, sorprendido, supongo que pensaron que no habría nadie. Pam entrelaza sus dedos con los mío y yo aprieto lo más fuerte que puedo. El intruso avanza hacia nosotras mientras nosotras retrocedemos, después de unos pasos chocamos con mi escritorio y nos detenemos, pero él no se detiene, sigue caminando hacia nosotros, lo hace lento como torturandonos. Con cada paso que da va subiendo su brazo derecho apuntando a nuestra dirección. La sangre abandona mi rostro cuando me doy cuenta de que el objeto que sostiene en su mano es una pistola. No puedo moverme, todo mi cuerpo está en shock, jamás en mis 16 años había visto una pistola de verdad. No tengo fuerza alguna para moverme, no somos un problema y en cuanto se de cuenta de eso nos dejará ir.

Como un canto angelical, se escuchan sirenas detrás de nosotras, el cuarto se llena de luces color azul y rojo. Sonrio, sonrio por que ya todo acabo, aprieto una vez más la mano de Pam a modo de celebración, ya todo se acabo. Llegó la ayuda, todo quedará como una mala historia.

—¡Mika!—Grita Pam y se pone frente a mí, después escuchó un sonido tan fuerte que me veo obligada a cubrir mis oídos con mis manos. No escucho nada, mis piernas por fin se rinden y caigo sobre mis rodillas a un lado de Pam, ignoro la sangre que me cubre y me centro en el cuerpo sin vida de mi hermana. Pongo mi mano sobre su pecho esperando que despierte, pero no lo hace.

Debí ser yo, iba a ser yo. Me preparo para recibir la próxima bala, no creo poder seguir viva después de esto. De todos modos un pedazo mio murio con ella. Me sobresalto al ver a dos policías entrar al cuarto y uno de ello le dispara al intruso, no puedo dejar de verlo. Con la mirada le estaba rogando ser la próxima, pero ese sueño se fue cuando le pusieron las esposas. Me están haciendo preguntas pero no logro escucharlas, me sacan casi cargando del cuarto y me llevan a la planta baja con mi mamá. Ella, al igual que yo, tiene un aspecto horrible, está despeinada y su pijama rota, tiene la cara llena de sangre por los golpes que recibió. Cuando me mira no puede contener un grito, trata torpemente de limpiarme la sangre. Me da un abrazo fuerte.

—¿Y Pam?—Cuando pronuncia su nombre las lágrimas salen de mis ojos y mis piernas comienzan a temblar, ocasionando que el policía me sujete para que no caiga al suelo.

Lo que es de mi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora