Prólogo.

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Todo había empezado de la manera más natural posible, como una suave ola llegando hasta ellos y cubriendolos con un suave frescor aterciopelado.

Fue durante el celo del omega, uno de los peores celos que podían imaginarse, después de todo, ¿Cuánto tiempo llevaba sin sufrir un celo?

Luzu había acudido a asegurarse de que el encierro de su amigo estaba siendo seguro para su salud y su estado mental, pero ante el consejo de Auron decidió no ir solo. Aunque era el bueno de Luzu, con su preciosa marca en la parte más bonita de su cuello, no era buena idea dejar que el alfa visitara a un omega en celo fuera de sí, aunque ese omega fuera el perfeccionista y siempre correcto Vegetta. Y oh cielos...



Desde luego no fue una buena idea.



Incluso con las gruesas paredes entre ellos, aquella puerta sellando la habitación, todo el nivel de detalle y seguridad del que solo aquel loco era capaz, Vegetta pudo oler a Luzu, peor, pudo oler a Auron en Luzu y el omega estalló con más poder destructivo que las bombas de la Hermandad.

Luzu pudo verlo todo a través de las cámaras. Como primero el omega prácticamente ronroneó por el alfa presente en su mansión, SU mansión. Una voz dulce y fácilmente reconocible del Vegetta que todos adoraban, sonriente, amigable, bromista... pedía un poco de atención, era tan dulce que Luzu dudó de aceptar. "¿Solo un abrazo? Le preguntó a Auron con la mirada. El psicólogo negó con el mismo silencio y su olor intentó consolar a su alfa.

ERROR.


Al instante toda la fuerza de Vegetta golpeó la puerta de su habitación-bunker y la pareja palideció al instante jurando que la puerta había caído estrellándose contra el suelo, pero no, gracias a los dioses la puerta seguía ahí, aunque joder, que golpe.

-¿Ve... Vegettoide? -intentó que sonara más la sonrisa que la preocupación.

Auron miró a Luzu compartiendo la preocupación y el mismo pensamiento: menos mal que en cuanto a construcciones inexpugnables Vegetta podía hacerle sonrojarse, porque no quería ver a un Vegetta mamadisimo loco por un calor descontrolado lanzándose sobre su alfa.

La voz de Vegetta se hizo presente, pero ahora era seca, arrastrada, no era Vegetta, era su omega, desquiciado.

-¿Por qué mi alfa huele a un sucio omega...? Alfa... ven aquí.

La piel de ambos se erizó hasta el punto de doler. La voz de omega de Vegetta era algo tan ilógico que rayaba el absurdo. Imitaba los efectos de la voz de mando de un alfa, pero a diferencia de la privación de voluntad que provocan los alfas, la voz que solo Vegetta podía entonar, hacía que desearás con todo tu ser someterte a la adoración de esos ojos amatistas. Por suerte, esos ojos no podían clavarse en Luzu al estar encerrados, por suerte, Auron estaba allí para sostenerlo y evitar que su alfa diera un paso más hacia la bestia.

-Alfa~ -arrulló la voz del omega de Vegetta sin conseguir disimular la frustración de no estar siendo obedecido, casi podían oírle recostandose lentamente contra la puerta- Ven, borraré ese desagradable olor de tu piel...

-Oye calvo -Luzu sonrió a Auron aliviado de que fuera él quien hablase, el miedo hizo que una risa nerviosa se le escapase, el bueno de su Luzu... Vegetta no era un omega común, diablos, nadie diría que aquello era realmente un jodido omega- compórtate o entraré a llenarte la cara de putazos.

Silencio. Un largo y escalofriante silencio. Joder que si era escalofriante.

-Ven a intentarlo chiqui -gruñó la voz del omega encerrado intentando imitar al verdadero Vegetta- a ver quien termina en el suelo, primero tu, luego alfa gemirá debajo mío mientras le arranco ¡tu asqueroso olor a dentelladas!

Otra vez saltaron de la impresión en sitio cuando Vegetta casi consigue tirar la puerta abajo.

-¡El único olor que quedará en alfa será el mío y el de vuestra sangre! ¡¡VEN AQUÍ SUCIO!!

Auron agarró con más fuerza de la necesaria a un Luzu boquiabierto y en shock sacándolo de la mansión a prisa. Ya bajo el cielo respiraron, dándose cuenta de que durante la carrera ninguno de los dos se había atrevido a respirar mientras escuchaban los rugidos, amenazas y golpes de aquel endemoniado omega.


JODER.


PUTO LOCO.

-No podemos dejarlo así -suplicó Luzu.

A pesar de ser él el alfa, su dulce corazón lo hacían entrañable. Auron amaba a aquel ser, dios, con toda el alma.

-Cierto, tiremos la llave y asegurémonos de que no salga nunca -bromeó.

-¡Auron!

Auron rió ante la adorable cara de indignación de su niño, joder, si que lo amaba.

-Escucha lo que te digo mi niño, aquí todos están peor que locos, y ni así, ni así, van a querer estar ahí dentro con ese puerco.

-Willy.

Si, bueno. Quizás si hay alguien.

Olor a manzanaWhere stories live. Discover now