60: El Primer Amanecer, III Final.

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Ante ellos, Rubius se dejaba caer, apoyando la frente sobre un muñeco de nieve, que movía las ramitas secas que eran sus brazos, sobre su alborotado pelo blanco.

-Lo siento Rabis.

El oso asintió, sin despegar la frente del montón de nieve que procuraba no moverse demasiado. Sintió a Vegetta junto a él, acercándose hasta estar a su lado, sin dejar de consolarlo.

-¿Podemos traerla de vuelta no? -Auron solo quería quitarle hierro al asunto.

-Si Rabis, ya lo has hecho dos veces, esta vez te ayudaremos todos.

Pero, cómo iba ha hacerlo, después de todo, de tantos errores, de ser un imbécil que había provocado la desaparición de todo Karmaland, y ellos lo sabían, por eso, ellos, no decían nada.

-Se lo pediremos a los dioses, después de hoy nos lo deben.

Rubius dejó de respirar, no por dolor, no por el aire juguetón de la voz de aquellas palabras, si no porque necesitaba estar seguro de lo que había oído, y su respiración solo era un ruido más.

-Alexby tiene razón chiqui. Vamos.

-Qué dices Vegetta, después de... todo, vais a...

-Todos cometemos errores, mira Auron.

-¡¿Eeeeeh?! ¿Qué pasa conmigo pajarraco?

-No puede ser tan difícil hacerla humana otra vez -Willy esquivó a Fargan que se lanzaba contra Auron, dando un paso atrás justo después de hablar.

No podía ser enserio, tenía que estar alucinando, era su imaginación o un golpe en la cabeza, no podían perdonar así de simple, todo, y ahí estaban, a su lado, esperando por él, Vegetta seguía a su lado. Sorbió de nariz, creyéndolo al fin, porque todos estaban ahí, esperándolo.

-Vamos calvo, te vas a quedar helado.

-Déjame Auron.

-¡Soy el médico y digo que despegues la calva de su culo! ¡No quiero limpiarte los mocos!

-¡A ver si lo que curas va a ser una nariz rota!

-Aaaah con que esas tenemos. Mira la calva que valiente, ven ven aquí ¡Puerco!

Luzu escondía la cara tras una de sus manos suspirando, sin querer ver como los dos hacían el payaso enredando sus brazos en intentos patéticos por fingir que podían pegarse el uno al otro.

-Eh... ¡tíos! Qué Vegetta se va -anunció Fargan- Con tu señora Rubius.

-¿Qué? -Rubius empujó a Auron deshaciéndose de su apretón- ¡Vegetta cabrón no te lleves a mi señora!

-Tioooos, ¿Y qué hacemos con Mangel? No puede quedarse así, ¿Los dioses tardarán mucho?

Lolito lo abrazaba, Mangel estaba totalmente ido, siendo guiado a un lado y a otro por el fuerte abrazo del risueño pelirrojo.

-A Lolo no le importa -bromeó Auron- Tiene otro aire.

-¡Pero míralos Alexby! ¡Si son la pareja perfecta!

-Fargan tío no...

-Vamos con Vegetta, él sabe curar aldeanos -Luzu sonó realmente feliz y esperanzado.

-¡¿Fiesta en casa de Triple Siete?! -gritó Lolito.

-¡¡¡Fiesta en casa de Vegetta!!! -anunció Fargan por todo lo alto.

-¡¡¡¿¿¿QUË???!!! NO, ¡¡¡¡LEJOS DE MI CASA COCHINOS!!!!

-¡Vamos Vegetta! ¡Yo os dejaría mi casa a vosotros! -protestó Fargan, miró a su espalda, donde debía de haber estado su casa, ahora solo había una enorme caída sin absolutamente nada-, pero la cosa está difícil ¡Alexby! Creo que me voy a quedar unos días en tu casa.

Olor a manzanaWhere stories live. Discover now