The Sin | BibleBuild

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– Por favor, dime que hay salida alguna.

– No. Lo siento. Esta vez no hay vía de escape.

– Pero... ¿por qué?

– Bib, bien sabes que es este nuestro pecado.

- Build, ¿qué tiene de malo?

– Sabes que esto está prohibido.

– Sigo sin entender la lógica de este mundo corrupto.

– Este es un mundo donde es el amor el que no tiene lógica y por ello nadie lo entiende. De esa manera, quienes estamos en el amor somos los verdaderos incomprendidos.

- Al menos agradecería pasar mis últimos minutos contigo.

- Me quedaré contigo. No pienso abandonarte justo al final.

- Abrázame, por favor.

– Oh, pequeño Bib. Te adoro. Eres lo mejor que me ha sucedido en esta vida, mi mayor pecado y de lo único que no me arrepiento.

– Parece mentira el que nos hayan descubierto. Dentro de poco estarán aquí.

– No temas; bien sabíamos que esto algún día podría suceder. Confórmate con que estoy a tu lado.

– Estoy aterrado. ¿Crees que van a matarnos?

- Sí, según ellos, somos herejes.

– Mera estupidez.

– Calma, pequeño, calma. Voy a protegerte.

- No vayas a intentar...

– Shhhhh.– lo mandó a callar.– Ya está decidido.

– ¡No! ¡No voy a permitirlo!

– Bible, mírame- Build lo tomó por los hombros, el menor estaba forcejeando- ¡Bible!

– ¡No es justo!

– Lo siento.– el mayor estalló en llanto y con un abrazo se aferró al cuerpo del menor.– Fue mi culpa. Yo fui quien cayó por ti primeramente y tú... Tú eras pequeño, no sabías lo que hacías, solo te dejaste llevar.

– Amor, siempre supe que mi destino era estar contigo. Bien sabía que era peligroso, todos esos besos, esas caricias que pasaban desapercibidas. Fue mi culpa también.

Build suspiró, se separó del cuerpo del menor, se secó las lágrimas. Tomó entre sus manos el rostro contrario y se dispuso a mirarlo. Bible también estaba llorando.

– Eres hermoso,– susurró el mayor.– siempre lo has sido.

– Tú también eres hermoso Biu.– pegó su frente y nariz con las de Build.

– ¿Sabes? Al principio pensé que te odiaría y míranos ahora.

Bible rió sonoramente.

– Recuerdo cuando éramos muy pequeños, una vez me mordiste un cachete por pura rabieta. ¿Te acuerdas?– comentó.

– Por supuesto que sí.

– ¿Hace cuánto tiempo fue eso?

– Hace ya 15 años; en ese entonces yo apenas tenía seis y tú tres.

– Hemos estado juntos por más de once años, P'Biu.

– Sí, pero en estos momentos el destino no está a nuestro favor.

– Estoy satisfecho.

–  Yo también, monstruito.

Se escucharon ruidos afuera. Su tiempo se estaba acabando...

– No te sacrifiques. Será difícil que me perdonen la vida y, en caso de que lo hagan, me será mucho más difícil vivir sin ti.

– Y a mi me será imposible no hacerte caso.

Los golpes en la puerta del cuarto se hicieron más fuertes. Estaban tratando de forzar la entrada.

– Bésame.– dijo Bible.– Si vamos al infierno, quisiera recordar el sabor de tus labios.

Acatando a esas órdenes, Build lo besó. Fue un beso ahogado entre sollozos, necesitado, donde ambos labios se buscaban como locos. Sentían el salado sabor de las lágrimas que rodaban por sus rostros.

Finalmente entró al cuarto el sacerdote con un pequeño grupo de guardias.

– ¡Mírenlos! ¡Esos traidores! ¡Herejes! ¡El diablo se ha apoderado de ellos! ¡Y pensar que vivían bajo mi mismo techo! ¡¿Cómo no me di cuenta antes?!– gritó el sacerdote lleno de su propia ira.


Bible y Build  no lo escucharon, o al menos intentaron no hacerlo.

– ¡Y pensar que son de mi misma sangre! ¡Son una vergüenza para la familia!

El mayor se separó del más chico, lo miró a los ojos y en un inaudible susurro le dijo:

– Te amo, hermanito.

– Yo también lo hago, hermanito.

Se besaron nuevamente; esta vez fue un beso casto, rápido, fugaz.

– Adiós.– dijo Build.

–Adiós.– respondió el menor.

El mayor abrazó a Bible tratando de protegerlo de lo que se venía.

– ¡Ustedes dos deben morir! ¡Y nadie más los matará sino yo, su propio tío! – El sacerdote, rebosante de rabia y cólera, tomó la espada de uno de los guardias y, asestando un solo golpe, atravesó el abdomen de ambos chicos.

( ...)

Los cadáveres de los "conspiradores contra las buenas creencias y traidores a la gracia y la benevolencia de Dios" fueron expuestos durante cinco días, hasta que, ya afectados por la podredumbre, se les dio sepultura como era debido. Así fue como murieron los hijos del rey, por cometer el pecado del incesto y la homosexualidad, cuando, a ojos de otros, solo se estaban amando.

Fin

La Mafia Nos AmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora