capitulo 7

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pov narrador

La intrépida humana después de su arduo viaje llegó a las grandes puertas del reino de los sindar y Lo primero que recibió fue un gran abrazo por parte de su muy querido amigo Legolas el cual gustosa aceptó.

-Te extrañe- soltó sin más la joven humana apretando un poco aquel adorable abrazo.

-Yo también- le respondió sobando los brillantes cabellos castaños de la joven- llegas en buen momento; en unas lunas tendremos la fiesta de la primavera- dijo entusiasmado.

pov (tn)

-¿Enserio?- pregunté incrédula, esas costumbres todavía no las había leído- y ¿ de que trata?- volví a preguntar.

-Pues, el equinoccio de primavera representa un tiempo de fertilidad entre los elfos, que transcurren esta estación dedicados a la persecución del romance y la canción- dijo Legolas al notar mi cara de asombro- Nosotros los Elfos, en la Fiesta de la Primavera, danzamos al son de la música con adornos florales, antes era alrededor de una gran hoguera pero la cosa hora ha cambiado, lo hacemos en el gran salón descubierto que da acceso a una hermosa noche estrellada.- contaba con gran entusiasmo.

-Suena esplendido, pero no creo encajar allí- dije para posteriormente deshacer aquel cálido abrazo que aun manteníamos.

-¡Tonterías!- exclamó-aunque si habrán muchas miradas sobre ti, pero te aseguro que serán de envidia- contesto mirándome a los ojos.

-¡vala mio!- exprese- eres tan coqueto y sigues sin novia- ataqué, y a los pocos segundos me arrepentí porque su expresión se volvió dura de repente- ¿qué es lo que sucedió?- pregunté preocupada, ya sabía que él tenía sentimientos hacia Tauriel, puesto que me lo había confesado en una carta cuando estaba en Rivendell.

-Nada, solo olvídalo ¿si?- dijo suplicante, así que no insistí.

Nos dirigimos a mi antigua habitación, todo estaba tal cual lo recordaba. Legolas me dejó sola para poder desempacar y tomar un buen baño. Al finalizar solo me puse una de las prendas que me había traído, no iba a usar vestido si no era necesario claro estaba.

La hora del almuerzo llegó, había algo extraño revolviendo mi estomago de solo pesar en que lo vería a Él, el elfo al cual no podía olvidar, quien pasaba por mi cabeza todas las noches antes de dormir, quien me tenia cautiva de su belleza tanto física como mental a pesar de su actitud arrogante y fría. Me dirigí al salón dando leves saltitos que simulaban una danza, dejé desconcertados a muchos guardias y elfos que por el camino me topaba, era tan rara para ellos mi sola presencia allí pero yo me encontraba extasiada quería verle, hablarle y sonreirle.

Al llegar a aquellas grandes puertas que separaban el comedor con la continuación de los pasillos laterales, las abrí por mi cuenta con gran entusiasmo reflejado en mi rostro, el cual desapareció en segundos al notar a una elfa situada muy cerca del Rey.

Era una mujer muy hermosa, su lacio cabello blanquecino llegaba más por debajo de su cintura, su piel lechosa resplandecía como porcelana pulida, sus ojos rasgados y de color azul profundo atravesaban mi cuerpo como cuchillas filosas, sin mencionar sus prominentes curvas las que resaltaban en aquel ajustado y escotado vestido fucsia el cual dejaba poco a la imaginación, también era más alta; unos pocos centímetros por debajo de la altura de legolas, pero al fin y al cabo mucho más alta que yo.

Ella era todo lo contrarío a mi.

-Ven y siéntate con nosotros- La suave voz de Legolas me saco de mi trance.

-si - respondí poniendo una sonrisa nuevamente en mis labios la cual obviamente era fingida.

Mi presencia había provocado que el rey me mire sorprendido y no prestara mucha atención a la joven que se encontraba a su lado.

¿Esto es real? (thranduil y tu)Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu