Consciencia inmortal

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—Aunque el cuerpo es un envase, lamento haber permitido que Alejandro dañara el tuyo. Tenía que hacerlo para que cuando este día llegara, se salvarán muchas vidas —dijo mi madre y no vi ninguna luz, tampoco un túnel, pero sabía que estaba muerta, aunque era muy diferente a lo que me había imaginado.
Nuestros cuerpos seguían existiendo, pero estábamos en otro lugar. Era como la cima de otro mundo, otra civilización mucho más tecnológica e igual de hermosa que la tierra. Estábamos en otro planeta. La tranquilidad que se emanaba era distinta. Podíamos observar a otras personas conviviendo desde la cúspide de una montaña que me transmitía una enorme tranquilidad.
—He escuchado que cuando te sientes más perdido es cuando estás a punto de encontrarte.
—¿Estamos muertas? —pregunté
—Depende de lo que definas por muerte —dijo mi madre antes de completar—: En tu definición de lo muerto, yo lo estoy, pero tú todavía vives.
—¿Y cómo es posible que pueda verte si estás muerta y yo no?
—No estamos en un mundo físico, Katherine, y si estás conmigo es porque quiero entregarte un último regalo —añadió Andrea—. Desde que te enteraste de que eras una loba comenzaste a odiarme. Te sientes engañada porque piensas que no eres mi hija. Tu instinto animal me asesinó y yo te he traído porque no quiero que continúes con tu existencia sintiéndote culpable.

—No te odio. Me odio a mí por haberte lastimado y si no estoy muerta, debería estarlo.

—En algún punto debes dejar de ser tan correcta si quieres completar tu misión. Tu parte humana no ha logrado quitar las costumbres de tu descendencia. Hoy voy a decirte quién eres en realidad, Katherine. —Andrea me extendió la mano y la dejé que me guiara por la montaña de colores morados.

La vegetación no era como la conocía.
La grama tenía tonos azules, mientras que el cielo iba variando su tonalidad.

Los hombres que estaban a lo lejos en su mayoría eran rubios, pero también pude determinar algunos pelirrojos y morenos. Había autopistas, pero eran distintas. La ciudad se conectaba por puentes aéreos y edificaciones progresistas más avanzadas que las nuestras.

—¿Dónde estamos? —pregunté.

—En tu verdadero mundo, Katherine —contestó mi madre antes de añadir—: Provienes de esta civilización, y, aunque yo no te di la vida en la tierra, descendiste de mi consciencia —aclaró—. Eres mi hija en todos los sentidos y mi única condición es que en la tierra mantuvieras tu verdadero nombre. Eyra modificó una parte de lo que eres, pero somos mucho más que una parte y la consciencia es lo más importante que poseemos. Más que las habilidades de movilizar objetos con la mente, o tener visiones, o paralizar con fuerza bruta a todo un ejército. Tu consciencia será tu escudo.

—¿Estoy soñando? Porque parece un sueño y si es un sueño, solo quiero abrazarte. Abrazarte y nunca despertar.

—Tu estadía en la tierra no es una casualidad. No me has perdido. Tienes que completar tu misión y volver a este sitio, porque este es tu lugar. Confío en ti, pero no olvides que tu mundo te está esperando.

—¿Mi mundo?

—Somos Lyrianos y estaba escrito que me quitaras la vida. Solo si moría en tus manos, podría traerte conmigo para darte las últimas especificaciones. Eres mi hija y siempre confié en ti. Eres la próxima guerrera de los Lyrianos, tú ocuparás mi lugar tesoro.

—Tu adorada hija te asesinó.

—Estaba planificado que fuera así. Ahora no lo recuerdas, pero creemos en un Dios superior que lidera a varias civilizaciones. Ese Dios encargó un proyecto en el que incluye específicamente a los humanos y a los Puros —habló con pausa—. Cuando me pidieron que participaras decidieron modificarte. Me buscaron a mí porque querían mi descendencia. Te necesitaban por tu conexión con Grace. Utilizan el amor como un arma para protegernos. En el proyecto se incluyó la maldad y nuestro plan es para vencerla. La luz debe elevarse por encima de las tinieblas, pero la luz y la oscuridad se mezclan. Nuestro Creador piensa que podemos transformar esa maldad. Tú tienes que hacerlo

Siempre vuelvo a ti Donde viven las historias. Descúbrelo ahora