Prólogo

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La Academia U.A. (Yūei Kōkō) es donde se forman los héroes.

O al menos una de las escuelas más reconocidas en este campo.

Es aquí donde se inicia la historia de dos alumnos muy sobresalientes y fáciles de destacar; tal vez por su fuerza, su Don extraordinario, su apariencia única, su personalidad difícil de tratar o simplemente por ser parte de aquellos que quieren ser héroes, luchando en campos de batalla y protegiendo a los débiles.

Sea cual sea el caso, ellos dos tienen nombres que cualquiera podría reconocer.

Es un día cualquiera para los alumnos de la UA, entrenar después de largas horas de clase es pan de cada día, una rutina establecida por la misma academia, aunque algunos aprovechan su tiempo libre para más entrenamiento.

Este día en especial las clases 1-A y 1-B están juntas en el campo de entrenamiento, es una de las veces en que las clases se unen para medir fuerzas y competir bajo la apariencia de ayudarse mutuamente, aunque ningún alumno se ve molesto por ello.

Aizawa tiene su planilla en mano, vigilando y anotando, tal vez sea demasiado flojo para muchas cosas y su ánimo pareciera contagiar de falta de energía pero se toma su trabajo muy en serio. Y es por ello que su cabello sube, sus ojos se tornan rojos y un grito explota por el lugar cuando nota cierto estudiante armando revuelo.


—¡Bakugou!


Regaña, llamando la atención de forma automática, deteniendo los diversos entrenamientos que se daban alrededor. El rubio se gira hacia él, no hay miedo o arrepentimiento, solo un ceño fruncido con molestia y reproche.

No había hecho nada mal, o al menos eso creía.

Pues si Monoma no era lo suficientemente fuerte para enfrentarse a él, no debió desafiarlo a un duelo. El que estuviera ahora en el suelo con múltiples heridas y viéndose incapaz de levantarse, no era culpa de nada más que su propia debilidad. Ni siquiera está usando su traje, es únicamente con la sudadera de la academia y aún así resultaba ser muy débil.


—Es un entrenamiento para mejorar sus capacidades, no para aplastar a tus compañeros.


—Tch...


Chasquea la lengua con fastidio mientras se cruza de brazos y comienza a caminar lejos de ahí, pues no tenía sentido seguir con aquel enfrentamiento ¿Qué podría aprender él de alguien como Monoma? Aizawa se calma mientras se agacha a la altura del chico aún en el suelo, lo ayuda a levantarse y lo observa con cuidado, aquel rubio de ojos azules no tarda en dar una sonrisa torcida y elevar su voz con burla, aún con tal situación.


—¿¡Oh, el gran Bakugou Katsuki está huyendo de una pelea!?


Se escuchan suspiros y murmullos, no tarda en llegar Kendo para callarlo y llevárselo (caído en sus brazos por su leve reprimenda) hacia la enfermería, Aizawa solo puede dejarlos partir con una expresión cansina y conflictuada. A veces es tan difícil enseñar y son esas veces en las que desearía cambiar de empleo pero verlos avanzar lo es todo, salvar gente es importante pero enseñarle a la nueva generación eso es aún más gratificante.

Bakugou está ahora recargado a la pared del edificio más cercano, viendo en silencio y fastidiado, hubiera vuelto para terminar de golpear a Monoma pero no solo le ganó aquella chica de cabello rojo sino que también era consciente de que no quería más problemas con su maestro. Aquel pequeño regaño no es nada, lo podría castigar quitándole su precisado entrenamiento o colocándolo a limpiar innumerables sitios.


—No deberías dejar que te afecte.


Se giró hacia esa voz monótona, plana y sin vida. Todoroki se acerca a su lugar pero no a él, sino a la hielera a su lado, de donde saca una botella de agua y bebe despacio. Observa sus movimientos con cuidado y tal vez demasiada atención, sin percatarse de que aún no le había respondido, pues cualquiera esperaría un grito y una grosería de su parte con solo respirar su mismo aire pero ahí está, mirándolo en silencio y sin siquiera lucir molesto por su "atrevimiento" de hablarle.


—¿No te hizo ningún daño, cierto? No sueles estar tan callado.


Volvió en sí tras su comentario, tal vez había sido dicho de esa forma tan plana que tenía para hablar pero también había dejado escapar cierto deje de preocupación y curiosidad poco vista en él, tapando su botella mientras esperaba una respuesta. Bakugou se reincorpora rápido, profundizando su ceño fruncido y chasqueando la lengua, responde de forma mordaz viéndolo directamente a esos ojos que siempre parecían estar vacíos.


—Eso no te importa, mitad-mitad. Además no pienso hablar contigo como si fuéramos amigos.


—Como quieras.


Responde sin cambiar su expresión o tono de voz, extrañamente no se marcha y Bakugou no le pide irse, simplemente se quedan a varios metros uno del otro mientras miran los entrenamientos frente a ellos. Escuchan un ruido tras el edificio que usan como sombra, intercambian una mirada y comienzan a caminar hacia el lugar, no parecen llamar la atención de nadie más.


—¡Mi bebé está fuera de control!


Escuchan a Mei gritar, llena de manchas y luciendo tanto desesperada como emocionada mientras que un chico a su lado parece estar pasando por el peor momento de su vida, suplicandole que detuviera aquella extraña y extravagante máquina frente a ellos, en la que ambos habían estado trabajando por semanas.


—Bakugou, no creo que sea buena idea acercarnos más.


—No me digas que hacer.


Con ese gruñido y una mirada mortal el rubio avanza hacia los chicos que parecen no saber qué hacer con su propia creación mientras el bicolor se debate entre ir con él o pedir ayuda a algún profesor, finalmente se decide por la segunda y más segura opción, gira sobre sus talones dispuesto a irse pero entonces logra percibir por el rabillo de su ojo una luz inusual de tono azulado que parece cambiar a arcoiris.

Sin pensarlo dos veces, corre. Primero levanta un muro de hielo delante de Mei y su compañero, pues estaban tan sorprendidos por lo que su máquina hacía que les impedía reaccionar. Luego sigue corriendo, Bakugou está demasiado cerca de aquella máquina y no parece notar los cambios que para el bicolor son obvios, por lo que se acerca aún más para encontrar la forma de desactivarla.


—¡Bakugou, vamos!


—¿¡Qué haces, imbécil!?


Todoroki lo sostiene de un brazo e intenta alejarlo del inminente peligro pero el rubio se resiste y considerando su fuerza física... Pues le hace realmente difícil el trabajo de ponerlo a salvo. La máquina se sacude, generando sonidos fuertes e insoportables, obligándolos a cubrirse las orejas. Luego hace que el suelo tiemble mientras los colores del arcoiris salen en un rayo hacia el cielo, llamando al fin la atención de toda la academia.


—¡Todoroki! ¡Bakugou!


Escuchan la voz de su maestro seguida de las de sus compañeros pero resulta demasiado tarde, aún cuando Aizawa lanza sus vendas para atraparlos y alejarlos del peligro, la máquina explota y la onda expansiva los alcanza. Siguen escuchando ruidos indescriptibles y voces lejanas pero al final todo se vuelve oscuro y silencioso, habían alcanzado la inconsciencia.

Mundos Diferentes [Todobaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora