XVI

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La habitación era un desorden, almohadas esparcidas por el suelo, cama sin hacer, ropa interior femenina fuera de su lugar y ruido proveniente de la grabadora junto a la puerta. Las risas eran infaltables y las charlas eternas aún más, mascarillas de colores extraños, uñas extravagantes y cabellos atados de forma graciosa. Era una pijamada de chicas en todas las de la ley. Nada podía faltarle, aunque una de las chicas no lucia tan feliz como las demás, aquella rubia de ojos rojos y ceño fruncido sentada en la orilla de cama con un espejo.


—¿Sigues molesta por lo de tu cabello?


Preguntó la chica de cabello y ojos rojos mientras dejaba que su amiga pelinegra peinara sus largos cabellos en varias trenzas pequeñas, tendría rizos al otro día, aún se preguntaba si se vería bien. La rubia se giró bruscamente hacia sus amigas y les enseñó el dedo medio mientras dejaba el espejo de mala gana sobre la cama, estaba realmente molesta por su cabello, pues antes de ir a la peluquería tenía unos envidiables cabellos hasta la cintura y ahora casi parecía un chico. Quería matar al peluquero, aunque de no haber sido por sus amigas, lo hubiera hecho.


—Vamos, Katsuki, no te ves tan mal.



¿"Tan mal"?

Saltó de la cama con las mejillas rojas y el ceño fruncido hacia su amiga también rubia que salía del baño privado de la habitación, la pelinegra y la pelirroja rápidamente abandonaron su actividad para detenerla, podría arrancarle el cabello para así demostrarle que sus palabras eran una cruel mentira. Era una creencia común para los adolescentes pero ellas eran apenas adolescentes, por lo que obviamente lo creían, el cabello era tan importante como sus rostros y uñas. Todas ellas habían mantenido sus cabellos largos (más abajo de los hombros o hasta la cintura), era normal que Katsuki estuviera tan molesta después de decir que solo quería un corte de cabello y el peluquero le hiciera algo así.


—¡Muere! ¡Parezco un chico! ¡Denki estúpida!



—¡E-eso no es cierto! Tienes pecho, trasero y cintura, ¿cierto, Hanta?



—Es... Es verdad, sigues siendo más femenina y bonita que nosotras.



Se apresuró a hablar la pelinegra mientras lograban separar a las rubias, Katsuki por fin se calmó, tal vez satisfecha por los halagos. Denki suspiró aliviada mientras se dejaba caer en su cama y hacía pucheros por haberse arruinado su mascarilla de aguacate, incluso la camisa de su pijama se vio afectada, renegó mientras intentaba limpiarse pero terminaba peor manchada. Hanta volvió al suelo junto a la pelirroja, intentando terminar de peinarla, aunque tuvo que rehacer varias trenzas por el escándalo anterior.



—Hey, Eijiro.



—¿Sí?



—Has estado muy callada. ¿Sucede algo?



La pelirroja mordió su labio inferior y se sonrojo adorablemente, su reacción hizo que todas la vieran con interés, no era común verla tan avergonzada. Hanta continuó con su trabajo pero sus ojos negros seguían atentos a cualquier otra reacción llamativa, pues Eijiro se removía incómoda dificultadole el trabajo pero no decía nada, hasta que por fin pudo terminar de trenzar y se movió para sentarse a su lado y verla mejor. Incluso Denki y Katsuki abandonaron la cama, sentándose delante de ella, esperando a que hablara.



—Yo... Yo...



—Tú~



—¡Estoy saliendo con un chico!



Confesó por fin, cubriendo su rostro con ambas manos y después dejándose caer hacia al frente, estaba tan roja como su cabello y ojos. Por un momento hubo sorpresa en las expresiones de las tres restantes, luego felicidad por su amiga pero seguían siendo adolescentes, por lo que esa felicidad se transformó en algo de envidia. La primera en hablar fue Denki, aclarandose la garganta y sonriendo con suficiencia, haciendo que Eijiro se levantara y la mirará a través de sus dedos.



Mundos Diferentes [Todobaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora