Mundos Diferentes [Todobaku]

III

—¿Puedo convertirme en un héroe sin un Don?

—Lo siento, chico, pero no.

Aquellas palabras marcaron su vida, ese había sido el final para su más preciado sueño, para su único sueño, para su motivo de seguir adelante y seguir viviendo. No podía ser un héroe, así que solo le quedaba ser un ciudadano común, un ser humano simple rodeado de gente extraordinaria y capaz de cumplir sus sueños.

Llegó a casa, frustrado, destrozado, roto... Su habitación siempre había sido como un santuario para All Might, para aquel héroe que idolatraba, para aquel ser que destruyó sus sueños con la misma voz que alguna vez le entregó esperanza y luz a su vida. Sintió como las lágrimas caían, había dolor, tristeza pero también una inmensa rabia, un rencor que jamás creyó poseer.

Arrancó los pósters en las paredes, rompiéndolos y volviéndolos diminutos pedazos para arrojarlos al suelo, luego tomó aquellas figuras que tanto esfuerzo le tomó conseguir y las lanzó contra el suelo con rabia, volviéndolas trizas. Hizo lo mismo con tarjetas, cómics, camisetas, su pijama favorita y todo objeto que hiciera alusión al Símbolo de la Paz. No quería verlo nunca más, no quería idolatrarlo más, no quería que existiera más...

—¿Izuku?

Oh, su bella madre. Se giró hacia su débil y confundida voz, encontrándola en el marco de la puerta con una expresión desorientada mientras miraba lo que le había hecho a su preciada habitación. Cuando sus ojos se cruzaron, le mostró una sonrisa rota y se acercó a ella. La envolvió en sus brazos, la apretó contra su cuerpo y le susurró en el oído con voz dulce.

—Estoy bien, mamá. Estoy muy bien...

La mujer tembló pero no dijo nada y correspondió el abrazo, lloraba contra su pecho, temblaba e hipaba pero no se atrevía a mirarlo. Se separó de ella, le volvió a sonreír de aquella forma escalofriante y le dio beso en la frente, luego salió de la habitación sabiendo que no volvería a pisarla. Escuchó a su madre llorar con más fuerza y llamarlo pero no respondió, no le arruinaría más la vida, aquella hermosa mujer había tenido depresión a causa de él y no quería verla sufrir más.