"Besos en los labios"

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Buenas noches mis preciosas criaturas, hoy damos por terminada la MakoRin Week!! Muchísimas gracias por leer, comentar, votar y todo lo que hicieron, muchísimas gracias de todo corazón. Me alegra haber llegado al final, hice todo con mucho amor y cariño, y con ese mismo amor y cariño, les escribo a ustedes.

Mil gracias!!

Perdonen todos mis errores!

Muchas gracias por haber leído los 7 pequeños fics.

Disfruten de esta última lectura!

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¿A qué sabían los labios de Makoto?

Un suspiro salió de sus labios mientras observaba las nubes que se veían más esponjosas que de costumbre, siempre tuvo esa pregunta desde que era un niño. Miró la hora en su celular, sí, había llegado unos minutos antes, pero era la primera cita que tenía con Makoto después de habérsele confesado en su ceremonia de graduación, ahora eran novios oficialmente y su corazón estaba más que hinchado de alegría, siempre estuvo enamorado del bonito chico de orbes esmeraldas, ambos se miraban con sentimientos muy lejanos a la amistad y eran cómplices de coqueteos que nadie veía, sus almas se complementaban a la perfección, el amor los flechó y ahora simplemente debían cumplir y amarse de la forma más pura y hermosa que se les permitiera. Tomó la cajita de regalo en el que contenía una alpaca de peluche, Makoto adoraba todo lo lindo y dulce, además de que aquel peluche tenía un lindo listón verde amarrado al cuello, era el mismo color de sus ojos. No quería arruinar su primera cita, aún no se habían besado como tal, sólo un par de besos en las mejillas, pero nada más, tampoco estaba apurado, las cosas iban al ritmo apropiado.

—¡Rin! —Sonrió cuando vio a la persona más hermosa que podía pisar el planeta. Makoto era lo mejor que tenía en esta vida, era todo lo que necesitaba— ¿Esperaste mucho?

—No... Llegue unos minutos antes —Desvió la mirada algo tímido y emocionado, realmente ahora eran novios— Ten, es para ti —Le entregó el regalo a lo que el chico de hebras olivas lo miró fascinado y con una encantadora sonrisa.

—Está muy bonito —Rin sólo rio, el chico era como un niño emocionándose por un peluche, amaba esa parte de él, pues con el paso del tiempo aquel muchacho no había perdido nada de su pureza— Muchas gracias —Se le acercó y le besó la mejilla, provocándole un sonrojo, después de todo a Makoto le gustaba mimarlo.

—¿Estás listo? —El más alto sonrió y con algo de nerviosismo entrelazó su mano con la de él, irían a una cafetería a la que el chico más alto había querido visitar hace bastante tiempo.

—Aún no puedo creer que estoy saliendo contigo —Decía el de orbes esmeraldas, más para sí mismo que para Rin.

—¿Te arrepientes? —Le preguntó en un tono de broma, pero aquella pregunta le generaba algo de ansiedad.

—De ninguna manera, es lo mejor que me ha podido pasar ­—Sonrió con su dulzura infinita. El pelirrojo suspiró embelesado de tanta belleza, estando más que de acuerdo con su novio.

Llegaron al tan famoso café, tenía una decoración bastante empalagosa para el gusto del nadador de orbes escarlatas, pero era linda, quizás por eso le llamaba tanto la atención al de hebras olivas. Se sentaron en las mesas que estaban en la terraza y daban a una bella vista al mar. Pidieron sus bebidas, Rin pidió un café amargo y Makoto un Mokaccino helado con crema batida encima de éste, desde que conocía a su novio de pequeños, siempre pedía bebidas con crema batida, si de por sí el Mokaccino era dulce, con la crema lo era aún más. Cuando era un niño pensaba que la fuente de vida de Makoto era el azúcar y que por eso siempre comía cosas dulces, ahora seguía pensando igual.

El tiempo pasó rápido para ambos que estaban envueltos en la atmósfera del amor, compartían un silencio tan agradable que nada les perturbaba. Rin fijó su mirada en su novio quien miraba distraídamente hacia donde estaba el mar mientras disfrutaba de su bebida; pudo notar que tenía un poco de crema en la comisura de sus labios, así que se acercó y pasó su pulgar por aquellos labios que de seguro deberían tener un sabor muchísimo más acaramelado que el azúcar. Makoto lo miró dejando su bebida de lado y le dedicó un bello sonrojo junto a una hermosa sonrisa, Rin le devolvió la sonrisa enamorado a más no poder.

—Rin... ¿Realmente vendrás conmigo a Tokyo? —Preguntó tomando la mano del pelirrojo entre las suyas, aquel muchacho había abandonado su sueño de ir a Australia por él, un lindo acto de amor, pero no se sentía tan bien por haberle quitado su sueño.

—Por supuesto —Acarició las hebras olivas, sabía que su novio sentía culpa, pero la verdad es que no le importaba no ir a Australia, no era el mayor sueño de su vida— Puedo ganar el mundo sin importar el lugar dónde esté, además en Australia no estaría junto a mi propio mundo.

—Siempre has sido un romántico —Rio Makoto— Te apoyaré en todas tus competencias, sé que puedes lograr todo lo que te propongas, confío en ti.

—Makoto... —Conectó su mirada con el chico más alto, pensando en lo afortunado que era de tener a Makoto como su novio, nadie podría dar todo ese amor incondicional que el de orbes esmeraldas entregaba— Eres un idiota empalagoso.

—¿Qué?

—Por eso te amo —Y con total espontaneidad, acercó sus labios a los de su novio, para por fin besarlos, de forma pausada, sin apuros, pero con desbordante amor.

Por fin pudo resolver la incógnita más grande de su vida, ¿A qué sabían los labios de Makoto? A una dulzura inexplicable, a un cariño interminable y a un amor eterno. 

MakoRin Week 2020Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin