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Gonzalo

—Extrañaba este coche, no te voy a mentir— dijo Babette cuando estuvimos montados en mi coche y sonreí

—Se nota— murmuré arrancando a mi casa, en cuestión de unos minutos se había quedado dormida mirando hacia la ventanilla

La veía por intervalos, siempre me había gustado verla dormida, se veía tierna y me gustaba, pero ahora no podía tener esos pensamientos como si estuviéramos juntos, por que no lo estábamos, y lo más seguro era que iba costarme mucho volver a tenerla, pero por ella esperaba el tiempo que fuera. Cuando llegamos estacioné y me saqué el cinturón, le saqué el suyo a Babette y la miré unos segundos.

—Babette— susurré y la removí un poco— eu, llegamos

—Perdón— susurró y se refregó los ojos— no era mi intención quedarme dormida

—No importa— me alce de hombros y quite el seguro de las puertas, me baje seguido de Babette y entramos a la casa— bienvenida, otra vez

—Se me había olvidado lo grande que era— murmuró sonriendo y cerré la puerta— no se, pero acá siento mas paz que en cualquier otro lugar, con Marta no puedo pegar ojo hasta las cinco de la mañana

—Mal, supongo es por que te acostumbraste a estar acá ¿no?

—Lo más seguro es que si— susurró—¿me vas a cocinar empanadas?

—Si queres, si— acepté ladeando la cabeza hacia un lado y la escuché reír—¿queres merendar algo?

—Eh, de hecho te iba a pedir un favor

—¿Que cosa?

—¿Me prestas el coche?

—Pero si vos no sabes manejar ¿o si?— pregunté confundido

—Ahora si, los meses que estuve en España un amigo, me ayudó y me enseñó a conducir, y ahora sé perfectamente, es más...mira— sacó su permiso de conducir de la cartera y abrí los ojos en grande

—Wow, creí que nunca aprenderías, igual no es complicado— dije y le devolví el permiso junto con las llaves de mi coche— cuida a mi bebé por fa

—No le va a pasar nada, voy a casa de Marta por mis cosas ¿dale?

—Dale, te espero... mientras haré unas empanadas, ¿te va?

—Me re va— sonrió y asentí con la cabeza sonriendo también— nos vemos en un rato

Después de que salió escuché el coche arrancar, me senté en el sillón a boludear con Martín y con Mauro, ambos me habían visto salir con ella de la mano y estaban jodiendome desde que llegué, me estaban preguntando cosas absurdas, como si ya había reconciliación, si ya la había chapado, si ya habíamos garchado, me agobiaron tanto que decidí dejar el celular de lado y hacer las empanadas. No sabía por qué, pero tenía una sonrisa muy tonta en la cara, ni siquiera habíamos hecho algo como tal, y no pensaba hacerlo, pues sabía que solo venia por que quería sentirse segura y con paz como ella dijo, a lo mejor lo que no puede encontrar con sus otras amistades lo puede encontrar acá, y para mi estaba bien si así era, y sabía que por ahora solo seríamos amigos, y si así iba a ser toda la vida, podía vivir así, o al menos eso pienso ahora. Cuando todo estuvo listo me senté en la isla a esperar, no sabia que tan lejos vivía Marta así que no sabía cuándo se tardaría, pasaron veinte minutos y aún no llegaba, le llamé y solamente me saltó el contestador, así dos veces a más hasta que parece que lo apagó, suspire e intente tranquilizarme, no podía hacerme la idea de que me robó el coche y se fue, obvio no, algo había pasado y me estaba preocupando, el sonido de mi celular me sacó de mis pensamientos y era ella.

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