Halloween (II)

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La simpatía de Estefanía es sinónimo de soberbia. Su presencia entre nosotros tiene como único objetivo alimentar su arrogancia. Basta con observar el menosprecio que despide su mirada sobre cada uno de nosotros para intuir que está a punto de escupir su veneno camuflado con el encanto de una Barbie. Lo más irónico es que esté disfrazada de ángel y que parezca como tal dentro de su flaqueza, su cara de viciosa y sus cabellos rubios. Hoy deben ser muchos los que babean detrás de ella.

Todos la saludan, salvo yo.

—¿Os gusta mi disfraz? —Estefanía se exhibe como si estuviera modelando. ¡Qué decepción para Patricia si viera cómo se le van los ojos a Gerardo! No sé qué le encontrará a ese trasero menudo, pero debería disimular mejor—. Fue diseñado para mí. Salí en portada con él durante la promoción de Halloween. Se ha convertido en el más vendido para fiestas temáticas, especialmente de bodas, aunque no está al alcance de los bolsillos de vuestros papis. Sería un lujo para uno de vosotros adquirir uno de los disfraces que anuncio. Imagino que los vuestros son de mercadillo, de tela barata. Claudia no se ha molestado en quitar la etiqueta con ese precio tan ridículo... —Altanera de pacotilla.

—¿Eh? —Claudia busca tontamente la etiqueta.

—No te cuelga nada, querida. Era una broma para confirmar mis afirmaciones. —Estefanía se ríe con burla—. Y bien, ¿os gusta el mío o no? —Posa de forma exagerada.

Me apetece lanzarle mi bebida en la cara.

—¡Muy kawaii! —Aura... Quiero vomitar.

—Espléndida como siempre, Estefi —dice Roberto y su novio asiente. ¡No, chicos! No aduléis a esta pija engreída.

—Está genial. —Gerardo, acabas de perder puntos.

—Lo sé, soy divina. —¡Cuánta arrogancia destila Estefanía! Por la forma en que mira a varios de nosotros, diría que está a punto de sacar los colmillos—. Caras nuevas. La plebe os multiplicáis como cucarachas, sin ofender. —¿Sin ofender? ¡Una mierda!

—¿Y si sigues tu camino, Estefanía? No te vendría mal encontrar un amigo nuevo, pero asegúrate de que no sea un espejo esta vez. —Le sonrío falsamente y cruzo los brazos.

—¡Ana! Estás aquí. No había notado tu presencia. —Estefanía está buscando guerra—. ¡Ay, por favor! ¡Qué humillación para Supergirl! Ni siquiera eres rubia, no te pega ese disfraz. Tan hipócrita. ¿Por qué vas de heroína cuando todo el mundo sabe que te gusta pegar a la gente?

A excepción de Laurita, todos agachan la cabeza. Sandra los sometería con el miedo, pero Estefanía lo consigue con su estatus social. Yo no me dejaré pisotear.

—¡Qué curioso! Pienso lo mismo de ti. ¿Por qué un zorrón se vestiría de ángel? En serio, ¿no oyes eso? Creo que tu biberón de leche en polvo te espera para que te lo esnifes —digo y me toco la nariz.

—Tus chistes dañan mis oídos. No me iré todavía, si es lo que quieres. Soy una persona agradecida y por eso opinaré sobre vuestros disfraces también. —Suponía que Estefanía se reservaba el escupitajo para el final.

—Tu opinión sobra —digo.

—¡Qué falta de educación! —exclama Estefanía burlona. Detesto su voz de pito, parece que tiene helio en los pulmones—. A ver, esta chica. Me acuerdo de ti, la famosa niña del exorcista. —Soy capaz de perder los estribos por mi Laurita. Espero que esta arpía se modere—. Tendrías que haberte disfrazado como tal para hacer los honores —se burla de mi chica—. Dejaste mi baño perdido. Menos mal que no me vomitaste encima. ¿Qué cochinada piensas hacer hoy en mi casa?

Estefanía me va a oír.

—Hoy haré magia. ¿Ves este cuchillo? —Laurita se me adelanta y muestra el juguete. Habla con seriedad—. Haré desaparecer la hoja en el cuerpo de alguien, puede que en el de un ángel porque es en el que más se notaría la sangre. —Soy la única que ríe con su perversidad, pero amo que haya intimidado a Estefanía con su broma macabra.

La hermana de mi novio [Disponible en físico en 2 tomos + Extras]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora