La cara oculta de la luna

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No fui la única bendecida por el amor en la feria. La chispa del enamoramiento prendió otros corazones entre mis amigos. Sam se dejó el bolsillo disparando con una escopeta, pero ganó un peluche para nada más y nada menos que Diana. Ella se lo agradeció invitándolo a un chocolate caliente y, por supuesto, aceptando una cita. Algo semejante ocurrió entre Mauro y Lorena, quienes estuvieron muy unidos hasta el final.

Por otra parte, el tonteo entre Patricia y Gerardo navegó por aguas dulces hasta atracar en un beso que dictaba una segunda parte para ellos. Pero ese beso no fue el único, el más esperado de la noche llegó de la mano de Víctor y Lena. Ese par se escondió detrás de una taquilla para entregarse a su atracción. Ellos creían estar en la intimidad, pero, cuando sus labios se separaron, nos descubrieron contemplándolos como auténticos cotillas y los avergonzamos con aplausos y un "¡Vivan los novios!" incitado por Flor.

Eric, Laurita y yo regresamos a casa repletos de contentura. Durante todo el camino de vuelta en el coche de Lena hablamos sobre los momentos más divertidos. Sin embargo, el agotamiento de él apareció puntual como un reloj, aunque es normal hasta cierto punto porque es casi medianoche y él madruga. Decido acostarme con él para ver si está mejor.

—Has gozado hoy, ¿eh? —le digo con cariño después de un beso.

—¿Que si he gozado? Me divertí como nunca. Os di una buena paliza en los coches locos y esa Mary en la casa del terror fue toda una comedia. Te has echado unas amigas muy agradables —expresa con alegría, pero aprecio que su batería está en las últimas.

—No exageres porque la paliza te la devolvimos. Y sí, ellas son fantásticas. Les caes muy bien, ¿sabes? —digo y me acoge sobre su pecho.

—Flor me lo ha estado repitiendo. Deberíamos salir más con ella. Es de trato fácil y está abierta a hablar de todo. —Eric le está cogiendo cariño, a este paso se harán muy amigos.

—Pero... ¿no te molesta a sabiendas de lo que pasó entre nosotras? —Ese gusanito me pica.

—No, ella es muy transparente. De hecho, hablamos sobre eso y todo quedó bien claro. Reconoció que le gustas, pero que no tiene ninguna intención de entrometerse porque su prioridad es la amistad. —Flor tiene una maestría en sinceridad, ¡no se calla nada! Al menos, Eric lo ha digerido bien—. Además, me aseguró que ella no se sintió cómoda con lo que ocurrió y la creo. Es una chica muy honesta, no se encuentran amigas así todos los días.

—En eso tienes razón, es muy sincera y no abundan las amigas como ella. Veo que os estáis llevando muy bien para lo poco que os conocéis.

—¿Estás celosa, mi amor? —dice Eric con esa sonrisa débil y me toquetea.

—No, ¿por qué iba a estarlo? —Me llega a contar esto hace unos meses y Flor se habría convertido en la versión dos de Daniela sin importarme que sea lesbiana.

—Porque no tienes que preocuparte, sabes que tú eres la única. —Eric besa mi cabeza con cariño.

—No me molesta que tengas amigas y que sean guapas, solo me molestan las arpías. De hecho, Laurita me dijo que estuviste saludando a una chica y me sentí tranquila. No sería Daniela, ¿no? —indago por curiosidad.

—No, para nada. Era una clienta habitual de la tienda. Mi amor, seguimos mañana, ya no me aguanto más... —Está fundido.

—Descansa. Tómate las cosas con más calma a partir de ahora —le aconsejo, pero no estoy segura de que haya procesado mis palabras. No obstante, espero que mejore gracias al paseo por la feria y a Flor.

***

La primera parte de mi desayuno del domingo son los labios de mi Laurita. Un beso en su boquita dormida y otro más profundo en su intimidad.

La hermana de mi novio [Disponible en físico en 2 tomos + Extras]Where stories live. Discover now