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Había pasado más de un mes desde lo que había ocurrido en el cumpleaños de Seungmin. Jeongin todavía se encontraba un poco sorprendiendo porque no quería creer que todos le habían dejado de hablar. Habían dejado a la deriva a Beomgyu, sin importarles por el sufrimiento del chico y una parte de sí se sentía muy mal por aquello, después de todo, también lo habían dejado a la deriva a él.

Había quedado nuevamente solo, tal y como lo estaba antes de conocer a aquellos chicos. A pesar de que esa vez tenía a Beomgyu con quién compartía mucho, seguía sintiéndose diferente de cierta manera pues, se había acostumbrado a estar rodeado de tantas personas.

Aquel día de aquella fiesta cuando bajaron las escaleras con Beomgyu, todos los estaban mirando como si fuesen los peores delincuentes, como si fuesen asesinos en serie. Nadie se había atrevido a hablarles a decirles algo, lo que fuese, ni siquiera Seungmin o Chris.

Y claro que Jeongin, los entendía, entendía en la situación que se encontraban, pero eso no quitaba el hecho de que sus mejores amigos le estaban dando la espalda en una situación en la que más los necesitaba.

Más que todo, se sentía dolido al ver que Chris y Seungmin habían preferido a otras personas antes que a él. Se suponía que eran sus amigos y habían estado en las buenas y malas, pero ¿A dónde estaban en aquellos momentos? Lo habían abandonado.

Y, además, Seungmin sabía todo lo que él hacía y nunca lo había juzgado ¿Por qué ahora lo haría si ambos eran iguales? ¿Se había dejado influenciar por los demás? ¿Los había preferido a ellos o solo era una excusa para alejarse por completo de él?

Quería creer que, la razón por la que, sus amigos no le habían mandado siquiera un mensaje se debía a que, estaban completamente ocupados con asuntos de las empresas o asuntos familiares. Quería creerlo, porque de aquella manera su corazón se sentiría más aliviado. Porque podía lidiar con el rechazo de los demás, pero no con el de los chicos con los que había pasado toda su vida.

Después de tomar sus cosas y las de Beomgyu, se retiraron del lugar sin despedirse de nadie, después de todo, nadie había dicho nada ¿Por qué ellos lo harían? Y aquella noche, al llegar a casa, había sido una completa pesadilla, porque Beomgyu finalmente se había roto por completo.

Se sentía traicionado, dolido y un poco roto. Pero, él debía de ser fuerte, por Beomgyu y por él mismo. Uno de los dos debía de ser fuerte y no derrumbarse para poder sostener al otro. Y siendo sinceros, Beomgyu no se miraba muy bien para ser el sustento de ambos, todo lo contrario.

Jeongin luego de aquello, había decidido que lo mejor para el peligris era quedarse con él, porque Jeongin no estaba dispuesto a mandarlo con su familia, sabiendo que lo terminarían por romper y él no estaba dispuesto a perder a alguien más. Por lo que, Beomgyu ahora vivía en su casa.

Jeongin se había encargado de consolar a su mejor amigo, negándose al hecho de dejarlo solo en la condición que se encontraba. Admitía que, había sido completamente difícil los primeros días, él no era bueno para consolar a otras personas, pero por Beomgyu lo había intentado. El ver a Beomgyu llorar hasta que se quedase dormido, el ver como aún dormido no podía descansar porque empezaba a tener pesadillas, le hacía sentir muy mal y demasiado culpable.

Él sabía que Beomgyu necesitaba ayuda, sin embargo, nunca lo había ayudado, sino todo lo contrario, había arruinado aún más la vida del chico. Lo había hundido más en aquellas arenas movedizas.

Si tan solo él no se hubiese acercado al chico aquel día, probablemente Beomgyu no estuviese de aquella manera, no estaría sufriendo.

Y más que todo porque, él no parecía estar viviendo, estaba muerto en vida.

I Have U |Hyunin|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora