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Tocó por — tal vez — séptima vez la puerta de la casa frente a él, un poco desesperado y preocupado, el teléfono registraba las insistentes llamadas que no fueron contestadas por Jisung, estaba dispuesto a llamar a Renjun y decirle que el menor no daba señales de vida, no quería preocupar a su novio también, pero él no estaba consiguiendo nada y ya no sabía qué hacer.

— ¿Hyung, qué estás haciendo aquí? — Jaemin giró su cabeza tan rápido que llegó a doler, Jisung estaba a unos pasos de él, las ojeras estaban marcadas bajo sus ojos, labios rotos y el insistente movimiento de sus manos le indicaba que para nada estaba en un buen momento.

— Vine a verte, ¿Dónde estabas? Estuve llamándote, me preocupaste. — Habló sinceramente, viendo como el menor se acercaba a la puerta principal para abrirla.

— ¿Por qué te preocupé? Estoy bien. — Su voz le engañó, temblando con aquella mentira nueva que acababa de salir de sus labios. 

— Sé que no lo estás, Sung, ¿Dónde fuiste? — Insistió, ambos entraron en silencio hasta el salón, donde se sentaron en el mismo sofá en el que la noche anterior Chenle había estado.

— Sabes que Chenle me dejó... — Susurró, manteniendo su vista fija en sus manos, el de cabellos blancos asintió. — Quería verlo, hablar con él... pero no estaba en su casa, tampoco en la de Renjun hyung. — Su voz empezó a temblar, su pecho dolía. — Lo amo, pero sólo he conseguido lastimarnos a ambos. — Sus ojos se cerraron con fuerza, alejando las lágrimas que amenazaban con salir de nuevo. — No quiero perderle.

Jaemin sostuvo el cuerpo de Jisung contra el suyo, escuchando como el menor dejaba salir todo lo que estaba guardando. Su ropa no tardó en ser empapada por las lágrimas de Park, el chico se aferraba a él como si no pudiera sostener su propio peso. 

La mente de Jisung no dejaba de repetirle que todo era su culpa, si él fuera un poco más valiente, y le dijera a sus padres sobre su verdadero ser, nada de eso estaría pasando, él estaría disfrutando de la compañía de su lindo novio en vez que la de su amigo, serían felices, podrían amarse donde sea, sin tener miedo que alguien de su familia pudiera verlos, pero no era así, se había empeñado en hacerles creer a sus padres todo lo contrario, ¿Cómo iba a mirarlos a la cara ahora? No podía, todas las mentiras se habían desvanecido, ya no tenía un novio por el cual inventarlas. 

Una parte de él quería ir y decirles que todo era mentira, que era a Chenle a quien siempre había amado, que Sunhee y Yeji no eran más que identidades falsas para encubrir el miedo que sentía de que descubrieran, que mantenía una relación con él. Pero seguía teniendo miedo, sus padres habían crecido en una sociedad distinta, los chicos no podían salir con chicos, ¿cómo les diría que él gustaba de los chicos? Ciertamente sus padres no vivían bajo una roca, conocían la realidad actual, y conocían a más de una persona perteneciente a la comunidad, pero jamás les escuchó hablar lo suficiente de ellas como para formarse una idea de lo que ellos pensarían. 

No sabía qué hacer, estaba perdiendo a una de las personas más importantes de su vida a culpa de su estúpido miedo.

Jaemin tampoco sabía qué hacer, eran contadas las veces que había visto a Jisung llorar, y para nada era comparado a todas esas veces, el chico en sus brazos parecía derrumbarse más a cada minuto que pasaba. Él no entendía completamente la situación entre Chenle y Jisung, sabía que era más bien un secreto, pero no mucho más allá de eso, jamás quiso entrometerse en su relación, Renjun le había dicho que era complicado y se quedó con eso. Ahora se preguntaba a qué tipo de conflictos se enfrentaban los menores para llegar al final de su larga relación.

— Escucha, Jisung, yo no sé por cuales problemas pasaban, ni por qué terminaron, pero te prometo que voy a quedarme contigo, ¿de acuerdo? Y estaré para todo lo que necesites.

Secret. [Chensung]Where stories live. Discover now