c a t o r c e

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Jisung acarciba las manos de Chenle, sin apartar la vista de su rostro. Las heridas ya casi no se notaban, sin embargo, su rostro se veía pálido, la piel en sus ojos levemente más oscura. Había pasado más de un mes y aún no habían cambios más allá del físico.

Él sabía que era extraño que el coma durara más de unas semanas, los mismos doctores se lo habían dicho, mantenerlo conectado...

Se preguntaba si eran egoístas al mantenerlo en ese estado, Chenle podía respirar por si mismo, so era cierto, pero en cuanto lo desconectaran, su sistema no lo soportaría, y moriría. ¿Estaban haciendo lo correcto?

Tampoco quería que Chenle sufriera más...

— Los días empiezan a sentirse más largos... — Levantó su cabeza, viendo a la mujer en la puerta en la habitación. — Debes estar cansado...

— Estoy bien, no se preocupe. — Sonrió poniendose de pie, sin soltar la mano del chino. — Renjun iba a hacer una llamada, cuando vuelva iremos a casa a cambiarnos, volveremos pronto.

— Está bien si quieres descansar, JiSung, el ambiente en los hospitales no son el mejor. — La mujer se acercó, tomando el hombro del menor con gentileza. — Estamos agradecidos contigo y con Renjun por quedarse aquí... Pero tienen su propia vida, cariño, no me gustaría que te quedes estancado aquí.

— No lo haré... Pero Chenle es una parte demasiado importante de mi vida, no voy a dejarlo simplemente así... — Jisung sonrió, intentando aliviar la expresión triste de la mujer.
— Tengo algo que contarle. —  Con su mano libre buscó la de la mayor, tomandola con cariño. — Mis padres tampoco querían que abandonara mis estudios, así que harán la transferencia a alguna Universidad de aquí, Renjun hará lo mismo.

— ¿De verdad? Oh, Jisung.... — La mujer soltó algunas lágrimas, confundiendo al alto. —  Pero toda tu vida está en Corea...

— Y voy a continuarla aquí, mis padres lo entienden, quiero quedarme con él... Usted no quiere que me quede estancado, es por eso que hago esto, Renjun me ha estado ayudando con el idoma, e inevitablemente iba a aprenderlo. — La mayor sonrió aún con la tristeza marcada en su rostro, recibiendo el abrazo que el, ahora castaño le daba. — Usted sabe... Amo a su hijo, no quiero alejarme otra vez de él.

Las lágrimas empezaron a bajar por el rostro de la fémina, Jisung había estado siempre ahí, estaba seguro que incluso cuando su relación con su hijo terminó, el menor no había dejado de pensar en él, pero ahora... Estaba cambiando toda su vida por él cuando ni siquiera sabían si despertaría, las esperanzas de que eso pasara eran cada vez más bajas, y no podía evitar pensar en que le estaba arrebatado la vida a costa de quedarse junto a Chenle, no quería eso para Jisung, él era joven, podía seguir con su vida y conservar el recuerdo de Chenle. Ella misma sentía que su vida se iba en las paredes de ese lugar, viendo la pálida piel de su niño, no sabría qué hacer si le decían que ya no habían posibilidades de que despertara. Sin embargo, tampoco podía obligar a Jisung a marcharse, es como él lo quería, después de todo.

El menor se alejó, limpiando las mejillas de la mujer con una sonrisa, volviéndose a girar hasta el cuerpo de Chenle, tomando su mano para llevarla hasta sus labios, dejando un largo beso en ella.

— Volveré pronto, Lele. —  Sonrió viendo el rostro neutro del contrario.

Sin embargo, su sonrisa se borró con rapidez, quedándose estático en su lugar por el siguiente minuto, sin apartar la mirada de sus manos, como si en ellas estuviera la respuesta de si lo que acababa de sentir era real o no.

Empezó a tartamudear cuando volvió a sentir el apretón en su mano, llamando la atención de la fémina a sólo unos metros.

— Está apretando mi mano... — Ni él mismo podía creer lo que su mano sentía, sus ojos se habían cristalizado, su voz temblorosa, ¿Estaba pasando?

Secret. [Chensung]Where stories live. Discover now