s i e t e

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Ese viernes por la tarde fue la última vez que muchos de ellos vieron al pelinaranjo.

El martes al medio día, el chico estaba tomando un avión hasta China nuevamente, algunos de sus amigos habían ido a dejarle al aeropuerto, pero muchos de ellos estaban trabajando, aún así, Chenle se sintió feliz de verlos allí.

Sintió punzadas en su corazón al no ver a Jisung ahí, pero estaba bien, él supo que no iría en cuanto le vio irse de la cafetería en medio de todos los abrazos que le eran otorgados.

Se sentía un poco más aliviado en las calles des Shangai, su corazón no temía por encontrarse con Jisung, era extraño pensarlo, pero sabía que verlo le hacía daño. Todo era muy reciente aún, la mejor decisión que había tomado era ir con sus padres. Le llenaban de amor a diario, en consuelo por esos dos años en los que estuvieron lejos. 

Y contrario a como era en Corea, a pesar de llevar en China cerca de un mes, el muchacho no se había vuelto cercano a muchas personas, sólo un par de su carrera,  las cuales le dieron la bienvenida, y desde entonces empezó a pasar tiempo con ellas en sus recesos largos.

Era un poco irónico que estuviera costandole adaptarse, suponía que se sentía demasiado seguro y cómodo en Corea, razón por la que ahora le resultaba un tanto extraño estar ahí solo.

Las personas que intentaban acercarse eran buenas personas, agradables, pero no eran como sus amigos, a esos que extrañaba tanto. Estaba haciendo mal en compararlos, pero no podía evitarlo, por cinco años tuvo  los abrazos, palabras, concejos y amor de todos esos chicos que algunos decían eran mayores para que fueran sus amigos. Ellos eran los mejores, jamás nadie iba a poder ocupar el lugar de esos veinte chicos que residían en Seúl.

El maestro frente a ellos cerró en libro con una sonrisa, apagando sus dispositivos con los que enseñaba, para finalmente dejarlos libres de clases por ese día.

Chenle tomó sus cosas sin apuro, a pesar de que era viernes, él no tenía planes como muchos de los chicos que estaban en ese salón. Probablemente iría a casa, haría los deberes para luego llamar a su mejor amigo, cenar e ir a dormir luego de una ducha.

Aburrido si le preguntaban. Él mismo consideraba que sus planes eran de lo más monótonos, pero era lo mejor que podía hacer en es momento, no tenía con quién más salir de todas formas.

— Chenle. — Hyeonju, una de las chicas con las que solía pasar el rato, se acercó a él con una sonrisa. — ¿Vamos juntos? — El chico se asintió.

 Empezaron a caminar sin prisa fuera del salón, no era la primera vez que iban juntos después de que las clases acabaran, Hyeonju no vivía demasiado lejos de él, por lo que normalmente hacían el recorrido juntos. El padre de Chenle le había dicho que tomaría tiempo que trajeran su auto a China, y él no tuvo problemas tampoco, no le molestaba tomar el autobús, era divertido ir con Hyeonju, e incluso con Yiren que a veces iba con la otra chica.

— Estaba pensando, esta noche habrá una fiesta en casa de un chico de la carrera de economía, Yiren, Seungmin y yo iremos, ¿te gustaría ir con nosotros? — El chico lo pensó, hace sólo dos minutos estaba pensando en lo aburrido que se había vuelto su vida, pero tampoco estaba seguro de querer asistir a fiestas y esas cosas. — Vamos, así puedes a conocer más gente de la carrera, tener algo por ahí, quién sabe.  — Una sonrisa traviesa apareció en sus rostro a la par que jugaba con sus cejas.

— Ah... Sabes que no es lo que busco... — Sus mejillas se sonrojaron, ciertamente, les había dicho a su circulo de conocidos que había terminado con su pareja hace poco cuando se lo preguntaron. — Pero está bien, iré.

— ¡Genial! Nos juntaremos a las nueve en casa de Yiren para ir desde allí, ¿Está bien? — La de mejillas regordetas sonrió, marcando aún más sus adorables mejillas, Chenle sonrió también, asintiendo. — Oh, espera. — Iba a seguir hablando de la fiesta, pero una llamada le interrumpió.

Secret. [Chensung]Where stories live. Discover now