Capitulo 5

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Joaquín ya había llegado a su primer día de trabajo, saludó a Juan y se fueron al jardín.
-Bueno Joaquín, ya comienzas tu primer día y ahora serás responsable en el cuidado del jardín- dijo Juan-. Hoy llegaron estas plantas, así que confió en que harás un buen trabajo.
-No se preocupe señor, lo impresionaré con mi trabajo- dijo Joaquín con una gran sonrisa.
Juan se retiró y Joaquín fue al almacén por las cosas para comenzar a trabajar, el pasto ya estaba algo largo así que fue por la podadora para cortarlo y así ya no tendría problema para plantar las nuevas flores. Después de un rato que el pasto ya estaba corto fue momento de plantar las flores, buscó un lugar para sembrarlas hasta que encontró uno que sería perfecto.
Emilio ya se había levantado y bajó a la cocina donde se encontraba su mamá con su hermana.
-Buenos días- las saludó al momento que tomaba una manzana.
-Buenos días hijo- saludó Niurka-. ¿Dormiste bien?
-Si mamá, gracias. Veo que ya llegó el nuevo jardinero.
-Así es Emilio, en este rato que llevamos aquí en la cocina ya cortó todo el pasto- dijo Romina.
Emilio miraba a través de la ventana cómo Joaquín hacía su trabajo, no hubo momento en el que el castaño no hiciera algún gesto de cansancio, sino que parecía que realmente le encantaba su trabajo, en ese momento tuvo una linda idea. Joaquín continuó con su trabajo comenzando a plantar las flores, una que más llamaba su atención era un girasol ya que desde que comenzó con la jardinería se habían convertido en su favorita.
-Oh, que torpe soy, he olvidado la pala y la regadera- dijo soltando una pequeña risa.
Regresó al escalón donde dejó esas cosas, pero al tomar la regadera sintió que algo se movió dentro, como si fuera una pequeña pelota. Se asomó y encontró una manzana de un rojo resplandeciente, no entendía cómo llegó ahí, pero una opción que tuvo fue que alguien pudo habérsela dejado, volteó hacia adentro encontrándose con Emilio platicando con su hermano Kiko y el rizado al sentir su mirada volteó a verlo y se regalaron una sonrisa, Emilio fue quien había metido esa manzana en la regadera. La comió y continuó trabajando. Mientras plantaba aquel pequeño girasol comenzó a cantar una linda canción.
Con los ojos vendados, no me importa el destino
Por estar a tu lado con tu mano en mi mano yo me escapó contigo
No haré ni una pregunta, no veré ni el camino
Tú me dices que puerta es la que lleva a la luna
Yo me escapó contigo
Si me dices que me quieres dejó todo
Si me dices que me quieres nos hacemos otro mundo de algún modo
Si me dices que me quieres nos volvemos invencibles
Nos hacemos invisibles
Solo escuchame bien lo que tienes que hacer
Simplemente es pedirme
Emilio lo miraba a lo lejos y quedó fascinado al escuchar su linda voz.

El Jardinero Where stories live. Discover now