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¿Has escuchado alguna vez que las mejores cosas ocurren después de la media noche? Créeme cuando te digo que es completamente cierto. Anne se aseguró que Matthew y Marilla estuviesen completamente dormidos para escabullirse con cuidado. Había caminado unos cuantos metros cuando se percató que los primeros copos de nieve estaban cayendo en su cabello, subió por la escalera que el chico tenía junto a su ventana, tocó un par de veces y él abrió, tomó su mano para ayudarla a entrar.

-¿Está nevando? -susurró, ella asintió y Gilbert sacó su cabeza para que la nieve cayese en su rostro caliente por la emoción de lo que estaba por venir.

-Me gusta cuando Green gables se viste de blanco -dijo Anne en voz muy baja, pero que su novio alcanzó a oír.

-A mí me gusta verte vestida de blanco -la invitó a sentarse en su cama, ella lo hizo. De inmediato notó como el rostro pecoso iluminado por la luz de la luna cambiaba su expresión de alegría a tristeza- ¿Que ocurre?

-¿Crees que esto dure? -preguntó con tono melancólico.

-¿Que cosa?

-Nosotros, por supuesto.

Gilbert se quedó callado un segundo, ¿por qué no habría de durar? Estaban enamorados, todo entre ellos estaba perfecto. ¿Que podía salir mal? La envolvió en sus brazos, ella no soltó ni una lágrima a pesar de sus constantes suspiros.

-¿Le contestarás las cartas a Ruby?

-¿Que? ¡No! -seguía susurrando, se le notaba el alivio- Ya te dije que ella no es la chica que busco, sabes que te quiero solamente a ti.

-Y yo a ti.

-No quiero parecer intenso -dijo soltando una risita-, pero promete que en tu vida no amarás a otro chico, a parte de mí, Anne Shirley Cuthbert.

-Solamente si tú me prometes lo mismo.

-Te lo prometo -él susurró tan cerca que ella sintió la respiración en su cuello.

-Entonces yo también -se acercó a Gilbert delicadamente.

Esta vez fue ella quien lo besó. Fue delicado al comienzo, pero poco a poco se convirtió en algo más agresivo. Gilbert pasó su mano por la espalda de la chica besando sus lunares más significativos de una manera tierna, Anne apretaba su cabello negro en el momento que la oscuridad los estaba consumiendo. Le gustaba Gilbert, le gustaba más que nada en el mundo. Más que sus libros, más que las flores de cerezo, más que todas las galletas de vainilla que existían en el mundo. Sonreía inconscientemente mientras él besaba las partes que consideraba favoritas del cuerpo de nuestra hermosa pelirroja, por otra parte, nuestro chico podía definir lo que se sentía estar con Anne en solamente dos palabras: Sentir algo.

El abrir los ojos el día siguiente fue muy diferente a lo que ambos estaban acostumbrados, debido a que en vez de sol había una ventisca dispuesta a arrasar con todos los techos de Avonlea, en vez del aroma a café se percibía el intenso olor a humedad, y peor aún, en vez del sonido enternecedor de las aves que solían posarse en el árbol de junto en su habitación había un...

-¡Gilbert! ¡Anne! ¡Esto es totalmente inaceptable!

Queridos señores Blythe, Matthew, Marilla que estaban de pie frente a ellos, existía una explicación creíble y cero pervertida para todo eso, solo tenían que escuchar.

「𝐇𝐞𝐚𝐫𝐭𝐬 & 𝐬𝐭𝐚𝐫𝐬 ; 𝐀𝐧𝐧𝐞 × 𝐆𝐢𝐥𝐛𝐞𝐫𝐭」Where stories live. Discover now