chapter sixteen

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-Veréis...—comenzó Jung Kook—hace un tiempo, cuando me drogaba, dejé a deber bastante dinero

-¿De cuánto estamos hablando?—preguntó Kaira

-De 1,8 millones de Wons— agachó su cabezo con pena mientras que nosotros le mirabamos impresionados—obviamente no todo era para mi, la mayoría era para la chica con la que estaba en ese entonces— rascó su cabeza mientras me miraba con angustia—yo les pagué todo el dinero, pero por la tardanza me subieron la deuda un millón más, y no se de dónde puede sacar el jodido dinero—se estiró de cabello, en estado de desesperación

Yo no podía ni ver bien, los mareos y dolores de cabeza comenzaron otra vez, haciendome sentir más débil de lo que estába, casi desmayandome. Cerré lentamente mis ojos para después volver  abrirlos, pero estaba en otro lugar. Era en una habitación blanca, con únicamente una cama y un oso de peluche a mi lado, que se me hacía bastante familiar. ¡Claro!, es el peluche que le regalé a Eun Jin, pero, ¿Qué es este lugar? Mi vista se posó en mi brazo izquierdo, el cuál escocia, al igual que mi cabeza, las cuales ambas partes de mi cuerpo estaban sangrando, ¿Pero qué cojones? Intenté levantarme, pero en un intento fallido resbalé con la propia sangre que caía de mi brazo la cual había formado un pequeño charco de sangre, haciendo que una vez más me golpeara la cabeza con el pico de una mesita de metal que había allí, haciendo que vuelva a perder el conocimiento.

Me levanté exaltada, estaba en la habitación de Kaira, mi brazo y cabeza duelen, como si de verdad tuviera esas heridas las cuales no yacen en mi cuerpo, solo siento el dolor. ¿Qué había sido ese sueño? Parecía tan real. Me intenté levantar de la cama cuando una gran mano se posó en mi cara, tirando mi cuerpo hacia atrás, evitando que realice esa accion

-¿Qué cojones?—una interrogación inculcó mi cara—Qué haces Jung Kook, déjame levantarme— volví a intentarlo, pero de nuevo se negó a dejarme levantarme

-¿Qué te esta ocurriendo Hannah?, ¿Hay algo que no me hayas contado?—preguntó este cruzándose de brazos, sentándose en el filo de la cama bastante pegado a mi, acariciando mi mejilla

-No, ya sabes que fuí al médico y me dijeron que solo era estrés, esto habrá sido la gota que derramó el vaso, pero se me irá pasando, ya lo verás—acaricié su pierna

-Eso espero, porque si llegara a pasarte algo, no me lo perdonaría, por mi culpa estamos así, y no me lo perdonaré, te lo aseguro, por eso intentaré daros al pequeño y a ti una buena vida— juntó su frente con la mía. Pude sentir su agitada respiración

-Jung Kookie—le llamé de esa forma cariñosa, levantando su rostro—todos cometemos errores, unos más que otros, si, pero todos los cometemos tarde o temprano, así que no te sientas mal, saldremos adelante

No se cómo ni cuándo pero nuestros labios se juntaron en un simple y delicado beso, mostrando el apoyo y la confanza que volviamos a tener el uno en el otro. Nos separamos segundos después, volviendo a juntar nuestras frentes, y dejando un beso en mi mejilla, el chico se retiró de la habitación, advirtiendome que como me levantara me iba a tirar por la ventana y la verdad no quiero más experiencias así.

Pasaron dos, quizás tres horas y mi estómago empezada a hacer acto de presencia emitiendo sonidos desgarradores. En resumen, tenía mucha, mucha, hambre. Me levanté despacio de la cama, ignorando la amenaza que hace algunas horas me había impuesto Jung Kook, abriendo la puerta de la habitación, caminando escaleras abajo.
Restrege mis manos en mis ojos, quitandome las legañas que habían en ellos para poder obtener una mejor visión de la casa y así no estrellarme con las cosas de esta. Me dirigí a la cocina, encontrándome con Kaira haciendo unas cuantas cositas sencillas para matar el hambre, lo cual me venía de perlas

-Pero bueno la dormilona ya despertó, ¿Cómo te sientes?, ¿Mejor? Antes nos habías dado un susto de muerte, creíamos que habías muerto o algo por el estilo—dijo Kaira, dejando algunas cosas en una bandeja que acto seguido cogió con sus dos manos

-Me siento mejor si—hablé lentamente, todavía tenía punzadas en mi cabeza

-Eso esta bien. Acompañame al salón anda, que vamos a comer algo que hay hambre—soltó una pequeña risa mientras sus piernas se dirigían al salón conmigo detrás de ella

-Miren quién despertó—sé hizo a un lado, mostrandome ante las dos pequeñas de sus hijas, Eun Jin, Ji Min y por último, Jung Kook

-Te dije que no te levantaras Hannah— suspiró cansado Jung Kook

-Tu sabías que no te iba a obedecer, soy así de irresponsable conmigo misma—me encogí de hombros para después correr hacia él y tirarme encima, quedando completamnete estirada—me quedaré aquí, se esta muy cómodo—musité alto porque al estar en esa posición no se podía esuchar muy bien mis palabras

-Como quieras pequeña—me dió una palmada en la espalda para luego sentir como se echó hacia atrás en el sofá

Muchas risas se podían escuchar en las cuatro paredes de ese salón. No me acordaba de lo bien que lo pasábamos todos juntos, con nuestros hijos incluídos. Pero como no ya tuvo que haber algo que hizo que todas las risas se quedaran en el aire. Una inesperada llamada se hizo presente en el teléfono móvil de Jung Kook, alarmando a todos los adultos de la sala

-Cogelo maldita sea—habló Ji Min desesperado

El pelinegro simplemente asintió con la cabeza para después contestar la llamada y ponerla en alta voz para que todos lo pudieramos escuchar

-¿Diga?—contestó Jung Kook

-Hola Jeon, sucia rata, ¿Dónde te escondes?—habló una voz que se me hacía irreconocible, pero parece que para el padre de mi hijo, no

-Maldito hijo de perra, ¡Cómo se te ocurre entrar en mi casa! Ya te pagué todo lo que te debía, así que dejame en paz—levantó la voz el chico

-Relájate Jeon, no me has pagado la cuota por el retraso, así que hasta que no me des ese dinero, la cuota aumentará y te aseguro que te encontraremos y te partiremos las piernas si no me pagas niñato—habló con la voz dura el hombre al teléfono

A Jung Kook se le iluminaron los ojos, como si fuera descubierto algo impresionante

-Tendrás el dinero en una semana, te lo aseguro—habló con seguridad

-Muy bien, una semana, ni un día más Jeon, o te juro que te mataré, a ti y a tu familia—el rostro de Jung Kook endureció

-Adios Cha—finalizó la llamada

-¿Cómo obtendras ese dinero? Es casi imposible tener esa cantidad en una semana—hablé rápidamente, atropellandome en mis propias palabras, mi cabeza iba a explotar

-Tranquila Hannah, tengo un amigo que me debe bastante, él lo pagará

























eto esta que arde omaigah
pd: se acerca el final :0

𝘚𝘵𝘶𝘱𝘪𝘥;: ʝʝƙWhere stories live. Discover now