chapter seventeen

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Llevamos dos días en casa de Kaira y
Ji Min, intentando escondernos de esos hombres que quieren matarnos por la deuda de Jung Kook. Hemos intentado que se haga los más ameno posible para Eun Jin la estancia aquí, esto a sido un choque bastante fuerte para él al no saber porque esos tipos entraron en casa ni con que fin.

Yo también tengo un lío muy grande en la cabeza, pero más en el corazón. ¿Qué se supone que le diga a Jung Kook? Yo le quiero, si, pero no sé si es como antes o no, o es simplemente amistad. Me apoyé en la encimera de la cocina, tomando mi cabeza por la sien, dios estos dolores de cabeza acabarán conmigo. Me dirigí al fregadero para a continuación echarme un poco de agua fría en la nuca, para después ir a uno de los armaritos que habían para coger una pastilla para el dolor de cabeza. Tomé un vaso del armario de al lado, lo llené de agua, y me dispuse a tomarmela. Suspiré cuando la pastilla ya se encontraba vagando por mi garganta, haciendo el recorrido habitual por mis órganos. ¿Por qué estos mareos y dolores fuertes de cabeza? A Jung Kook le dije que era por el estrés de toda esta situación, pero en verdad ni siquiera sé porqué me dan. Salí de la cocina con una pequeña sonrisa falsa para no preocupar a nadie.

–¡Mami! —Eun Jin vino corriendo hacia mi—¡Mira lo que me a regalado el tito Ji Min! —me mostró unos coches de juguete recién abiertos, madre mía amo el olor a juguete nuevo

–¡Anda, mira que chulo! —Cogí el juguete y lo observé durante escasos segundos para después volver a entregárselo al pequeño—¿Le has dado las gracias al tito Ji Min? —me agaché para tener mejor contacto visual con el pelinegro

—Ups.. Pues no—se rascó la nuca, eso es heredado de su padre sin duda alguna

–Pues venga, corre y ve a darle las gracias por el regalo, pequeño—acaricié su hombro y al levantarme, dejé un tierno beso en la parte superior de su cabeza

–¡Si mami! —le ví correr escaleras arriba a algún lugar de la planta de arriba donde se encontrará Ji Min

Jung Kook no está aquí tristemente, porque se a ido a hablar con el chico ese que le debe tanto. Yo le insistí mucho en que quería ir con él, pero me negó rotundamente a ir ya que estaba mal estado y no quería que me diera algo en el camino, así que optó por dejarme aquí en casa descansando, cabrón.
Me senté en el sillón individual de la sala, colocando mis brazos en el posa brazos, hecharme hacia atrás, cerrar los ojos y pensar en que voy a hacer con mis sentimientos hacia Jung Kook. Yo creo que debería darle una oportunidad. Aunque tuvo a la otra mujer en sus manos hasta el último momento, supo dejarla ir y volver conmigo, a pesar de todo, peso demuestra mucho para mi. Él sabía que no me tenía ya en sus brazos, pero igualmente está luchando otra vez por mi, y eso es precioso. Esboze una pequeña sonrisa tonta.

–¿Por qué sonríes? —rápidamente abrí los ojos, encontrandome a Jung Kook delante de mi, quitándose su chaqueta y dejándola tirada en el sillón—Hey, no me has respondido, ¿Por qué sonríes de esa manera? —sonrió con sorna

–¿Eh? —mi cerebro no estaba procesando bien la información, o yo era demasiado estúpida para responder—No, no estaba pensando en nada concreto—me encogi de hombros

–Vamos Hannah, te conozco de hace muchos años, ¿Y creés que yo me voy a tragar esa vil mentira? —arqueó su ceja derecha

–Estaba, estaba pensado en lo feliz que está Eun Jin aquí estos días, Ji Min le regaló unos coches de juguete y esta muy ilusionado con ellos—intenté mentirle con ello, aunque por su cara, puedo descifrar que no se lo a tragado ni de lejos

–Esta bien, hagamos como que te creo, ¿vale? —acarició mi mejilla, a lo que yo me encogí en el sillón, su tacto en mi piel es maravilloso por muy pequeño que sea—Voy a hacer una cosa y vuelvo, ¿vale preciosa? —se puso en cuclillas frente a mi, para darme un suave beso en mi mejilla, haciendo que esta tome un color carmesí

–Yah Jung Kookie—abrí los ojos al igual que él. Así le llamaba cuando estábamos juntos. En su cara no cabía más felicidad

De un momento a otro Jung Kook estaba encima mía, intentando dejar más besos en mi mejilla, cosa que lograba casi siempre

–Vamos Hannah, vuelve a decirme Jung Kookie, seré tu gran Jung Kookie—dijo entre besos en mi mejilla

–¡Jung Kook, para! —no podía dejar de reír en esta situación

–Muy bien, he perdido una batalla, pero no la guerra—se separó de mi, dejando que me incorporara y tomara un poco de aire, dios estoy llorando

I win, you lose babe—me reí más fuerte que antes

–Sé inglés bonita, y solo he perdido hoy, ya perderás tu en otro momento, te lo aseguro preciosa— mientras se alejaba de mi me miraba con los ojos entre cerrados, cosa que me hizo reír más.

–Claro, claro señor Jeon—reí

Cuando Jung Kook se adentró en la cocina, yo me dispuse a leer un libro, por el que ya iba por más de la mitad. No sé cómo ni cuándo, pero me quedé durmiendo con el libro en la cara y la boca abierta.
Otra vez estaba en ese lugar, pero esta vez estaba en una camilla, con un suero, una máquina para controlar mis latidos y unos cinturones de seguridad, como los que se les pone a los enfermos mentales. Miré a mi izquierda y pude comprobar cómo tenía el brazo vendado perfectamente. Mi cabeza dolía como mil demonios. Empecé a sacudirme para intentar liberarme, pero fue en vano. Un momento después se escucha la voz de un hombre que se me hace bastante conocida, pero cuando este iba a entrar me desperté sobresaltada en el sillón de la casa. ¿Quién era ese hombre y porque tenía la voz de Jung Kook?

𝘚𝘵𝘶𝘱𝘪𝘥;: ʝʝƙWhere stories live. Discover now