chapter nineteen

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Llevo enamorado de ti desde el primer día en el que te ví, manchada de café por mi culpa.

Me quedé estática. No sabía que responder ante esa confesión tan espontánea de Tae.

–Ehh... waoh... —monosílabos salían de mi boca—P-Perdona por esta reacción, solo q-que n-no me lo e-esperaba— todavía tenía los ojos muy abiertos y la cara estirada de la sorpresa

–¿Y?, ¿Qué dices? —su sonrisa era imborrable

–Pues, Tae Whan, yo... —no sabía que responder

Si esta proposición me la fuera hecho sin que una persona entrara de nuevo en mi vida, le fuera dicho que si sin dudarlo. Tae Whan y yo éramos demasiado compatibles. Teníamos muchas cosas en común, casi nada nos disgustaba del otro. Pero pensándolo mejor, si le fuera dicho que si, no fuéramos durado mucho. No por su parte, si no por la mía, de lo perfecta que sería la relación, me terminaría aburriendo y dejándolo con él.
Un fuerte ruido hizo que los dos saltaramos en nuestro sitio. Un cliente había azotado demasiado fuerte la puerta de salida. Al lado nuestras había un planel de cristal enorme, donde ví pasar a lo que parecía ser el chico que se acaba de ir de la cafetería, quien tenia una chaqueta con la capucha puesta que era igualita a la que le regale hace años a Jung Kook por su cumpleaños. Moví la cabeza de un lado a otro en signo de negación. ¿Creía el muy imbécil que no me daría cuenta?

–¿Y bien? —el nerviosismo no se iba de su cuerpo

–Yo.. necesito un poco de tiempo Tae Whan, yo... Tengo muchas cosas en mi cabeza y no sabría darte una respuesta acertada en este momento, lo siento—sin más que decir me fuí de allí, sacando de mi bolsillo trasero algo de dinero que había cogido antes de irme y dejándolo en la mesa en la cual habíamos compartido nuestro café

Salí de la cafetería, me coloqué unos audífonos que llevaba siempre en mi bolsillo delantero y me fuí a paso lento hacia casa. Pasé por un callejón nuevo para mi para así tardar más en llegar a casa. Mi cabeza empezó a darme pinchazos demasiado fuertes, mareandome tanto que casi me trago el asfalto. Me sujeté en una pared cercana y me cogí la cabeza para intentar aliviar el dolor en vano. Me escurrí por la pared y tomé mi cabeza con ambas manos, colocando mi cabeza entre mis piernas. Arranqué los audífonos que llevaba en mis orejas y los tiré por ahí. Mis lágrimas saltaron, provocando un sollozo en mí. Subí la cabeza e intenté ver más allá, pero mi vista era borrosa. Empecé a oír voces lejanas, que decían cosas sin sentido alguno para mi. Esas voces me eran conocidas, pero no podía pensar en nada en ese instante. No había nadie por esa calle, eso era lo que más me angustiaba. Sentía como me iba debilitando poco a poco, mis músculos perdían fuerza y mi respiración se iba haciendo más corta y veloz. Cerré los ojos, esperando mi destino, pero lo único que pude sentir fue un dolor mayor en la cabeza y todo negro. Volví a abrir los ojos, ya no me dolía la cabeza y me sentía bien. ¿Qué coño a pasado en tan poco tiempo?

Me levanté del suelo, sacudiendo la parte de atrás de mi pantalón y colocando mi pelo de vuelta a su sitio. Tomé mi móvil el cual yacía en el suelo y miré la hora. Las once y media. He pasado desmayada en el suelo por más de dos horas. Bajé mi mirada y habían varias llamadas pérdidas de Jung Kook. Dios, es demasiado tarde, Eun Jin me habrá estado esperando.
Intenté orientarme y corrí hacia casa.

Al llegar a la puerta, en la acera, se encontraba Jung Kook, con el teléfono en mano y su pie dando leves golpecitos en el suelo con nerviosismo. Al dar dos pasos más, su cabeza se alzó, haciendo que me mirara fijamente. Se levantó y se acercó a mi con algo de prisa.

–¿Se puede saber donde te habías metido? —me dijo con la ceja alzada y mordiendo el interior de su boca. Eso hace cuando esta enfadado, genial, lo que me faltaba en este día de mierda.

–Estaba con Tae Whan en la cafete-

–Lo sé, por eso has venido tarde, ¿no?, le has dicho que sí, ¿verdad?, ¿ya sois novios?, seguramente que si, que seáis muy felices, Hannah—éste no me dejó hablar y se dió media vuelta para adentrarse en casa

Me agarré la cabeza y lágrimas salieron de nuevo de mis ojos. ¿Por qué se enfada tanto?, y, ¿Por qué me afecta tanto que se enfade conmigo?
Caminé hasta la puerta de casa, la cual abrí y cerré conmigo dentro lentamente para no emitir ningún sonido tosco que pueda despertar a mi hijo. Al girarme, pude ver la mesa del comedor con un gran candelabro en medio de esta con velas encendidas y medio derretidas las cuales iluminaban todo el sitio. A ambos lados del candelabro, habían dos platos, uno con comida con una pinta deliciosa, y el otro vacío, con algunos restos de comida. Alrededor de la mesa habían algunos pétalos decorando la mesa, dándole un aspecto más romántico al lugar. Me acerqué más a la mesa y ví que el rastro de pétalos seguía hasta las escaleras. Caminé al lado de ellas, guiandome hacia algún lugar de la casa. Los pétalos pararon en la puerta de mi habitación, donde de ella colgaba en el manillar una pequeña bolsa de tercio pelo azul oscuro. Acaricié la bolsa y la agarré, para después abrirla y dejar caer en mi otra mano lo que contenía la pequeña bolsa. Un anillo dorado tocó la palma de mi mano. Lo tomé con más firmeza y analice mejor el anillo. Dentro del anillo ponía algo que no me esperaba, "Jeon Jung Kook". Guardé el anillo en mi bolsillo y abrí la puerta de mi habitación. Dentro de ella seguía el camino de pétalos, el cual llegaba a su fin al pie de mi cama, pero en ella había un gran puñado de ellos encima, rodeando un sobre de color crema con unas palabras escritas en el, " Para el amor de mi vida". Me acerqué a la cama y agarré el sobre. Respiré hondo para a continuación abrirlo y sacar de el una carta. Me senté en ella y suspiré para leer la misteriosa carta que me había dejado en la cama, moría de la curiosidad.

Hola, Hannah, bueno, esto será muy embarazoso porque seguramente estaré al lado tuya mientras estas leyendo esto y me dará mucha vergüenza. Ok, no me enrollo más, empezaré. Se que fuí un gran capullo insensato hace unos años, y seguramente seguirás pensando que lo fuí, pero he cambiado, o lo estoy intentando. No se porqué hace años me intenté autoconvencer de que ya no te quería, que no sentía ni la mínima gota de amor por ti, y que lo nuestro solo fue algo pasajero. Por eso me tiré a otra chica y te engañé. Cuando pasó todo, me paré a pensar y me dije a mi mismo, ¿Que éstas haciendo Jung Kook?, ¿Vas a perder a la mujer de tu vida por tu inmadurez? En ese momento parecía como si mi mente infantil se fuera ido al garete y mi madurez hubiera llegado en ese momento. Me levanté y me dije a mi mismo que te conquistaría de nuevo, pero no como el Jung Kook de antes, si no como el Jung Kook de ahora en el que me he convertido, el Jung Kook mejorado, no inmaduro y ejemplar. ¿Sabes cuánto tiempo estuve intentando mejorarme al máximo? Intentando ser perfecto a tus ojos. Pero sé que eso era imposible, hasta que unas palabras de Eun Jin me hicieron despertar de mi deprimente decisión de hecharme hacia atrás con todo esto. Eres la mujer de la que me enamoré en el Instituto, la primera y la última.
Hannah, te amo, te amo como nunca he amado a nadie. Eres la mujer de mi vida, y la madre de nuestro precioso hijo. Estoy escribiendo esto mientras te observo leer en el sofá, ¿sabes lo guapa que te pones cuando frunces el ceño al leer? Eres inmensamente perfecta, y demasiado buena para mi.
Por eso quiero proponerte algo, que sin duda si tu respuesta es buena, seré el hombre más feliz de la tierra.
¿Quieres volver a ser mi novia? Te prometo que no te volveré a mentir, ni a engañar, ni seré el mismo gilipollas el cual te rompió el corazón. Seré ese Jung Kook atento, romántico, paternal, ese que tanto te gusta y me encanta ser.
Incluso escribiendo esto se me saltan las lágrimas y se me acelera el corazón.
Espero tu respuesta.

Attem. Jeon Jung Kook, el futuro amor de tu vida,

Unas cuantas lágrimas se escaparon de mis ojos, empapando el papel en el que había escrito Jung Kook. Por eso estaba enfadado, él me había estado esperando todo el rato que he estado fuera, pero el creé que estaba con Tae.
Lo que a él más le a dolido no a salido el tiempo que he tardado, sino que el sabía de la proposición que él me hizo.

Salí de mi cuarto con la carta todavía en la mano y me dirigí al cuarto de Jung Kook. Toqué con mis nudillos levemente la puerta, esperando una respuesta del contrario, la cual no se dió. Abrí la puerta despacio, dejando ver un poco el interior del cuarto. Ahí estaba él, sentado en el borde de su cama con la mirada perdida y algunos rastros de lágrimas por sus mejillas.

–Jung Kook.... —le llamé. Este alzó la cabeza y se quedó observandome, esperando a que dijera algo—Tenemos que hablar, Jung Kook–alze mi mano en la que tenía la carta.






𝘚𝘵𝘶𝘱𝘪𝘥;: ʝʝƙWhere stories live. Discover now