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Gilbert Blythe trabajaba en una hamburguesería muy famosa en la ciudad desde que sus padres habían muerto, con el sueldo no tan alto que ganaba compraba lo necesario para vivir, se sostenía. Y aunque no le gustaba estar sudar y estar oloroso a salsas varias horas nocturnas, el señor Gillis, el dueño del negocio y padre de Ruby, una chica que estaba en su clase de biología comprendía perfectamente su situación y lo alentaba a seguir adelante en el estudio.

«Si tienes notas superiores, no te voy a desamparar cuando estés en la universidad, muchacho.» Decía el hombre.

Gilbert estaba en el club de astrofísica, un club que solo tenía un integrante: Él. No hablaba con nadie en la escuela, no hacía más que estudiar y escuchar la radio, ese era otro de sus talentos ocultos, lograba escuchar por medio de ese pequeño aparato cosas que otros no podían. El chico logró saber lo de la lluvia minutos antes que el resto, pero cuando quiso avisar ya era demasiado tarde, logró esconderse en esa aula porque sabía el desastre que iba a ser la escuela cuando el director la nombrase. Y ahora que todo Liverpool había muerto, no le quedaba más que acostumbrarse a vivir con aquella chica extraña que había salvado de un trágico final.

-No creo que sea algo que haya ocurrido de la nada -comenzó a decirle a la pelirroja-, es más bien planeado.

-¿Por quién?

-La reina.

-¿La reina?

Él asintió.

-Te diré algo.

Anne empezó a asustarse, no le gustaba cuando las personas le hablaban de esa forma.

-¿Que ocurre? -balbuceó.

-Escuché desde mi radio como la reina le decía a alguien en aquella estación radial que «Eso» se les había salido de las manos y que no tendrían que dar explicaciones porque para cuando lo quisieran hacer ya todo el planeta estaría muerto.

Anne estaba perpleja, por un momento creyó que estaba compartiendo su casa con un demente, él notó su mirada extrañada y tomó sus manos sin dejarla de ver directamente a los ojos.

-No estoy loco -afirmó-. Ese locutor no era nuestro querido Orlando Rushmore*, era alguien más.

-¿Por qué no me lo dijiste antes?

-No te lo dije porque me ibas a tratar como un imbécil, me ibas a dejar morir por ahí y no sería justo que un cerebro tan brillante como el tuyo se perdiera en la ignorancia.

-¿Cómo es que me conoces? Dices tantas cosas de mí como si fuésemos amigos íntimos que temo por mi vida.

Blythe suspiró.

-Eso no es importante ahora -cambió el tema-. La reina quiere repoblar el mundo con su raza, que todos tengan sangre real, y como ahora cree que no hay nadie más que ellos podemos preparar nuestro ataque y llegar de sorpresa al palacio.

-¿Con que fin?

-Con que trate de arreglar lo que hizo, porque si tuvo la valentía de destruir al mundo, supongo que debe tener la misma para regresarlo a la normalidad.

Anne puso una mano en su cabeza con sentimientos confusos rondando por su mente. Gilbert supuso que ella pensaba en echarlo, así que se levantó.

-¿Adónde vas? -preguntó.

-A casa.

-¿Por qué?

-Se nota a leguas que no me crees nada, así que antes que tú me abras la puerta yo lo haré.

-¡Espera!

Él volteó.

-No es eso -empezó a decir ella aún sentada en el sofá-. Es que estoy algo cansada de todo esto ¿planeas que vayamos al palacio Buckingham?

-Efectivamente.

-Significa hacer un viaje en auto.

-Sip.

-Tú y yo... -continuó.

-¿Me vas a acompañar o no?

-Sí, claro que lo haré, solo que... ¿podemos dejar que pase un tiempo para así ver si hay más personas con vida o algo?

-Como desees.

Se quedaron en silencio.

-Gilbert...

-¿Si?

-Quédate aquí, no tienes por qué irte.

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*Orlando Rushmore.
Nombre inventado por mí.

「𝐑𝐚𝐢𝐧 ; 𝐀𝐧𝐧𝐞 × 𝐆𝐢𝐥𝐛𝐞𝐫𝐭」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora