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-Creo que deberíamos ir el viernes -soltó Anne durante el camino, estaba a punto de anochecer.

-¿A dónde? -preguntó Gilbert saliendo de sus pensamientos.

-Al palacio, ya hemos esperado mucho, la comida está muy cercana a agotarse y no está tan lejos después de todo -una mezcla de decepción e ira la estaban invadiendo, pero ella supo disimular lo que sentía... siempre lo hacía-, son cuatro horas en auto.

-Oh, sí, claro, como quieras, el viernes estará bien.

Cuando quiso colocar las llaves en la mesa sintió que el ambiente estaba pesado, las cosas no estaban del todo bien con ella. Su estómago estaba revuelto, sintió náuseas y una sensación extraña recorriendo su cuerpo. Ambos subieron a sus habitaciones, pero cuando estuvieron a punto de entrar se devolvieron y en medio del pasillo se encontraron, estaban viéndose a los ojos.

-Anne -dijo él, sintió su boca seca.

-Gilbert -respondió sintiendo como los latidos de su corazón rugían desenfrenados.

-Buenas noches -dijo el chico de la nada y entró a prisa en su habitación.

Anne se quedó de pie con ganas de llorar ¿Por qué los hombres eran tan complicados? Se recostó en su cama y dejó que los pensamientos llegasen a ella, ¿de verdad? ¿Cómo pudo ser tan estúpida en pensar siquiera que Gilbert Blythe podía estar enamorado de ella? Se estaba sintiendo demasiado incómoda, tenía que salir y arreglarlo todo con él, no podía estar tan confundida. Bajó a la cocina y preparó panqueques con «Nutella», subió después de unos minutos dando los dos golpecitos habituales en la puerta de su amigo.

-¿Quién es?

-Ringo Starr, genio.

-Señor Starr, es un placer conocerlo, pero estoy a punto de dormir.

-¿Ah sí? ¿Entonces quién comerá conmigo éstos deliciosos panqueques?

Él sonrió desde el otro lado.

-Pasa -dijo al fin.

-¿Me puedo sentar? -preguntó ella señalando la cama.

-Claro que puedes.

-Vine a hablar contigo -suspiró-. Ésta tarde estabas algo raro, ¿hay algo que quieras decirme?

-Sí, digo, no... bueno, la verdad es que sí -puso una mano tras su cuello-. Siempre me estás preguntando de dónde te conozco y cosas por el estilo, ya sabes.

Un relámpago hizo que saltaran del miedo, segundos más tarde comenzó a llover.

-Sigue -pidió la pelirroja.

-Sucede que desde que estamos en sexto año sé de ti, eras la capitana del equipo de debate, Tillie, esa muchacha rellenita estaba junto a ti todo el tiempo, luego renunciaste a eso y decidiste estar en el club de lectura con tus amigas, fue algo muy lindo, a pesar de que a Josie no le cayeras bien en un principio.

-¿Como sabes todo eso?

-Ser un marginado tiene sus ventajas, te queda tiempo de sobra para observar a las personas... si lo haces detalladamente puedes llegar a saber sus más profundos secretos. Ahí está el truco.

-Un momento, ¿por qué me observabas a ?

-Porque no era Josie Pye quién me gustaba, eras tú... eres tú.

El corazón de Anne quiso explotar de la felicidad.

-Tú también me gustas, creo que desde que te conocí sentí que estaba a salvo a tu lado -levantó una ceja-, y sabes perfectamente que no soy de las que les gusta ser salvada por un chico.

Él rio.

-Entonces... -dijo ella- ¿Es raro que no sienta necesidad de besarte con la intensidad de mil soles en este momento?

-No es para nada extraño -Gilbert puso el plato sobre la mesa de noche e invitó a la chica a acostarse, la abrazó-, podemos estar en silencio si eso es lo que deseas.

-No puedo sacar aún el olor de miles de cadáveres en descomposición de mis fosas nasales, sería tan poco romántico mantener una historia de amor.

-¿Entonces ahora somos pareja?

-Es obvio -se acurrucó a su lado, él besó su frente, durmieron pensando en lo que ocurriría el viernes y en como todo aquello podría cambiar sus vidas.

「𝐑𝐚𝐢𝐧 ; 𝐀𝐧𝐧𝐞 × 𝐆𝐢𝐥𝐛𝐞𝐫𝐭」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora