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Ben nunca había tenido tantos problemas para hablar con una chica como ahora en ese momento.

Es decir, su personalidad era la de un solitario  pero cuando una chica le parecía linda por lo regular él hablaba solo un poco hasta que ella aceptaba su compañía y una cosa llevaba rápidamente a otra. No es como si no hubiera tenido varias novias antes. Pero la fémina a su lado no mostraba indicios de querer acercarse mas de  lo necesario a la delgada linea que permanecía entre ellos y no obstante parecía igual de incómoda que el.

Suspiro ya cansado, no entendía el porque. Sabia que ella era de cierta forma, especial, pero solo conocía descripciones en el aire.

Pequeños detalles que había capturado en sus constantes observaciones

No sabia mas que el resto de su vida.

Sabia cuales eran algunos de sus gustos como su color favorito, su gusto al vestir y maquillarse, sus comidas favoritas, además de los géneros literarios que prefería solo por lo que había escuchado al parar la oreja cada vez que abría la boca.

Nada de esa información era para que el escuchara. Pero el siempre buscaba su voz

Sabia que era muy inteligente y no solo porque sus notas así lo reflejaban. Sino porque tenia una manera muy singular de mirar el mundo, analizándolo con sus conocimientos y propia impronta.

Y ahí entraba en un campo mas extenso de lo que sabia y lo que admiraba de ella. Porque la admiraba de todas las formas.

Su cuerpo le atraía como a cualquier otro chico, pero a él en especial lo que mas llamaba su atención eran sus sonrisas. Le gustaba como sus cabellos danzaban alrededor suyo cada que se movía y le encantaba el agradable olor que llevaba consigo. Era correcta y justa. Y  sobre todo muy gentil. Cuando no se la molestaba.

Solía enfadarse. Pero antes de saltar a decir cualquier cosa que estuviera pensando, contestaba con tanta racionalidad que podía hacerte creer que estaba de acuerdo contigo pero no debías dejarte engañar, esto era en un principio ya que repentinamente te envolvía con diferentes argumentos. Mucho después caías en cuenta que ella había terminado con toda la razón y acababas de quedar como un reverendo rábano. 

 Lo divertía mucho y le quitaba sonrisas como ninguna antes lo había hecho. Y lo mejor de todo es que lo hacia sin saber lo que provocaba. Porque ella no sabia que él era su acosador privado e imaginaba que  tampoco descubriría que ella era la causa de sus propias sonrisas.

Tenia que conocerla mas, estaba decidido. Si de algo estaba seguro es de que ella era mucho mas de lo que aparentaba.

Decido voltio para establecer una conversación civilizada. Pero ella ya se estaba levantando y se dirigiría lejos de él.

Tan ensimismado había estado en sus pensamientos que nunca escucho el timbre de recreo. Derrotado la vio irse. Con el claro pesar de que ese día seria solo uno mas de observaciones silenciosas.

Pero no contaba con que la carismática hermanita de Ana la estuviera esperando en la puerta. Al distinguirla voltio extrañamente nervioso, pero ella ya lo había encontrado siguiendo con su mirada a su despistada hermana.

Una sonrisa chispeante apareció en  sus labios.

- ¡Hey chico bonito! - grito sorprendiendo a su hermana a su lado y a la clase que la miraba concentrados en saber a quien se refería.

- Sara ¿a quién llamas? - cuestiono Ana con una expresión confundida, mirando a todos en el salón.

- El sabe a quien me refiero - señalo ella sin mas comentarios con una sonrisa vivaracha en los labios y las manos ocultas en la chaqueta.

Siguiendo Tu Bella SonrisaWhere stories live. Discover now