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No había payasa más linda que ella.

O no creía haber conocido otra.

Pese al percance que tuvieron más temprano ese día, ella se acercó con naturalidad hasta él. La sonrisa que le dedicaba era el accesorio más lindo que pudiera combinar con ese traje.

- ¿Qué sucede aquí? - pregunto al llegar mirando a cada una de sus amigas - hola Ben - saludo reparando en el.

- Hola Ana - saludo con la voz gruesa y rasposa, sin poder apartar la vista de ella.

- ¿Qué coincidencia encontrarnos por aquí? - se rio ella mientras se balanceaba en sus pies, inquieta como siempre.

- ¿Por qué estas vestida de payaso? - indago con la sonrisa inevitable pegada en los labios, volviendo a recorrerla con sus ojos de arriba abajo.

- ¡Oh, esto! nada, algo que suelo usar para salir - le explico en forma de chiste, que sin tener gracia le hizo reír sin ganas - ja, te hice reír - lo acuso señalándolo. Ben le dedico una pequeña sonrisa mientras negaba con la cabeza algo que era bastante obvio.

- Estamos evangelizando - explicó Bea acomodando mejor la campera a su cuerpo. Las ligeras brisas comenzaban a ser mas frescas de lo que aparentaban.

- Eso se escucha a manada - la acuso Ana, esta se limitó a alzar los hombros y a poner sus manos anilladas en sus bolsillos.

- ¿Evangelizando? - interrogo Ben curioso.

- Si, repartimos la palabra de Dios por las calles a todo niño y persona que nos encontramos por la calle - teatralmente Ana explico a Ben entregándole un cartelito de cartulina blanca.

En el había un hermoso dibujo realista de muchos globos coloridos en un cielo perfectamente celeste, con solo un par de nubes bien sombradas y delineadas. En medio de los globos se leía unas palabras escritas con un color plata y una perfecta caligrafía a mano.

''Sigo esperándote''. Atte. Dios

Un extraño escalofrió lo desequilibro. Como si el papel le quemara, intento devolver el dibujo, pero ella se negó a volver a aceptarlo.

- Acéptalo, es para ti - ofreció con una sonrisa amistosa en los labios.

Sin apartar la mirada. Ben se guardó con cuidado el dibujo en el bolsillo trasero de su pantalón. Volvió a sonreírle como si las sonrisas fueran naturales para él. Todo parecía natural con ella.

- ¿Van a ayudarme señoritas o voy a seguir siendo la única payasa? -pregunto Ana a sus amigas que se rieron con ella por el comentario.

- Eres la payasa más linda que allá visto en mi vida - la elogió Cleo quitándole las palabras de la boca a Ben.

- Deja que nos hagamos cargo. Tu evangelízalo a el - le indico Nicol llevándose a las demás chicas con ella. Las vieron irse y alejarse de ellos hasta llegar a donde estaba la hermana de Ana y un par de jovenes mas.

- Entonces... - empezó diciendo volviendo su atención nuevamente a el - ¿Qué hacías por aquí? -

- Solo estaba un poco aburrido, entonces salía a dar una vuelta cuando me encontré con una linda payasa y el aburrimiento se fue volando - este  fue un débil intento de coqueteo de su parte, pero hay que reconocer que Ben no era el tipo de chicos que se esforzara con palabras por una chica. Sin embargo se acerco lo suficiente a ella. Solo para que Ana reconociera la atracción magnética que generaban sus cuerpos y levantara el mentón para  que pudiera verlo a los ojos. Fue entonces cuando sus ojos se encontraron verdaderamente.

Ella no sonrió, pero le dedico una mirada tímida de lo más adorable para Ben que gozaba de ponerla nerviosa.

- Bueno, mmm - casi balbuceando y ya sin poder  verlo directamente a los ojos - ¿te gustaría caminar y charlar un poco? - sugirió mirándolo discretamente por asomo  entre los espesos mechones enrulados que se escapaban sobre su rostro. Saliendo del principal estupor Ben asintió con entusiasmo con la cabeza para seguirla posteriormente a donde ella fuera.

Siguiendo Tu Bella SonrisaWhere stories live. Discover now