Pista 14. Te soñé

3.8K 221 31
                                    

Amelia acariciaba la espalda desnuda de Luisita, que aún dormía. Era la primera vez que despertaba desnuda junto a una mujer y no necesitaba huir. Hacía algunos minutos que se había despertado y no dejaba de mirarla ni se cansaba de ello. No entendía cómo era capaz de seguir durmiendo plácidamente con la cantidad de luz que inundaba la habitación y el ruido que se escuchaba en la calle a esas horas.

Empezó a dejarle besos en la cabeza mientras le retiraba un mechón de pelo que le caía sobre la cara y le impedía contemplar todos sus rasgos y dibujaba con sus dedos sus formas, desde la oreja pasando por la mandíbula, para terminar en sus labios hasta que un sonido la llevó a la realidad.

- ¡Luisita! ¡Luisi, cariño! – trató de despertarla obteniendo un gruñido que Amelia interpretó por un "¿qué?" – Tu móvil, te están llamando.

En ese momento saltó de la cama, cogió la primera camiseta de Amelia que encontró de paso en la habitación y salió corriendo a buscar de dónde provenía el sonido.

*****

La tarde anterior, cuando Luisita salió de casa, Pelayo sabía que al día siguiente le tocaría estar en el Asturiano solo por la mañana. Podía imaginar que lo último que quería su nieta era terminar su velada pronto para ir temprano al bar, por lo que necesitaba pensar en alguna excusa creíble que pudiera colar a su hijo y a su nuera para no descubrir a la muchacha. Era consciente del gran trabajo que hacía cada día para estar al pie del cañón e irse después al teatro, sin tener apenas tiempo para ella misma y sin poner una mala cara.

"Charrita, coge el teléfono, por favor", suplicaba mientras veía que Marcelino cada vez estaba más cerca del bar.

La rubia consiguió llegar al teléfono cuando aún sonaba y se preocupó al ver el nombre del bar en la pantalla. Supuso que sería su abuelo hasta que se dio cuenta de la hora que era. Había avisado a su madre que no iba a cenar en casa, pero tampoco había dormido allí ni había ido a trabajar al bar y se asustó por haberlos preocupado.

- ¿Sí? – respondió con miedo mientras Pelayo al otro lado de la línea respiraba tranquilo.

- Bueno hija, tú no te preocupes, que ya me apaño yo – en ese momento entraba Marcelino por la puerta. – Además, mira, hoy viene tu padre temprano también – Luisita no entendía nada, pero, al menos, era su abuelo quien la llamaba.

- Ay, abuelo, de verdad, no sabe cómo se lo agradezco, le tenía que haber avisado o algo. Lo siento, lo siento – habló rápidamente.

- Tranquila charrita, lo primero es lo primero, y si tenías que estar en el teatro pues ya está, no pasa nada – Marcelino se quedó pendiente de la conversación. – Bueno hija, no te entretengas, que tendrás cosas que hacer.

- Muchas gracias abuelo. ¡Adiós!

Pelayo colgó tranquilo el teléfono. Luisita y él ya tenían una coartada ante el más que posible interrogatorio que tendría que librar la rubia cuando llegara a casa, que no iba a ser inmediatamente.

- Hombre, hola hijo. ¿Cómo tan temprano tú por aquí?

- ¿Qué pasa con Luisita? – ignoró la pregunta que le había hecho su padre – Porque esta noche no ha dormido en su habitación...

- Nada Marcelino, no te alarmes. La chiquilla está en el teatro.

- Padre, son las 11 de la mañana y hoy no hay función en el teatro.

- Ha tenido que ir por unas pruebas o algo así me ha dicho, no la escuchaba bien porque había jaleo – Marcelino estaba más inquisitivo que de costumbre.

Cara B - [A Luimelia playlist]Where stories live. Discover now