Pista 52. Todo se transforma

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Los rayos de sol comenzaban a inundar la habitación provocando que, tanto Luisita como Amelia, se despertasen a pesar de no haber dormido demasiado durante la noche. Luisita tenía su cabeza apoyada sobre el pecho de la morena, arañando ligeramente su costado mientras la morena acariciaba su espalda desnuda, dibujando distintas formas en la piel de la rubia con la yema de sus dedos. Podrían estar así durante horas, en silencio, conectando de vez en cuando sus miradas y sonriéndose, acariciándose sin necesidad de hablar, únicamente sintiendo sus respiraciones y ese aroma a ellas que habían echado en falta, pero el sonido del teléfono las sacó de aquel momento.

- ¿Es el mío? – preguntó Amelia.

- Sí.

- Pásamelo, porfa – la rubia dejó la posición en la que estaba sobre el pecho de Amelia y se giró para coger el aparato y entregárselo a Amelia. – A ver quién molesta ahora, con lo bien que estábamos así abrazaditas – se quejó.

- Paca – dijo la rubia mirando la pantalla.

- Uy, ¿Paca llamando en fin de semana? Qué raro... – expresó la morena incorporándose sobre la cama. – ¿Sí? – respondió al teléfono.

- Hola Amelia cariño, ¿estás en casa? – habló la mujer al otro lado de la línea.

- Buenos días, Paca. Eh, sí, estoy en casa, ¿por? – contestó preocupada.

- Nada, Ameli, no te preocupes. Que te mando a un mensajero con un sobre. Son unas separatas que te tienes que estudiar para una prueba pasado mañana.

- ¿Cómo que una prueba pasado mañana? Pero Paca... – se giró para mirar a Luisita que seguía tumbada recorriendo su espalda con sus dedos.

- Amelia cariño, me acaba de llegar. Échale un vistazo, que te va a gustar y prepáratelo bien, que este va a ser el papel de tu vida – manifestó la representante.

- Pero vamos a ver, ¿no hay casting? – demandó extrañada la morena mientras hacía gestos de no entenderla demasiado a la rubia.

- Sí, claro que lo hay, ni que fueras Penélope Cruz hija, pero yo ya llevo muchos años en esto y sé cuándo un papel es para una de las mías. Y este es para ti – sentenció. – Oye, en Barcelona ¿todo bien? – se interesó.

- Sí, sí, todo perfecto – confirmó. – Pudimos rodar mis planos sin problema y ya he terminado mi participación.

- Muy bien cariño. Pues ale, ya tienes trabajito este finde. En un mail tienes el lugar y la hora de la prueba.

- Muchas gracias, Paca.

- Mira que te haya llegado bien, no esté en los espams y no lo veas – remarcó la mujer.

- Tranquila – rio la actriz. – Ahora lo miro y te confirmo.

- Un beso, Ameli. Ah, dile a la rubia que no te entretenga, que tienes que estudiar – habló seria, provocando una risa contenida en la morena mirando a Luisita, que preguntó con la mirada.

- Vale. Un beso Paca – se despidió de su representante aguantando la risa.

- ¿Qué? – demandó Luisita cuando colgó observando la cara de Amelia.

- Paca, que me manda unas separatas por mensajero para una prueba el lunes para el papel de mi vida, según ella claro – expresó con grandiosidad.

- Bueno, ya la conoces. Sabes cómo es y lo que te aprecia, aunque muy objetiva no es, que si fuera por ella tendrías ya no sé cuántos Óscars.

- Sí... A quién parece que no tiene tanto cariño es a ti – reveló Amelia dejando el móvil sobre la mesita de noche que tenía más cerca.

- ¿A mí? – respondió la rubia.

Cara B - [A Luimelia playlist]Where stories live. Discover now