Deseo

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—A veces me pregunto... ¿Qué desea un dios?

—¿Disculpa?– Fujin se echó a reír, siendo tomado por sorpresa.

Nightwolf y él estaban sentados en un balcón en el Templo del Cielo, disfrutando del atardecer y sentados uno al lado del otro.

—Bueno, si bien es cierto que de alguna manera, tú y Raiden son muy humanos, de alguna manera ustedes dos son dioses. Piensas de manera diferente, a veces también actúas de manera diferente. Por lo tanto, sería lógico que lo que tú o Raiden desearían podría ser muy diferente y luego decir... alguien como yo o tal vez Sonya Blade o Jackson Briggs.– explicó Nightwolf. —Lamento si la pregunta parece extraña, pensé en desear la paz y me perdí en ese tren de pensamientos y finalmente llegué al pensamiento "¿qué es lo que desean?" y bueno, te conozco.

—Ah, bueno...– Fujin murmuro, pateando sus piernas.

—¿Estás avergonzado?– Nightwolf preguntó con las cejas arqueadas, luciendo bastante sorprendido.

—¿Qué?

—Nunca supe que tenías vergüenza de tus deseos, eso es todo.

—Tengo vergüenza, no pienses en mí como que... yo solo...–

—¿Estás bien, Fujin?– Nightwolf preguntó, dejando caer su sorpresa por una preocupación genuina que hizo que el corazón de Fujin se enterneciera de amor.

—Estoy bien solo... ¿Tenemos que hablar de esto?–

—Por supuesto que no... Lo siento.

—No, fue mi error. Descuida– Fujin apoyó su cabeza contra el hombro de Nightwolf y dejo salir un sonido cómodo.

•●•

—Sobre lo que dijiste, la otra noche...

Fue unos días después. Fujin estaba con Nightwolf mientras acampaban en el desierto, en su trayecto para acompañarlo de vuelta a la tribu Matoka. Raiden había ofrecido llevarlos para estar tan pronto como quisieran, pero Nightwolf se negó, explicando que disfrutaba mas de recorrer un camino y observar sus alrededores, y Fujin decidió darle la razón y seguirlo. Ahora el Matoka se encontraba encendiendo un fuego para la noche que viene mientras escuchaba a su compañero.

—Lo siento, crucé una línea.

—No lo sabías y solo... Me gustaría explicarme ahora.– suspiró Fujin. Nightwolf terminó de encender el fuego y luego se sentó junto a Fujin, extendiendo la mano que le dio voluntariamente, tomando la mano de este entre las suyas y entrelazando sus dedos. —Lo que deseo no es nada de lo que avergonzarse.– comenzó Fujin. —Sin embargo, dado mi título y mi trabajo... Sería considerado egoísta y de ahí viene la vergüenza.

—¿Qué es lo que deseas?

—... Ser padre.

—Tienes razón, eso no es algo de lo que avergonzarse. Pero, ¿Por qué ser un protector de Earthrealm significa que debes estar avergonzado de tal deseo?– Nightwolf preguntó.

—Porque hay millones de vidas que dependen de Raiden y de mí. Porque soy una de las dos personas que deben apresurarse en su defensa si algo sucede, como Shao Kahn invadiendo nuevamente. Porque debo estar allí para apoyar a mi hermano. Debo ser su protector en un aviso dado.– suspiró Fujin, sintiendo que su propia vergüenza lo arrastraba. —Si tuviera una familia que cuidar, naturalmente reclamarían parte de mi tiempo, naturalmente atraerían mi sesgo a protegerlos sobre los demás. Es por eso que Raiden no tiene una familia, ni una relación romántica, e incluso aquellos a quienes llama familia, a veces dicen que se siente distante de ellos. Somos protectores de la Tierra y eso nos exige a todos. Cada parte de nuestros seres.

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