Difamación

3K 305 179
                                    

Volkov ve televisión por la noche y se encuentra con Gustabo y Horacio en TV abierta. (Basado en los directos #33 de auron y perxitaa) 

- - - 

Un chupito de vodka después de una ducha refrescante siempre era tranquilizador, más en esos tiempos de locos en los que ya no podía estar tranquilo en ningún momento. Las cosas que estaban pasando en la ciudad le pasaban la cuenta y la vida, de un día a otro, se había vuelto una mierda.

Se sentó en el sofá a mirar su teléfono, ausente, pasando de twitter a sus mensajes y de sus mensajes a cualquier otra aplicación. No sabía qué hacer. La H entre sus mensajes se mantenía en el mismo "gracias" que acabó con la última conversación que tuvieron hace mucho tiempo. Había borrado todas las putas conversaciones excepto esa, esperando que el de cresta necesitara algo y volviera a llenarle el teléfono de mensajes, pero no fue así.

Con el tiempo, Horacio desapareció de su vida cotidiana.

Dejó el teléfono de lado y fue a servirse más vodka cuando comenzó a sonar. Suspiró y fue hacia el sofá, en donde lo había dejado, y cuando lo cogió vio que era Conway.

Si quería que dejara su vodka por alguna gilipollez, lo mandaría a tomar por culo, de eso estaba seguro.

— Conway — contestó.

— Prende el puto televisor — le ordenó su superior.

— No veo televisión — se negó el ruso. — ¿Qué hay? ¿Acaso el calaveras ese nos mandó un mensaje por TV?

— Él no...

— Joder — gruñó.

Así que alguien les había mandado un mensaje, por lo que había entendido, pero ¿Quién? ¿Los reclutas del tío ese de la máscara?

Conway le dictó qué canal poner con rapidez y él encendió su gran TV para mirar la cinta en bucle de dos personas que con solo mirarlas un segundo ya sabía quienes eran: Gustabo y Horacio.

Le subió al volumen y escuchó.

— ... estos dos particulares sujetos salían de comisaría en el momento en el cual nuestros reporteros se les acercaron preguntando sobre las últimas polémicas ocurridas dentro del CNP — decía la voz de la presentadora del noticiero. — A los dichos de estos señores se le añaden los de un grupo de basureros bastante descontentos con la gestión de...

— ¿Qué mierda... qué mierda es esto? — preguntó al teléfono. Conway estaba esperando del otro lado su reacción.

— Calla, coño, que todavía no ponen el audio del video de esos anormales — le reprendió.

— Los mato — murmuró Volkov, bebiéndose el vodka de un trago con el ceño fruncido mientras miraba a Horacio atentamente.

Se sentía decepcionado. No podía ser otra cosa. Decepcionado de haberse abierto al menos un poco —cómo odiaba equivocarse— con una persona que pensó que podía ser distinta: un buen policía, un excelente tirador, un amigo de copas, un confidente, un...

Le subió más a la TV cuando la presentadora dijo que iban a repetir el momento, y escuchó.

— Me han llegado noticias y me dicen que hay un topo en la policía...

— Capullos — escuchó decir a Conway por el otro lado del teléfono, entornó los ojos ante las preguntas de esos calvos que se hacían llamar periodistas.

— Pues... no lo sé, porque yo no soy policía — asegura Horacio. Volkov hace un gesto de desagrado con la boca. Conway todavía no le había contado absolutamente nada de cómo esos dos dejaron de ser alumnos, estaba perdido, tan solo despertó una mañana y supo que ya no los tendría más en comisaría y listo.

Así fue como perdió rastro de Horacio, de hecho.

Yo tampoco, es que no sé qué coño me estáis contando a mí — dijo Gustabo.

— Al menos no andan haciendo el tonto como siempre, ya le digo yo — soltó Volkov, escuchando reír a todo lo que da al superintendente. — Conway, ¿Qué pasa?

— Sigue escuchando — se limitó a decir.

Justo en ese momento, Gustabo escupe.

Mira lo que hago con la comisaría, ¡Me la suda! — asegura.

Volkov alzó ambas cejas.

Graba esto, graba esto, para la policía... para toda la poli — Horacio elevó la voz, alzando una de sus manos frente a la cámara para enseñarles el dedo. — Pa'l... pa'l viejo, pa'l Conway... toma esto.

Y mientras enfocaban a Horacio y hablaban todos por detrás escandalizados, el grito de Gustabo se escuchó fuerte:

— ¡Abuelo decrépito! A ver si te vas ya pa'l otro barrio, ¡Viejo!

Volkov soltó una breve risa.

— Sigue riendo, capullo, escucha lo que tiene que decir tu novio sobre ti — dijo Conway, tranquilo, pero amenazante.

Volkov, que tienes la cabeza pequeña, mira esto, ¡Pa ti! — gritó Horacio, ahora con ambas manos enseñando el dedo muy cerca de la cámara, muy orgulloso.

Como si no sintiera nada.

Conway, al otro lado del teléfono, soltó un gran ¡JA!

¡Volkov impotente! No te funciona la chiripa — dijo Gustabo fuera de cámaras, pero se escuchó claramente.

— ¿Cómo? — el ruso estaba totalmente rojo en la soledad de su casa mientras Conway se descojonaba a costa suya.

Picha corta, Volkov — dijo una voz más aguda fuera de cámara también.

¡Volkov gilipollas! — se unió uno de los presentadores.

Conway ya no podía más, estaba ahogándose en risa.

La escena termina con Gustabo dándole un puñetazo al cámara y se corta a un nuevo clip donde aparecen los basureros lanzando más mierda. Volkov apagó el televisor, ardiendo en rabia.

— Al parecer, todos se han puesto en tu contra por romperle el corazón a tu novio — lo vaciló Conway. — Me han hecho olvidar lo de viejo con tales declaraciones...

— No me joda... eh, no me joda — gruñó Volkov. — Putos retrasados — añadió y colgó.

Comenzó a dar vueltas por su casa. Horacio se había mudado del edificio, había desaparecido por más de un año, Conway no le decía ni mierda sobre lo que pasó con ellos y se había enterado — por Greco, quién más cotilla que él — de que Gustabo había apaleado a un civil en plena comisaría, pero no entendía por qué Horacio había desaparecido con Gustabo. En fin, tenía un lío en su cabeza respecto al moreno de cresta hasta ese momento, pero ahora lo único que quería era matarlo.

Matarlo, darle de ostias, insultarlo, gritarle, preguntarle por qué dejó de insistir y por qué se fue sin decirle.

Como si tuviera el deber de decirle. No tenía ninguno.

Se sentó, derrotado, en el sofá y se recostó en el respaldo mirando hacia el techo.

Un año, casi dos, sin verle y esto era todo lo que le daba como respuestas a todas las preguntas que tenía. Horacio jamás lo quiso y él fue un payaso por contarle cosas sobre él como su edad, cosas de su familia, abrazarlo cada puta vez que lo pedía y que lo necesitaba, acostumbrarse a sus mensajes sobrios y ebrios, más a los ebrios que a los sobrios y una infinidad de cosas que pusieron en evidencia que no era un hielo como pregonaba.

Sí, había sido un payaso, y no dejaría que volviera a pasar. Si alguna vez volvía a verlo, sería implacable y nunca nadie más se burlaría de Viktor Volkov en su puta cara.

Esa noche se lo prometió a si mismo mientras se iba a dormir.

No pegó ojo en toda la noche.

- - -  

Me encantaría convertir este one en específico en una historia, pero apenas tengo tiempo de desarrollar bien una por ahora y estos oneshoots abiertos. 

(Imaginen k por esto el niño asustao andaba tan violento cuando se vieron) 

Imagines || VolkacioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora