4-. Cuando los sentimientos son pesados.

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Yeosang miró la hora en la pantalla del ordenador mientras comprobaba el correo electrónico. Eran las dos y media de la tarde.
Seonghwa llevaba casi tres horas en su estudio y sólo había salido una vez por una taza de café, como faltaba poco para la hora de comer (y la hora de sacar a su jefe de su ensimismamiento) se dispuso a apagar el ordenador.

Apagado el ordenador, se apoyó en el respaldo del sillón y cruzó las manos por detrás del cuello. Habían pasado dos semanas desde que comenzó el trabajo. Tenía una rutina, más o menos. Cuando llegaba por la mañana revisaba el correo, contestaba los mensajes pendientes y revisaba las cartas de los admiradores: Todos los días, más de 100 cartas electrónicas, mensajes y cartas físicas llegaban para Ghost, algunas eran amplias y otras muy cortas, otras muy ambiguas o muy detalladas. Había mensajes de amor y otros que, en realidad, no eran sino mensajes negativos llenos de odio. Era por eso último que las revisaba, él era el filtro de seguridad.
Pero había mucho más que revisar cartas, como Yeosang descubrió muy pronto: ordenaba la agenda de Seonghwa, aunque no se trataba de organizar citas únicamente, la agenda eran recordatorios de algo por hacer (llamar a alguien, ir a algún lugar, recibir un paquete/enviar un paquete...) todo lo que se le pudiera olvidar al alfa, se anotaba.
Y que algo se le olvidara era muy común.

Al principio a Yeosang le era muy difícil recordar dónde estaba todo, ya que parecía que las cosas cambiaban de lugar continuamente y después descubrió que era Seonghwa quien movía las cosas y al no recordar dónde estaban al principio, las colocaba en un lugar diferente, allí continuaba su trabajo: ordenaba todo lo que estuviera fuera de lugar.
Cuando bromeaban con él diciendo que era un niñero, no estaban totalmente equivocados. Tenía que vigilar que Seonghwa no bebiera más de tres tazas de café o pasara de las cuatro horas encerrado en su habitación, el estudio o simplemente sin hacer nada. Lo primero era relativamente sencillo; le preparaba tés diferentes cada día o alguna comida especial, y Seonghwa parecía satisfecho la mayoría de los días, excepto aquellos días súper malos donde sí o sí necesitaba un poco de cafeína. Lo otro era más difícil, pero no imposible, cuando Seonghwa escuchaba Heavy Metal no debías molestarlo a menos que fuera para ofrecerle algo de comer o usaras de excusa a Charlie (el gato parecía ser su única debilidad); sacarlo del estudio era más fácil, debías pedírselo y él salía luciendo adorable, todo relajado y somnoliento, entonces tomaba un té y se volvía platicador y activo con todos sus deberes. Y cuando simplemente se quedaba quieto, sin hacer nada, debía distraerlo (Yeosang había descubierto que odiaba ver al alfa en ese estado decaído) veían películas, escuchaban música y  jugaban videojuegos.

Durante esas dos primeras semanas su relación se había vuelto cercana, parecían entenderse y estar cómodos juntos. Algo peligroso. Yeosang nunca se había sentido así, deseoso de algo que realmente no debería desear. Pero no podía evitarlo, por más que intentara mantenerse en la línea de amistad, todo lo guiaba a ese alfa.
Además de que su vida se había vuelto menos complicada, su sueldo era tan bueno que no debía preocuparse porque algún matón irrumpiera en su casa por no cubrir la cuota. Pero sabía que nunca estaría totalmente seguro a menos de que saldase la deuda por completo.
Yeosang sacudió la cabeza, alejando las preocupaciones y se dispuso a buscar al gato que, hasta hace un momento, estaba acostado a su lado en el sillón.

—Chist, chist, Charlie —llamó mientras se levantaba. Era un gato escurridizo y aunque le costase admitirlo, encantador.

Pero Charlie no estaba en la sala, ni tampoco en la cocina: donde su plato lleno de comida y su tazón de agua estaban intactos. Era un gato mimado, la mayoría de las veces las puertas de las habitaciones estaban entreabiertas sólo para que él anduviera por allí, botando las cosas de su lugar o durmiéndose en los lugares menos pensados. Justo un día antes Yeosang lo había encontrado dormido en el lavado del baño de invitados. Sin embargo, ésta vez no estaba en el baño. Ni en el cuarto destinado a Yeosang. Y como el estudio estaba cerrado, sólo quedaba un lugar posible: la habitación de Seonghwa. Se detuvo frente a la puerta y la empujó ligeramente, ésta se abrió en absoluto silencio, dejando a la vista una habitación sombría y amplia:  Lo primero que vio fue la enorme cama al centro, cubierta por un edredón rosa pálido y almohadas blancas y esponjosas. Las paredes estaban pintadas de un azul oscuro y los ventanales, que iban del suelo al techo, estaban cubiertos por unas cortinas de encaje de tono azul pálido. En una pared lateral había dos puertas blancas, Yeosang no tardó en suponer a dónde llevaban: el baño y el guardarropas. Pero eso era todo, no había nada más. No vio ni una fotografía ni un peluche ni un libro que indicara que aquella era la habitación de un ser vivo.

What Is Love [Seongsang]Where stories live. Discover now