7-. Corazón inquieto.

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Trabajo, trabajo y más trabajo.
Ese día Yeosang estaba un poco harto del trabajo. Al medio día Jiwon había llegado recitando órdenes y le había informado que debía encargarse del envió de algunas cajas que habían llegado a recepción. Le había dicho: No las abras, sólo arregla el papeleo para enviarlas a las diferentes direcciones que te anotaré.
Él no hizo preguntas, por supuesto, a ella no le gustaban las preguntas, y se limitó a hacer lo que le habían pedido. Pero Jiwon se divirtió haciéndole repetir varias veces el proceso de envío, argumentando que el llenado del formulario estaba incorrecto, lo que hizo a Yeosang bajar a recepción en múltiples ocasiones y llamar al servicio de paquetería más veces de las necesarias. Pero, a pesar de todo, no se quejó. Se había prometido a sí mismo que no iba a ceder ante la presión, y mucho menos si era ejercida por ella.

Así que tres horas y cuarenta minutos después finalmente terminó el trabajo. Para entonces estaba irritado y tenía un horrible dolor de cabeza. Fue a sentarse al sillón, donde Seonghwa estaba sentado leyendo un libro.

—¿Cansado? —le preguntó Seonghwa.

Yeosang gruñó como respuesta. Seonghwa se rió por lo bajo y siguió leyendo. Permanecieron sentados en silencio y sólo respondieron con monosílabos cuando el equipo les informó que saldrían a comer. Pronto estaban solos en el departamento, pero ninguno de los dos se movió ni dijo nada durante un rato.
El omega ladeó la cabeza y se quedó mirando el perfil de Seonghwa: el arco de su nariz, la sombra de sus pestañas, el abultamiento de sus labios... tenía un rostro tan atractivo. Dios, quería lamerlo.

—Vas a perforar mi cara —dijo Seonghwa mientras cambiaba de página.

—No te estoy mirando —replicó Yeosang de inmediato. Estaba muy cansado como para sentirse avergonzado, así que no desvío la mirada.

La comisura de la boca de Seonghwa se curvó, pero no dijo nada más. Cinco minutos después cerró el libro y lo dejó sobre la mesa de centro, luego se levantó.

—Bueno, es hora —dijo, estirándose. Luego le tendió la mano—. Ven.

El omega miró la mano que le ofrecía sin mucho interés y murmuró como respuesta.

—¿Hmm?

—Vamos a preparar algo de comer —aclaró el alfa.

Yeosang negó con la cabeza, no pensaba levantarse de ese sillón nunca, así que se acomodó aún más y cerró los ojos. Lo siguiente que supo fue que Seonghwa lo cargaba en brazos.

—¡Oye! —se quejó, abriendo los ojos.

—No puedo cocinar apropiadamente si no estás allí, conejito.

Seonghwa lo llevó hasta la cocina y lo sentó sobre la encimera de granito, justo a un lado de donde Charlie se encontraba acostado. Yeosang comenzó a acariciarle detrás de las orejas al gato y éste le respondió con un ronroneo.

—Parece que Charlie te ha perdonado antes que a mí —comentó Seonghwa mientras abría el refrigerador.

Desde el día en que lo bañaron, Charlie había estado ignorando a Seonghwa de una manera contundente. Era un gatito rencoroso.

—Debe ser porque yo no olvido darle de comer —respondió Yeosang con una sonrisa.

—Qué gracioso.

Mientras Seonghwa cocinaba, el omega se entretuvo jugando con el gato. Pero después de un rato Charlie se hartó y se bajó de un salto, para luego desaparecer fuera de la cocina. Sin nada que lo distrajera, Yeosang pasó a su actividad favorita: mirar a Seonghwa. Ver al alfa tranquilo y relajado mientras hacía algo que le gustaba le parecía algo sublime, maravilloso.

What Is Love [Seongsang]Where stories live. Discover now