Capítulo XII

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Nota de autora: ¡¡Hola Hola!! Sigo viva 😂😂
Me disculpo por demorarme tanto en actualizar pero es que he estado minada de trabajos y exámenes, razón por la cuál no había podido escribir. 😩😩
¡!AL FIN HE PODIDO HACERLO!! 🤪🥳
Espero lo disfruten tanto como yo escribiéndolo, este capítulo es uno de mis favoritos y ya verán porque.
Besos y abrazos🥰, espero ya no atrasarme con el siguiente capítulo 😜

Leia

Aún no podía digerir lo que me había sucedido hace unas horas en la habitación de Kira. Me sentí avergonzada y sobre todo humillada, ¿cómo podría burlarse de mi de esa manera?. Y luego me habló como si nada hubiera pasado, vió todo de mi y no le importó en lo más mínimo.

Por un segundo temí lo peor, la verdad es que es muy impredecible. Ahora estaba parado como si nada, respirando silenciosamente, como si fuera mi sombra. Levanté la mano y formé un puño, dejé mi mano suspendida en el airé dudosa de lo que haría a continuación.

— Hazlo, ella te necesita.. — susurró detrás de mi oreja, su cálido aliento se sintió como a tragedia y a delicia al mismo tiempo. Me estremecí hasta la médula de solo sentirlo.

— Ya no sé qué creer en éste momento.. — murmuré apoyando la mano sobre la madera. — Ella no me necesita.. — agregué inclinando la cabeza hacia abajo y me fijé en sus enormes pies que estaban justo al lado de los míos y estos últimos precian hacerse más pequeños cada vez.

— Ella no está segura aquí y no volverá hasta saber que las cosas están bien entre ustedes..— insistió calentándome la cabeza con esas locas ideas. De eso era de lo que quería hablarme hace unas horas, sobre Kira y la poca fe que le tenía a Igor. Estaba casi seguro que Igor no era de confianza y que Kira estaba con él solo para darme espacio a mi, así que él logró persuadirme. Le dije que después de esto ya no quería quedarme aquí, no me importaba perderme mi graduación, yo solo quería volver a casa y dejar toda esta pesadilla atrás.

— Tal vez ella solo quiere mantenerse lejos de ti.. — refuté recordando todo lo que él me había dicho.

— Solo golpea la maldita puerta. — espetó y parecía que su paciencia conmigo se estaba yendo por el drenaje. Los pelos de mi nuca se erizaron al oír lo estruendosa que podría resultar su voz si él perdía el control y comenzara a gritarme.

Levanté la vista y la fijé en los números dorados que indicaban que era la habitación de Igor, volví a cerrar mi mano en un puño y nuevamente la dejé suspendida en el aire, dudosa de hacer lo que Custer me estaba pidiendo.

Entonces en un descuido sentí algo frío envolverse alrededor de mi delgada muñeca, sentí la presión y la fuerza con la que se aferraba a ella, resultaban ser señales de frustración. Me quedé helada debido a la intensidad de su agarre y me sentí tan pequeña a su lado, Custer guió mi mano y golpeó la puerta, un hormigueo recorrió mis nudillos que fueron embestidos con urgencia por aquella madera.

El eco de los golpes se oyeron en todo el desolado pasillo del edificio, él me libero y volvió a acomodarse justo detrás de mi, cerquita de mi, podía escuchar su pesada respiración y no me atreví a mirarlo después de lo que hizo —: ¿Sólo eso te costaba hacer? — regañó entre dientes — No tengo tiempo que perder Leilani. — agregó fríamente.

— Entonces, ¿porqué no lo haces tú mismo? — reclamé sintiéndome un poco más valiente y cierta indignación recorrió mis venas ante sus frías palabras, no sabía exactamente qué esperar de él pero si sabía que me gustaba más cuando era amable y atento. Siempre digo que si quieres que algo resulte, hazlo con tus propias manos. Toda su actitud se había vuelto árida e insoportable desde que estamos parados aquí.

PELIGROSA AMISTAD © Where stories live. Discover now