008.

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Dos meses después.

Jungkook hizo una mueca al probar el almuerzo, era arroz y frijoles pero ese día tenía un sabor extraño.

—Esto sabe asqueroso —protestó, alejando la bandeja.

—Concuerdo, de seguro tiene algún químico y nos quieren envenenar para matarnos a todos... —dijo Hoseok, arrugando la nariz.

Yoongi bufó.

—Mejor, así me muero de una vez por todas.

—Yo igual —agregó Taehyung— Aunque lástima que mi última comida sea esto.

Namjoon dejó de comer, soltando un frustrado suspiro.

—Bueno, ¿todos amanecieron suicidas hoy o qué?

—Siempre somos suicidas, Nam —habló Seokjin, encogiéndose de hombros— Yo digo que la comida está mala y nos la dieron apropósito.

—O simplemente está quemada, joder—soltó Jimin, viéndose obstinado— ¿Qué no sienten el sabor? Es a quemado, bola de imbéciles.

Inmediatamente se levantó con su plato vacío y se fue a tirarlo a la basura para después salir del comedor echando humos.

—Al parecer el rosita se levantó de mal humor... —murmuró Yoongi y después se giró hacia Jungkook— ¿Qué le hiciste, pijo?

—Yo no le hice nada, ¿qué te pasa? —respondió inmediatamente a la defensiva— Jimin siempre es así. ¿Por qué tendría que ser mi culpa?

—No lo sé, porque es tu compañero.

—Eso no tiene sentido.

—Bueno, el nivel de mal genio de Jimin subió un gran porcentaje desde que llegaste. Así que claramente es tu culpa.

Jungkook bufó, negando con la cabeza y viendo nuevamente su comida. Habían pasado dos meses desde que entró a esa prisión de mierda, la verdad es que no había pasado muchas cosas interesantes. Claramente cada día era de película, peleas, sangre y gritos nunca faltaban entre presos. Por suerte se había acostumbrado a eso, al igual que a la fastidiosa presidencia de Jimin. Todo seguía igual. Pero ya se había acostumbrado al carácter del pelirosa, al igual que siempre verlo metido en peleas y extraños amoríos con demás presos. Escucharlo cada cierto tiempo salir en la madrugada de su celda, encontrarlo inconsistemente follando con alguien y así. Casi nunca se hablaban. Sólo ignoraban completamente la presencia del otro en esa celda para no hacer las cosas más incómodas y tensas.

Ahora que era parte de la pandilla, almorzaba con ellos y demás. Poco a poco iba conociendo la personalidad de cada uno, llevándose mejor algunos que con otros y aprendiendo a sobrevivir mediante los consejos que les daban. Literalmente el tiempo pasaba rápido pero a la vez muy lento, convirtiéndolo en una gran tortura. Aún muchas cosas seguían siendo nuevas y sorprendentes para él, había mucho que aún no conocía ni experimentaba.

Tampoco era muy social, al principio no quería establecer conversación con sus compañeros pero al final se vió obligado a hacerlo cuando comenzó a sentirse extremadamente solo y con la necesidad de hablar con alguien.

Muchos presos habían intentado atacarle o amenazarle pero siempre llegaban a salvarle alguien del grupo. También comenzó a practicar boxeo en el gimnasio de la prisión, practicaba todos los días después de los talleres y su intención era mejorar sus habilidades para aprender a defenderse mejor.

—No creo que sea su culpa —mencionó Seokjin a la conversación— Aún recuerdo cuando era una ternurita...

Jungkook frunció el ceño.

Presos Deseos ✗ kookmin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora