Historias De Un Corazón Fallido

No sé cómo llamarle a esto

Fue hace unos años. Soy joven, pero lo era aún más; era un día caluroso, algunos salones en la escuela eran una tortura y mis labios, secos y a punto de tener pequeños cortes por lo mismo, suplicaban un poco de agua.

Nunca he sido una persona con muchos amigos, y en ese momento sólo había una persona que realmente me hablaba; me gusta pensar que fue la primera vez que amé, la primera vez que me enamoré, y después la primera vez que sufrí.

Siempre he tenido mucha pena en todo hasta el punto en el que parece que me sello herméticamente, así que me siento como Shrek: una cebolla. Y esa persona, a la que llamaré AS, ya había penetrado hasta la parte más pequeña de mí, me conocía y me hacía sentir especial.

Ese día se acercó a mí y me dió su botella de agua, fue un gesto al cual no le tomó importancia, pero para mí fue muy distinto; de alguna manera, AS se estaba preocupando por mí y eso me removía todo. Fue ahí cuando me di cuenta que era amor lo que sentía por AS y no otra cosa, pero haciendo honor a mi nombre, llegó mi corazón fallido. Y es que, aunque AS me demostraba sentir lo mismo o algo muy parecido, había momentos en que eso no era así; comenzó dejando de compartir la hora del almuerzo conmigo, ya ni siquiera quería hacer la tarea conmigo, luego hubieron unos días en que volvió e incluso AS me demostraba mucho cariño, hasta que al llegar un día a la escuela lo ví besándose con otra persona. Era inocente, tal vez, pero me imaginaba a AS compartiendo su primer beso junto al mío, conmigo, y verlo así causó una falla que casi deriva en un ataque de asma.

Pensé que se acercaría, que me diría algo, AS sabía que yo había visto eso y de cualquier modo, no le importó. Terminó nuestra amistad, no porque lo haya visto besándose con una persona, sino porque unos días antes le había dado una carta en la que habría mi corazón y le decía lo que sentía, y nunca me dijo nada; ¡Adelante! Pueden decirlo, la estupidez es una de mis características, nadie lo niega.