La apuesta © ➼ Editando.

El poeta de salón

No tenía ánimos de nada. Me deje caer en el asiento y recargue mi cabeza en el escritorio de este volviendo a sacar lágrimas por mis ojo. La clase aun no comienza cuando siento algo golpear mi cabeza y termina por caer en el escritorio del mesa banco. Es una nota. Me incorporo mientras la abro y la leo.

¿Para qué llorar, si hasta las lágrimas se evaporan sobre el olvido? —Jaime Sabines.

Fijo mi mirada enfrente. La clase aun no inicia y no veo a nadie en el salón. Limpio un poco mi rostro luego veo hacia atrás. Solo hay dos personas. Una de ellas es Gaby quien está escribiendo en su laptop y no parece prestar atención a mí ni un poco. Después está Alexander quien me mira con una de sus cejas alzadas y sonríe. Tiene una pluma azul en las manos y un cuaderno en su pupitre. El recado golpeador está escrito con pluma azul y en un pedazo de hoja de cuaderno. No me cabe duda. Por supuesto que él lo ha escrito. Pero ¿Por qué?

Todos comienzan a llegar junto al maestro. Fijo mi vista al frente de nuevo. El extraño suceso se apodera de mi concentración. Alexander realmente sabe de literatura, porque le gusta, pero es muy popular, orgulloso y egocéntrico para admitirlo. ¿Pero por qué lo admite conmigo?

Vuelvo a leer la nota y no puedo evitar sonreír, me giro para verlo pero ahora su atención está por completo en el señor Kindle, el maestro de literatura.

—...y entonces Señorita Summers

El maestro Kindle me saca de mi trance.

—Oh eh... ¿Si?

—Dígame que piensa.

— ¿Sobre qué?

La mayoría comienzan a reír.

—Parece que a usted le afecta mucho el tema del cual estamos hablando tanto que quiere ignorarlo para no decir nada.

— ¿De qué tema hablan? —pregunto sin vergüenza y todos ríen de nuevo.

—El amor ¿Qué piensa usted del amor señorita Summers?

Me quedo callada por un largo tiempo hasta que digo;

—El amor no se piensa, se siente señor Kindle.

Él sonríe, como lo hace cada vez que algo le encanta, se para y va al pizarrón y escribe lo que acabo de decir.

—Excelente Summers.

Suspiro, de alguna manera acabo de salir de un castigo seguro por no poner atención.

—Señorita Fey —le dice a la chica detrás de mí—. ¿Que es para usted el amor?

—Pues... ¿La fuerza que mueve al mundo?

—Esa es la gravedad —digo por lo bajo.

—Bueno em a ver señor Payne ¿Que dice usted? Cambiemos un poco ¿Qué es amar?

Por alguna razón todos se giran a verlo y entonces también yo lo hago. Él esta agachado viendo hacia su cuaderno y solo levanta la vista pero sin mirar a nadie en específico cuando habla.

—Realmente no lo sé, pero puedo suponer que amar es dar un salto a donde no sabes que hay en el fondo.

—Profundo... pero ¿Qué pasa si sabes que hay en el fondo?

—Entonces no es amar, con el amor nunca se sabe, puedes entregar todo y no recibir nada.

—O puede ser perfecto.

—No, tampoco sería amor.

Todos en la clase estamos bastante entretenidos que ni siquiera hacemos caso al timbre de salida.