𝒅 𝒊 𝒆 𝒄 𝒊 𝒔 𝒊 𝒆 𝒕 𝒆

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un poco +18, supongo

Valentín.

—Valen, ¿podés bajar a ayudarme?

Daniel y yo nos separamos rápido con las respiraciones agitadas cuando escuchamos el grito de mi mamá.

—Me dijiste que no venía tu mamá. —Daniel se acomodó la remera controlando su respiración.

—Porque se supone que no venía. —Me levanté de encima suyo acomodandome la ropa y peinandome con los dedos. —Ahora vengo, bancame.

Salí de mi habitación y me arreglé un poco el pantalón disimulando la pequeña carpa que se me había formado gracias a los besos de Daniel, controlé mi respiración todo lo que pude antes de bajar las escaleras.

—Hijo, te pido ayuda ahora y caes el año que viene, dale, que me pesan las bolsas. —Mi mamá estiraba las bolsas hacia mí así que me acerqué y las agarré llevándolas a la cocina.

—Má, ¿no era que no venías hasta más tarde?

—Sí, pero salí temprano para que almorcemos juntos. ¿No querés?

—Sí, pasa que estoy... acompañado. —Dije rascándome la nuca.

Mi mamá abrió grande los ojos y se tapó la boca. —¿Estás con Manuel arriba? La puta madre, perdón hijo, no los quería interrumpir, si querés me voy.

—No estoy con Manuel, mamá. —Tuve que sostener el puente de mi nariz con mis dedos del estrés que me causa esta mujer y su obsesión por tener a Manuel de yerno aunque ya le haya contado que salgo con Daniel.

—¿Entonces?

—Estoy arriba con Daniel.

—Ah! Daniel, es verdad. —¿Cómo es que se olvida lo que le contas tan rápido esta mujer? —¿Va a comer con nosotros?

—Sí, iba a comer conmigo pero... Bueno, llegaste vos. —O me iba a comer a mí, pensé.

—Vamos a poder comer todos juntos entonces. —Dijo acomodando la fruta en su respectivo frutero sobre la mesa.

—Ahora bajamos a cocinar nosotros, má, vos andá a bañarte y ponerte linda y eso, dale, dale, dale. —Dije empujándola fuera de la cocina, me apoyé sobre la mesa suspirando fuerte, no estaba en mis planes todavía que Daniel conozca a mí mamá, pero soy yo y las cosas nunca me salen como quiero así que no me sorprende.

Subí las escaleras y me metí a mi habitación, encontrándome a Daniel sentado en la cama con el celular y mirándome con una ceja levantada.

—¿Y qué onda? ¿Se fue?

—Se queda a comer.

—Bueno, me voy entonces. —Dijo levantándose de la cama.

—¿No te querés quedar?

—¿Querés que me quede? —Obvio que quiero que te quedes.

—Sí boludo, quiero que se conozcan, igual si no querés está bien, no pasa ninguna. —Que quiera, que quiera, que quiera, pensé cruzando los dedos mentalmente.

—Sí, no tengo problema.

—Bueno, ella se fue a bañar y nosotros vamos a tener que cocinar, y conociéndola va a estar encima tuyo todo el día así que… —Dije acercándome lentamente y agarrándole la cintura, bueno, un poco más abajo de la cintura.

—¿Así que qué? —Dijo colgándose de mi cuello haciendo que mis manos bajen un poco más, ya apoyadas en su culo.

Agaché la cabeza lo suficiente para que nuestras narices choquen, antes de meter mi lengua en su boca y pegarlo a la puerta, sus labios se movían sobre los míos mientras su mano en mi nuca me pegaba más a él, si era posible.

trust ; wosaniWhere stories live. Discover now