𝒗 𝒆 𝒊 𝒏 𝒕 𝒆

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+18, ya fue

Valentín.

—Valen, mañana voy a salir, ¿sabés? —Mamá retocaba su rímel tomando de vez en cuando un sorbo de su café negro.

—¿Con Damián? —Pregunté mordiendo mi tostada, con la vista enfocada en el celular.

—Sí, nos vamos todo el finde a una cabaña que tiene él no sé dónde, vuelvo el lunes temprano.

—Bueno, manteneme informado. —Mi dedo subía por el táctil del aparato, concentrado en lo que estaba buscando.

—Con quién hablas tanto en ese telefonito?

—Estoy averiguando unos precios.

—¿Precios de qué? No me explotes la tarjeta eh.

—Le voy a hacer un regalo a Dani. —Mamá se quedó callada unos segundos antes de volver a hablar.

—Te gusta.

—¿Qué?

—Que te gusta, Dani digo.

—Y obvio que me gusta, ma. —Sentí el calor consumiendo mis cachetes, decirlo en voz alta era diferente a decírmelo a mí mismo cada vez que me voy a dormir.

—No, pero te gusta en serio, te brillan los ojitos, tenés un brillo especial. —Mis cachetes se colorearon de nuevo y volví mi vista al celular.

—¿Vas a buscar a Dani o querés que te lleve yo? —Dijo mirándose en el espejo por última vez antes de guardarlo en su cartera.

—Lo voy a buscar, má.

—Bueno mi amor, yo ya me voy, cuídate, te amo. —Mamá besó mi cabeza antes de abrir la puerta principal e irse.

Me estiré sobre la silla bufando, los jueves eran una cagada, igual que los martes, no sabés si está empezando o terminando la semana.

Lavé los platos que usé y agarré mi mochila junto con mis llaves, el invierno estaba en su máximo potencial cuando abrí la puerta y un escalofrío me recorrió el cuerpo.

Emprendí mi caminata diaria a la casa de Dani, hoy iba a llegar con la hora justa pero algunas veces llego más temprano, él me hace pasar y me quedo un rato hablando con Lili.

—Hola, amor. —Me saludó apenas cerró la puerta, sonreí por el apodo; a veces se le escapa algo así, aunque la mayoría de las veces solamente es un "val" o "feo" y realmente no me molesta.

Caminamos hasta el colegio hablando de algo que le pasó al hijo de Norma, con Dani nos vemos todos los días y de todas formas siempre tenemos algo de qué hablar, no sé como hacemos.

La primer clase pasó lenta, odio matemáticas y Daniel prestando atención me aburría todavía más.

Mi cabeza se apoyó sobre mi mano y me dediqué a admirar su perfil derecho, los lunarcitos chiquitos como constelaciones adornaban su piel trigueña, el arito con la cruz colgaba de su oreja y brillaba de vez en cuando, la curva de su nariz era perfecta y a veces no puedo creer que exista alguien así de hermoso.

—Prestá atención. —Me susurró Dani despues de un rato.

—Tu cara me desconcentra. —Una media sonrisa cruzó su cara y mi mano izquierda fue a parar con sutileza a su muslo, acariciando lentamente haciendo que Dani se remueva incómodo en su silla, dejé un apretón justo cuando el timbre sonó.

No sé muy bien cómo, pero logramos llegar al baño sin que nos vean y sin besarnos.

Estampé a Daniel contra la puerta apenas nos encerramos en un cubículo, nuestras respiraciones agitadas no nos permitían besarnos como se debe, sus jadeos suaves eran cortados por mi boca presionando contra la suya.

trust ; wosaniWhere stories live. Discover now