𝒗 𝒆 𝒊 𝒏 𝒕 𝒊 𝒅 𝒐 𝒔

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Valentín y Daniel caminaban de la mano por los pasillos del colegio, el ojiazul mantenía la mirada en alto y los hombros bien abiertos mientras el otro caminaba con la cabeza gacha y la mirada en la próxima baldosa que iba a pisar…

O al menos así era hace dos meses, cuando Valentín se sentía ganador de la varonil apuesta que había hecho con sus amigos, y Daniel se sentía observado por todos, deseando nunca haber asentido cuando Oliva preguntó si le podía agarrar la mano en público.

Pero hoy la historia era otra; Valentín era quien caminaba encorvado y mirando al piso, mientras Dani acariciaba el dorso de su mano con su pulgar izquierdo, saludando sonriente a algunas personas que había conocido en el último tiempo gracias a Mateo.

Valentín sentía que el aula se alejaba cada vez más, los pasos se multiplicaban y si dabas uno se sumaban diez, ansiaba una noticia que haga que la carpeta roja en sus manos no sea entregada, algo que haga que esa hora límite no llegue, incluso le pedía al universo que Mauro y Alejo no lleguen ese día al colegio.

El ojiazul cerró fuerte los ojos cuando llegaron a la puerta de su aula, viendo como sus compañeros entraban y salían riendo despreocupados pensaba en como hace unos pocos meses él era uno de ellos, alguien sin preocupaciones ni problemas, y en como ahora deseaba que la tierra lo trague.

—Valen… —La voz suave de Dani lo sacó de sus pensamientos.

—¿Mhm?

—¿Estás bien? Estás muy callado.

—Estoy bien amor, no pasa nada.

—¿Seguro? ¿No… No me tenés que decir nada?

Valentín dudó pero negó rápido con la cabeza, apoyándose en la pared y tirando a Dani con él, quien lo abrazó escondiéndose en su cuello.

—¿Y si nos dice que está mal?

—¿El trabajo? —Dani asintió. —Va a estar bien, atraé cositas lindas.

—Vos sos la cosita más linda que atraigo. —Susurró el rubio seguido de una risa nerviosa.

—Apa, estuviste bien ahí, te ablandé.

—Bue, no soy un chocolate que me ablandas como a vos te guste. —El ceño fruncido con el que Daniel lo miró lo hizo reír despacio y chocar su nariz con la del otro.

—Si fueses un chocolate serías un cadbury de frutilla, porque es el más rico.

—No te lo vas a coger. —Dijo Daniel y Valentín rió acomodándose mejor sobre la pared, entrelazando sus manos con las contrarias.

—¿La pasaste bien anoche? —Preguntó acomodando un mechón de flequillo en la frente de Dani.

—¿Necesitas que te suba el ego? —El rubio levantó la ceja derecha haciendo bufar al ojiazul.

—Tarado, en serio, te pregunto si estuviste cómodo.

—Siempre estoy cómodo con vos. —Dani volvió al cuello contrario, dejando un besito suave ahí y apretando fuerte el agarre en la cintura.

Valentín correspondió el abrazo hundiendo la nariz en el pelo de Daniel, su cabeza repetía un constante "te amo, por favor no te vayas" que de su boca no salía.

Cuando el timbre resonó en todo el edificio y el profesor entró al aula Valentin supo que ya no había nada que hacer, iban a entregar el trabajo e iba a tener que decir la verdad, esta mentira había tenido patas demasiado largas ya.

El profesor llamó pareja por pareja, mirando el trabajo escrito mientras los alumnos frente a él se defendían oralmente, Daniel mordía su labio inferior y su pierna derecha temblaba, Valentín reposó su mano sobre la rodilla temblorosa intentando calmarle los nervios, cosa que funcionó.

trust ; wosaniWhere stories live. Discover now