How she met him

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Violet estaba en otro día más de colegio. En estos momentos se encontraba sentada junto a su mejor amiga Chloe hablando como en cualquier receso.

- Ese chico tiene algo, no lo sé, llamó mi atención. - Dijo a su amiga. - Espero que venga a esta escuela.

- Siendo tu vecino hay muchas probabilidades. Aunque, lo difícil es que esté en alguna de nuestras clases.

Ellas hablaban de un chico de quien aún desconocían su nombre y era el nuevo vecino de la chica.

- Lo sé. - Dijo pensativa. - Es perfecto, bueno por lo menos físicamente. - No pudo evitar reír. - Creo que ya encontré algo en qué desperdiciar ni tiempo libre.

- Estás loca. - Dijo entre risas la castaña.

- Lo sé, pero recuerda que... - No pudo terminar porque su amiga completó la frase.

- Siempre sabes cómo ocultarlo. - Al terminar de hablar le guiñó un ojo divertida.

- Créeme que esta no va a ser la excepción.

...

- Cálculo es extremadamente aburrido. - Exclamó la castaña mientras caminaban por los pasillos.

- Lo sé, aún más después del receso. - Respondió con frustración.

- Ni siquiera hay chicos lindos para distraerse. - Antes de que pudiera responder ella interrumpió. - No me vengas con "dibis pristir itinción in clisi" porque ya sabes que tu disfraz de niña buena no va conmigo.

- No es un disfraz, es una parte de mí. - Dijo riendo junto a la castaña mientras dejaban sus casilleros para, finalmente, ir a su salón.

...

Al entrar a su clase, lo primero de lo que Violet se dio cuenta fue de la presencia de su nuevo vecino.

Este se encontraba sentado en uno e los asientos del medio del salón, no hablaba con nadie pero se lo veía bastante tranquilo y calmado.

Lo atrayente del chico es que era una mezcla: parecía un "fuckboy", el chico por el que todas morirían en un par de días, pero a su vez tenía un aspecto de chico bueno. Esta combinación había llamado la atención de su vecina desde el primer momento.

El castaño también había notado su presencia, ella era bonita, aunque su estilo daba mucho más de qué hablar. No lograba definirla a simple vista, su estilo era el de toda chica buena pero la impresión que causaba era totalmente contraria.

La chica era difícil, eso decían los chicos del colegio. Nunca decía que sí, era una de las chicas imposibles, no en un mal sentido. Muchos chicos deseaban estar con ella pero ella prefería simplemente disfrutar de la situación.

La rubia se sentó al frente, llamando aún más la atención del castaño. Cosa que no pasó desapercibida por la chica.

Ella sonrió victoriosa frente a ello, junto con su amiga soltó una pequeña y atrevida risa.

La clase transcurrió normalmente, lo único diferente era la atención de su vecino. Ella aprovechó a su favor dicha atención y participó en la clase como si no se diera cuenta de ello pero, a la vez, el cuidado que le prestaba el chico aumentaba.

- ¿Cuál es su nombre? - Preguntó el viejo profesor de cálculo.

- Johnny, Johnny Orlando. - Dijo en respuesta.

- Johnny. - Se quedó pensando la rubia.

- Espero que siga al pie de la letra mis reglas de clase.

- Por supuesto. - Dijo con seriedad.

Johnny no lograba concentrarse del todo porque la intrigante chica había captado su atención. Había algo en ella, algo que era magnético.

...

La chica salió con una sonrisa de aquella clase, algo le decía que cálculo iba a ser una de sus materias favoritas.

- Conozco esa sonrisa. - Dijo Chloe divertida.

- Al menos ya sé su nombre. - Dijo de la misma forma.

- Nunca cambias. - Ambas rieron.

- No veo razón de hacerlo. - Continuaron caminando hacia su próxima clase.

Chloe hacia referencia a qué cuando un chico captaba la atención de Violet, ella se encargaba de saber todo de él, se convertía en una obsesión, extraña pero secreta. La rubia siempre se encargaría de que nadie, a excepción de Chloe, se enterase de su nueva adicción: Johnny Orlando.

...

Para la siguiente clase, Violet estaba sola. Chloe tiene clase de deportes mientras que ella tiene literatura.

Al entrar , solo había tres personas y decidió sentarse sola en uno de los puestos del medio.

Los asientos de ese salón eran dobles y, para su mala suerte no conocía a nadie de esa clase.

Se encontraba distraída leyendo un libro, ese era uno de sus mayores pasatiempos, ahora se encontraba leyendo "Orgullo y prejuicio" uno de sus clásicos favoritos. Por ello, se sorprendió al sentir que alguien se sentaba a su lado.

Algo corto, pero es una extensión del prólogo. Los próximos tendrán más desarrollo de la historia.

Por cierto, he actualizado el prólogo si quieren pueden ir y ver los cambios.

Espero que les vaya gustando.

XOXO

The girl behind the phone.

My Addiction - Johnny OrlandoWhere stories live. Discover now