Begging her for mercy

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- Hola. - Respondió Violet con una sonrisa extremadamente falsa. - ¡Mr. Walker!. - Ahora la expresión de la rubia era totalmente diferente, tenía una sonrisa sincera y un brillo en sus ojos.

- Violet, - abrazó a la chica con la misma felicidad que ella tenía. - ¡Cuánto has crecido!. - Se separaron. - Es increíble que casa vez estás más hermosa.

- Gracias, ha pasado mucho tiempo. - Dijo la rubia mientras volvía al lado del canadiense.

Eduard Walker era consciente de lo que su hijo, Harry, le había hecho a Violet. Nunca le había dicho nada a su hijo pues estaba esperando a ese día para darle una lección, una que nunca olvidaría.

Para él, Violet era la hija que nunca tuvo, le tenía un efecto inimaginable, por muy fuerte que suene, Frank encontraba en la rubia lo que esperó encontrar en su único primogénito.

Por eso, cuando se enteró de la humillación que sufrió por parte de su hijo no pudo evitar sentirse decepcionado y furioso. Ese día se dio cuenta que Harry nunca llegaría a ser como Violet, se dio cuenta quién realmente merecía ser parte de su familia.

Los padres de Violet sabían lo que él Señor Walker planeaba hacer y estaban totalmente de acuerdo. Ningún castigo sería más adecuado para la humillación que había sufrido y lo mucho que había cambiado por ello.

Harry sabía que era una cena importantes sabía que su padre tenía que hablar con la chica para algún negocio contrato importante. Pero estaba lejos de imaginarse lo que le esperaba esa noche. El chico, aunque no lo admitiera, se arrepentía de haber dejado a Violet, ella era perfecta, en todo sentido y ahora se veía mejor que nunca.

- Él es Johnny, - presentó Violet al castaño. No quería mentir, pero Harry estaba ahí. - mi novio.

- ¿Novio? - Era como presentarlo a sus padre, para la neoyorquina él era muy importante. - Bienvenido a la familia, Johnny. - Dijo finalmente.

- Es un placer conocerlo, Johnny Orlando. - Se presentó nervioso el canadiense.

- Lo mismo digo soy Frank Walker. - ¿Cómo no conocerlo? Él era un famoso magnate dueño de varias compañías de belleza y de esa industria. Era por eso que los padre de Violet lo habían conocido. - ¿Orlando? - Preguntó extrañado.

- Sí. - Respondió Johnny con una sonrisa.

- ¿Eres canadiense?, lo digo por tu acento. - Iniciaron a caminar al lugar.

- Sí, vivía en Toronto.

- Tu nombre me suena. - Frank trataba de recordar dónde había escuchado aquel apellido. - Dale Orlando. - Dijo de la nada al recordar finalmente. - Dale Orlando, el famoso abogado.

- Es mi papá. - Dijo nervioso el castaño.

- Con razón te me hacías conocido. - Soltó una risa. No podía estar más feliz por Violet, nunca pensó decir esto pero él era digno de una chica tan especial como ella.

...

Ya se estaban cenando, era incómodo por la forma en la que Harry miraba a Violet. No era fácil descubrir lo que su mirada quería transmitir, pero no dejaba de verla.

Para suerte de la neoyorquina, Frank fue muy amable con Johnny y habían estado hablando un buen rato. No pudo evitar sonreír frente a ello.

- ¿Segura que ya me superaste? - Preguntó susurrando retador el neoyorquino.

- ¿Seguro que tú ya lo hiciste? No entiendo a qué viene tu pregunta, estoy saliendo con alguien - señaló con un leve movimiento a Johnny - y créeme, es mucho mejor que tú. - Dijo de la misma forma.- Deberías dejar de mirarme para no ser tan obvio.

My Addiction - Johnny OrlandoWhere stories live. Discover now