Mean Phiravich solo quiere vengarse del Plan adolescente que rompió su corazón en el pasado y siendo una de las personas más ricas de Tailandia usaría un poco de su poder y dinero para devolverle a aquel chico todo el sufrimiento que le causó.
Plan...
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No había nada que Mean Phiravich no pudiera obtener con sus millones depositados en cuentas bancarias, joyas, autos, edificios enteros e incluso personas. Pero la dicha de besar los dulces labios de su chico era la única acción que verdaderamente le llenaba de felicidad.
No perdió el tiempo envolviendo al menor entre sus brazos miéntras sus labios eran idolatrados como debía ser. Dos semanas habían sido eternas, había estado a tan solo unos pasos de la locura, porque la única verdad era que sin importar lo mucho que se repetía que dejar ir a Plan era por su bien, un dolor en el pecho le hacía querer salir corriendo atrás del chef.
Sintió como sus labios también eran tomados con anhelo, posesividad y pasión, dejándose hacer por él pequeño en su regazo, no podía negarle nada, no a el.
Plan se separó, solo unos segundos para acomodarse mejor sobre el abogado, subiendo las piernas sobre sus muslos para dejarlas al rededor del torso ajeno, después se miraron sólo unos segundos antes de volver a juntar sus alientos. Sus blancas manos no pararon hasta abrazar del cuello a su marido, Mean también correspondió apresando los negros mechones con sólo un poco de rudeza, profundizando el beso.
Ambos estaban sedientos, y ahora que se tomaban, tenían más sed que antes.
El sabor del whisky se había mezclado en ambas bocas, hipnotizando al recién llegado en un extasis que no había conocido, haciéndolo sentir más seguro de continuar con ello, dejando todo rastro de vergüenza atrás.
Esa era la magia que poseía el abogado sobre él.
---Te extrañe---Susurró apenas Mean dejó su boca, continuando con los besos por su mandíbula hasta llegar a su oreja donde mordió suavemente el lóbulo blanco y delicado.
---No sabes cuanto ansiaba besarte, tenerte entre mis manos---Respondió el mayor en su oído, haciendo que el chico sintiera una corriente eléctrica atravesar todo su cuerpo ante el aliento cálido. Un casto beso fue dejado en la unión de su cuello y hombro, seguido de muchos más.
---Por favor...---Susurró Plan cuando su cuello fue succionado con deseo.---Tómame...
Mean sujetó sus piernas, comenzando un beso nuevo en donde ambas bocas reclamaban todo el tiempo perdido. No se detuvieron, no pidieron más explicaciones y se concentraron en lo único que importaba.
Estaban juntos.
Plan sintió como era levantado con estabilidad, no se preocupó por sostenerse el mismo, sabía de sobra que Mean jamás le dejaría caer mientras le llevaba a la habitación que compartían.
---Te adoro, ¿lo sabes?---Preguntó el castaño en un suspiro una vez le dejó sobre la cama y él se posicionó arriba sosteniéndose con ayuda de sus antebrazos.
